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La candombera |
María Julia Muñoz, ministra, aseguró que tras el conflicto en la Educación no se siente "una dama de hierro", sino "una candombera", gusto por las lonjas que comparte con el Presidente de la República.
Su falta de tino, destacada vivamente en los medios de comunicación, alarma a la ciudadanía, en un momento de particular inquietud en el entramado de los sindicatos docentes y sanitarios que han incendiado la república.
Si bien comentamos, dentro de la postura editorial rescatamos las fases informativas de un conflicto que trasciende al gobierno y que aglomera a todo el sistema político uruguayo.
Desde tiempo inmemorial, desde la cátedra de Juana Manso, Enriqueta Compte y Riqué, Varela y Sarmiento, -“popes y papas” de la Educación en el Río de la Plata-, los salarios docentes han estado secularmente sumergidos.
Ni siquiera en tiempos de bonanza, -como sí los hubo en el gobierno cachafaz de José Mujica- se tuvo en cuenta al Maestro, al Profesor, condenado desde el principio de la historia a vivir en condiciones indignas por donde se le mire.
Preocupada por la alimentación de los niños, la ministra autotitulada candombera perdió puntos de referencia. Ahondó el conflicto con el cuerpo docente y administrativo de todos los organismos de enseñanza, se metió con el Presidente Vázquez en el berenjenal de la esencialidad, y tuvo que recular en chancletas cuando la temperatura de los sindicatos subió a niveles desconocidos en el país.
Alejada de la realidad nacional, aseguró que se entregó al Parlamento "un muy buen presupuesto para la Educación", en rigor una porquería que no contempla el bolsillo del maestro; que lo condena a vivir en la precariedad, y que omite referencias concretas a la construcción de las decenas de escuelas y liceos que reclama la hora.
Feliz, bailó la jota en la Biblioteca Nacional, video que se viralizó en las redes; se pasó de la raya, fue abucheada por docentes y funcionarios, originó un entredicho con el Ministro del Interior, y le pidió la renuncia un senador de la república.
En tanto, toda la enseñanza se limpió la nariz con el pañuelo desflecado de la candombera; la amenaza de renovados paros docentes y estudiantiles con ocupación de establecimientos se cierne sobre todo el país, con salarios vergonzantes indignos hasta en la América profunda y precolombina.
Triunfal, se alegra porque “se están haciendo las cosas bien”, y pide paciencia “para que todos entiendan que la mejor defensa de la enseñanza es dando clases y con los comedores abiertos”.
Ministra Muñoz, Señora del Candombe; felices pues, a ritmo de candombe y tango, con Los Auténticos Decadentes y con Alberto Castillo: “Siga el baile, Siga el baile…”
Ricardo Garzón |
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