Talvez sea aún lejano pensar en el día que podamos cruzar -legalmente- las fronteras de esta América Latina (o letrina…) sin más trámites, y que haya buenas bases de datos y recursos como para minimizar trasiegos indeseables. Quizá deberíamos empezar por lograr el derecho a que cualquier ciudadano de buena voluntad y sin antecedentes penales, de profesión conocida, pueda radicarse libremente dentro del continente. Aún así, una u otra posibilidad no justifica la desorganización y el desguarnecimiento –inmoral- de nuestras áreas limítrofes.
Evolucionar hacia completos controles unificados binacionales en todas las vías de salida y entrada parece, además de un imperativo lógico y un adelanto en materia de integración, un buen negocio que nuestras autoridades han descuidado. Para ello se debe contar con Fuerzas Armadas, Policiales y Aduaneras, sólidas, equipadas y respetadas.
Los Pasos de frontera, aunque alberguen dependencias tan variadas como la Dirección Nacional de Migración, la de Aduanas, o representaciones de otros ministerios, como el MGAP o el de Turismo, están bajo coordinación del Ministerio de Defensa, a excepción de Colonia, Nueva Palmira, y Carmelo, que están a cargo de Prefectura Nacional Naval.
Así como hay puntos de control binacionales sobre los puentes que nos conectan con Argentina, también los hubo -y podría haber más- en algunos puntos de la frontera con Brasil. Hasta hace muy pocos años los había en Río Branco/Yaguarón del lado uruguayo, lo que agilizaba el trasiego de personas hacia y desde Brasil, ya que proviniendo desde el norte, o dirigiéndose a territorio brasileño, un solo control aduanero, migratorio o agropecuario era suficiente.
Luego, Uruguay perdió interés, y, durante la cuestionable gestión de Rosadilla en el MDN, se negaron recursos para restablecerlo. Tampoco ayudaron algunos reclamos sindicales de los adinerados policías federales brasileños en torno a ser “trabajo extra” cruzar la frontera. Así, en casi ningún punto integrado con Brasil, se incluyen miembros de esta corporación.
Resultado: si ud va a Pelotas, Porto Alegre y el resto de Brasil por Yaguarón (hasta ahí llega la ruta Panamericana que termina en Fortaleza), tendrá, si va en bus, que pedir al chofer parar en la frontera uruguaya antes de llegar a Río Branco. Luego contratar un taxi para ir, a 4 km. hasta la frontera brasileña y luego dirigirse a la Terminal Rodoviaria de Yaguarón y finalmente sacar su pasaje. En la aduana brasileña, aunque sea una noche inclemente, si no va en horario de oficina, le harán esperar afuera, además.
Si sale ud. por Aceguá, podrá sellar su documentación en una humilde oficina casi sobre la línea, pero, después, cuando tome el bus hacia Bagé, debe pedir para realizar sus trámites, llegando a ese destino, a 59 kilómetros dentro de Brasil.
Si no lo hace, nadie le pedirá documentos y podrá seguir hasta la mismísima San Pablo en buses de línea, cargado con lo que quiera.
Lo mismo si usted viaja a través de Bella Unión en buses locales a Uruguayana, ciudad desde la cual puede llegar a Río de Janeiro, o si pasa la frontera de Artigas a Quaraí en bus de línea, ya sea que se dirija a Alegrete, Rosario do Sul o Porto Alegre.
Es de imaginar lo fácil que es para un delincuente, o para un menor grandecito, salir de Uruguay, o padres despechados e inconscientes, con sus hijos como trofeos, hacer lo propio.
Con lo permeables que son las fronteras occidentales y norteñas de Brasil, es de