Edición Nro. 2235 - Punta del Este / Uruguay
enfoques 5 de noviembre de 2021
 
 
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PLUMAS ILUSTRADAS f
Carlos Asecas
Debemos terminar con
el pánico sanitario

Desde hace largo tiempo venimos soportando una pandemia que nunca quedó claro como se generó. A pesar que la OMS envió científicos  al lugar donde ésta se originó, el gobierno chino no brindó colaboración para su estudio. No convence la tesis que esto fue consecuencia de los animales que consumen en su alimentación. Nunca conoceremos la causa pues posiblemente haya motivos geopolíticos o intereses económicos de personas que piensan que el fin justifica los medios. Tengamos en cuenta que hay conocidos personajes que figuran en la revista Forbes que tienen importantes inversiones en los laboratorios que elaboran las vacunas. Fenomenal negocio considerando que la vacunación se repetirá en forma anual. Quizás se inspiraron en la novela de Dan Brown: El Origen. Algunos seres humanos no tienen límites para ganar dinero y no importan los daños colaterales.
Afortunadamente nuestro gobierno en forma inteligente pudo manejar el control de la pandemia y a pesar de las muertes que ésta ocasionó y que algunos canallas le querían achacar al gobierno, hoy tenemos un control muy bueno. Muchos de esos canalllas eran los que pedían una cuarentena total sin pensar en las consecuencias económicas. Sus amigos cruzando el río tomaron esa decisión y pudimos ver que fue un total desastre.  Sin duda que la excelente vacunación que el MSP planificó fue determinante para ello. Incluso hoy tenemos niveles de población vacunada, mejores que muchos países desarrollados que cuentan con un respaldo económico tremendo, pero faltos de logística.
A pesar que los resultandos son contundentes, aún tenemos un porcentaje de la población que es renuente a la vacuna y estos son los causantes que se sigan generando casos. Uno se pregunta: acaso estas personas no están vacunadas contra el sarampión, la gripe y el tétanos. Seguramente lo están, entonces no se entiende el motivo. Me pregunto si la actitud sería la misma si el gobierno fuera de otro color. Debemos acostumbrarnos a que este virus seguirá conviviendo con nosotros, así como lo hacemos con otros que mantenemos bajo control, vacunación mediante. Todas las vacunas que recibimos nos protegen en un cierto porcentaje, pero no garantizan una inmunidad total.  Les recomiendo ver una entrevista muy interesante, que el programa En Perspectiva le hizo al Dr. Henry Albornoz, profesor adjunto de la Cátedra de Enfermedades Infecciosas. En resumen dijo que el covid se va a convertir en un virus respiratorio más, similar al de la gripe. Con las cifras que hoy se manejan del covid es hora que tomemos conciencia de esto y disfrutemos de una vida normal. Resulta ya reiterativo ver en los informativos como principal información los datos diarios del covid. Les recomiendo a la prensa que también informen que diariamente en Uruguay mueren entre noventa y cien personas y que de ese total el 28% es producido por enfermedades cardiovasculares, el 26% por cánceres, el 8% por enfermedades respiratorias (influenza, covid) y el resto por otros motivos. Según el Dr. Julio Pontet, presidente de la Sociedad Uruguaya de Medicina Intensiva, el 82% de los internados en CTI, son pacientes no vacunados. El 18% restante posiblemente tengan problemas de comorbilidades como ser: pulmonares crónicos, neurológicos, renales crónicos, hepatitis crónicas, cardiopatías, hipertensión, autoinmunes, cáncer, vih. Lamentablemente hay muchas personas que son hipocondríacas o fácilmente influenciables  y estos titulares lo único que logran es generar problemas sicológicos que son muy difíciles de revertir. Tomemos conciencia que tendremos que acostumbrarnos a convivir con esto y si alguien piensa que esto va a desaparecer, es porque cree en Papa Noel.
Debemos volver a la normalidad pre pandemia pues nuestras costumbres, amigos, trabajo, esparcimiento también forma parte de la vida y contribuyen también a una mejor salud mental, tan importante como la salud física. Demos gracias a nuestros excelentes científicos, personal de la salud y autoridades nacionales que permitieron lograr los excelentes resultados que hoy disfrutamos.

Rafael Rubio
Pobreza y Plan Verano

“Puede que los pobres no sigan con nosotros. Hoy el mundo es unas cien veces más rico que hace dos siglos y la prosperidad se está distribuyendo de manera más equitativa entre los países y los habitantes del planeta. La proporción de la humanidad que vive en la pobreza extrema ha descendido del 90 % a menos del 10 %, y a lo largo de la vida  de muchos de nosotros puede aproximarse a cero. La hambruna catastrófica, ha desaparecido en la mayor parte del mundo y la desnutrición y el retraso del crecimiento se hallan en un declive constante. La mayoría de los pobres actuales tienen comida, ropa y refugio y disponen de lujos como smartphones, que solían ser cosas inaccesibles para cualquiera, fuera rico o pobre (Pinker,  Steven. 2019. En defensa de la ilustración. Editorial Planeta S. A. Uruguay. Pág. 397).
“Las neurociencias descubrieron también que nuestro cerebro se transforma de manera constante: la experiencia y el ambiente modifican los circuitos neuronales y regulan la expresión de nuestros genes. Un cerebro que no cambia, es un cerebro que está muerto” (Burnett, Dean. 2018. El cerebro feliz. Paidos. Argentina. Pág. 77).
“A partir del año 1989 en la Universidad de Londres, se estudiaron los casos de los niños huérfanos que habían estado en los orfanatos de la Rumania comunista del dictador Ceaucescu. Hacia fines del año 1980, se calcula que entre sesenta y cinco mil a cien mil niños vivían en orfanatos. Los niños pasaban hasta veinte horas por día sin tener atención. A partir de la caída del dictador comunista, se realizaron campañas en todo el mundo para adoptar a dichos niños. Al momento de ser adoptados, los niños mostraban severos déficits de aprendizaje y exhibían alteraciones marcadas de su conducta. Cuando las familias adoptantes le brindaron dietas adecuadas y mucho afecto, los niños mostraron una gran mejoría. Estos resultados demostraron que el estímulo positivo actúa sobre el cerebro,  el que por su flexibilidad puede adaptarse a un destino más conveniente, es decir, más feliz” (Manes, Facundo y Niro, Mateo. 2014. Usar el cerebro. Editorial Planeta S. A. 1ª Ed., agosto 2014, págs. 121 y 122).
“Los vínculos sociales son básicos para nuestra supervivencia, se necesita tiempo y esfuerzo  para forjarlos y mantenerlos, por tanto nuestros cerebros evolucionaron potenciando en forma directa la amistad activa. La sola acción de interactuar con otra persona puede resultar placentera. La razón es que el mecanismo que guía nuestro deseo de interacción social está incrustado en la parte del cerebro responsable de  experimentar placer” (Burnett, Dean. 2018. Op. Cit. Pág. 143).
“La idea general es que gran parte de nuestro cerebro está dedicado a potenciar y facilitar las interacciones sociales, lo que hace que éstas son una necesidad básica para un cerebro sano. Por tanto la interacción social no sólo nos hace felices, sino que su ausencia, puede dificultar  hasta nuestra capacidad misma para experimentar la felicidad”  (Burnett, Dean. 2018. Op. Cit. Pág. 150).  
“A lo largo de la historia, las sociedades han padecido dos tipos de pobreza: la pobreza social, que impide que algunas personas tengan las oportunidades de las que otros disponen y la pobreza biológica, que pone en riesgo la vida de los individuos debido a la falta de sustento y refugio. Quizás la pobreza social nunca se podrá erradicar, pero en muchos países de todo el mundo, la pobreza biológica es cosa del pasado. Hasta hace muy poco, la mayoría de las personas se hallaban muy cerca de la línea de pobreza biológica, por debajo de a cual a una persona le faltan las calorías suficientes para mantener la vida durante mucho tiempo. Las personas todavía padecen numerosas degradaciones, humillaciones y enfermedades relacionadas con la pobreza, pero en la gran mayoría de los países nadie se muere de hambre. (Harari, Yuval Noah. 2013. De animales a dioses. Penguin Random House. Grupo Editorial Sudamericana. Pág. 294).

i.    Plan verano   
Desgraciadamente, ya van dos inviernos de pandemia, que Ministros deben necesariamente ir a recoger gente que duerme a la intemperie, para llevarlos a lugares en los cuales no estén en peligro sus vidas. Eso está muy bien.
Vivir en la calle significa la exclusión total y la calle invade tu cerebro. El ambiente se “mete” en tu cuerpo por  la mente y se enlaza con todo el organismo. Esto  genera adicción, cuesta mucho sacar las personas de la calle, crean  habituación a las condiciones de esa vida de desarraigo social y exclusión. Son individuos enfermos, hay que considerar desde lo molecular a lo social. Se debe cambiar su cerebro, para cambiar su manera de pensar.  Cuando cambia el cerebro, cambia el cuerpo y por tanto se dice que al cambiar la mente se cambia la biología de los sujetos (Bonet, José. 2015. Cerebro, emociones y estrés. Ediciones B Argentina S. A.).
Entonces no sólo los tienes que sacar de la calle durante la noche, no puedes dejarlos “solos” en su vida actual.
Si dejas a esos pobres individuos “solos”, ellos van dónde les resulta más cómodo. Tienen grabada en su cerebro  la “memoria de dejadez”. Es necesario hacer con ellos “ejercicios de socialización” y tener la férrea disciplina de trabajo sistemático exigente que ayude a subir un peldaño por vez, a “elevar la vara de su vida”.
Los hábitos pueden modificarse en ocho semanas (Bachrach, Estanislao. 2014.. ENCAMBIO. Editorial Sudamericana Uruguaya S. A.), no obstante a mayor edad que comiencen los cambios, más tiempo se requiere. En situaciones tan complejas, el tiempo puede ser mayor.                    
Reconstruir la autoestima de los sujetos, ayudarlos a descubrir su propósito en la vida, comienza por cambiar los automatismos adquiridos (hábitos, actitudes, sentimientos) de su inteligencia computacional (inconsciente – cognitiva, motora y afectiva), para que su inteligencia ejecutiva (operacional y consciente) elija las mejores prácticas para una buena vida.
Se requiere entonces que “el cerebro se construya a sí mismo” (Norman Dodge, en Marina, José Antonio. 2014.  La inteligencia en el Siglo XXI. Ariel. Barcelona).  
El trabajo y sus hábitos, deporte, actividades sociales para crear nuevas actitudes y sentimientos.                                                                                             
Ya comenzó el tiempo del  “Plan Verano”, tiempo en el que los que se ocupaban de “levantarlos de la calle en invierno”, deben ocuparlo en prepararlos para que el invierno siguiente no vuelvan a vivir allí.
El próximo invierno del año 2022, nos libraremos de ver por televisión a los Ministros del Interior y Defensa Nacional recolectando compatriotas en situación de calle. Si lo hicieran, dejarían en evidencia que no se hizo lo que se debía hacer.   
  Porque el “Plan Verano” no existió, no se hizo, o se hizo mal.  A propósito de esto, se escuchó de un acuerdo con el S.U.N.CA. y reclutar a esta gente para trabajar en el sector. Está muy bien y se apoya. Esto es “políticamente correcto”.  

i.i. “No aprendes cosas porque eres inteligente, sino que aprender cosas te hace inteligente”. Albert Einstein
Una institución educativa en el barrio Casavalle enseña robótica a sus jóvenes y estos fabrican cohetes que los lanzan al espacio.  
El área tecnológica de Uruguay vive limitaciones de mano de obra. Se puede hacer un acuerdo con la C.U.T.I. y las Universidades para que capaciten a esta gente excluida para que trabaje en el sector.     
Ésta puede ser la idea de un “outsider” que “conoce”  la gente que debe servir.
Como sólo “se ama lo que se conoce”, aplica el efecto Pigmalión: “trátalos como quieres que sean y ellos se comportarán como los tratas”.  
Es que el amor, esa bioquímica personal, ese arsenal químico, combinación de emoción con un importante rol del sistema de recompensa, te brinda la motivación para obtener lo que deseas  (Bachrach, Estanislao. 2013. AGILMENTE. Editorial Sudamericana. Pág. 318).
Se vive en “democracia, la búsqueda de la buena vida, porque es el régimen que reconoce a los individuos y a las colectividades como sujetos, estimulándolos  en su voluntad de vivir su vida y de dar una unidad y un sentido a su experiencia”.




ADVERTENCIA: Los artículos periodísticos firmados son de la exclusiva responsabilidad de sus autores. La Dirección.



Discutiendo con Óscar
(Por Julio María Sanguinetti) El Presidente de la República, además de Jefe de Estado, es jefe de gobierno y, por consiguiente, no solo tiene derecho sino el deber de defender las leyes que ha promovido y promulgado.
Nuestro respetado amigo Óscar Botinelli escribió días pasados en El Observador un artículo sobre el "referendo como acto electoral". En él sostiene que un acto electoral es "un acto en que un cuerpo electoral emite unos votos individuales, que se computan y que por medio de un criterio de decisión previamente determinado se convierten en bancas o en decisiones".
A renglón seguido considera que es también "electoral" aquel acto plebiscitario o refrendario en que no se elige a nadie sino que decide un recurso contra una ley o se aprueba una reforma constitucional. De lo cual concluye que, como el Presidente de la República está inhibido de participar "en la propaganda política de carácter electoral", por aplicación del artículo 77°, numeral 5º de la Constitución, no puede emitir ningún mensaje que directa o indirectamente aluda al tema.
Nos permitimos discrepar de modo categórico. Ante todo porque la Constitución es drástica en el caso de los magistrados, los directores de Entes y los militares, a los que les prohíbe "en general, ejecutar cualquier otro acto público o privado de carácter político, salvo el voto". En el caso del Presidente la norma es menos amplia, porque refiere a la "propaganda política de carácter electoral". Solo a la propaganda y electoral. Nada más.
¿Por qué lo hace?
Ante todo, porque es lógico. El Presidente no puede perder su libertad de opinión, consustancial a su cargo político. Administra el Estado y es colegislador, porque tiene iniciativa y promulga o veta las leyes. ¿Cómo se puede sostener que no puede explicar y defender la ley que está proponiendo y promulgando? ¿No puede fundamentar sus propios actos? Diríamos aun más: no solo tiene el derecho sino el deber de hacerlo ante la ciudadanía que lo eligió.
Naturalmente, la Constitución quiere que el Presidente esté por encima de los partidos y por eso no le permite la reelección propia ni que salga a hacer propaganda en favor de un candidato o un partido. Pero en el ejercicio de su función, ¿cómo es que ni siquiera puede opinar?
Cuando media un recurso de referéndum contra una ley de su iniciativa, se dice que quedaría automáticamente inhibido de explicarla. Es hacerle decir a la Constitución más de lo que dice; extender una restricción de su libertad sin ningún sustento. Así como establece que no puede formar parte de comisiones políticas o ir a una Convención partidaria o bien participar de un acto organizado por su partido, tampoco podría hacer "propaganda", entendiendo por ello, según Botinelli, cualquier pronunciamiento al respecto. No lo vemos así. "Propaganda política de caracter electoral" es una acción publicitaria caracterizada por avisos en medios masivos, afiches callejeros, spots televisivos o lo que normalmente se hace en el comercio para promocionar un producto. Es lo que habitualmente entendemos por tal. Es la actividad a la que se dedican las agencias de publicidad. ¿Podemos extender esta prohibición a la defensa del interés general y la argumentación de sus propios actos presidenciales?
El Presidente es Jefe de Estado pero además Jefe de Gobierno. No es la Reina de Inglaterra o los Presidentes de los regímenes parlamentaristas europeos.
Esto lo discutimos en 1989 cuando el referéndum contra la ley de caducidad, en que se pretendía que el Presidente no podía contestar una pregunta periodística o en una conferencia de prensa defender una ley que en este caso había promulgado. No aceptamos ese criterio y si bien no hicimos propaganda en el sentido común del término, hablamos cada vez que se nos preguntó. Además de las razones lógicas expuestas, nos remitíamos también al sentido inequívoco que le dio el constituyente cuando estableció la limitaciones del Presidente. Nuestro recordado amigo el Profesor Miguel Angel Semino nos aconsejó en la materia.
El hecho es que en las Constituciones de 1830 y 1917 no existía esta inhibición presidencial. Recién en la convención constituyente de 1934 el Dr. Secco Ylla propone incorporar al Presidente a la misma de los magistrados, directores de entes autónomos y militares. Otros legisladores se opusieron porque consideraban que el Presidente es un político y que en su función de gobierno está comprendida la de ilustrar y orientar a la opinión explicando su gestión, como lo hacía (en aquel momento) el Presidente Franklin Roosevelt, a diferencia de la "figura nominal" del Presidente de Francia (hoy reformada)
Se nombró una comisión especial que estudió el caso y redactó la norma que hoy rige. El Dr. Secco Ylla, erudito en estas cuestiones, según lo decía el propio Aréchaga, aceptó lo que él llamó una solución transaccional. Él mismo la describe así: "Siendo hombres de partido (los Presidentes), en el desempeño de sus cargos públicos, deben tener cierta amplitud para realizar los programas de sus respectivos partidos y hacer política en el concepto amplio, en el concepto de la ideología partidaria, de las tendencias, de las aspiraciones, de las reformas que ellos, al ser llevados a esos cargos por la elección popular, creen que condicen con el progreso o la felicidad del país. Lo que se les prohíbe no es esa política alta y elevada, inspirada por la ideología de su partidos, pero con una finalidad de interés general, de interés nacional; se les prohíbe, sí, terminantemente, la política electoral, es decir aquella que tiende directamente a intervenir o en el acto inscripcional o en la la purificación de los registros o en el de la proclamación de candidaturas, o en la jornada comicial, en el voto de determinada lista partidaria".
Más claro, echarle agua. Quien propuso la norma deja claro que el Presidente puede defender sus reformas o cualquier otra finalidad de interés general, como es el caso incuestionablemente. No tiene por qué callarse cuando un periodista le pregunta sobre las normas que él mismo propuso.
El Presidente no es una momia silenciosa. Es, además de Jefe de Estado, Jefe de Gobierno. Y como tal puede y debe hablar de los actos de gobierno. (Nota que se comparte con Correo de los Viernes)

 



 



 

 
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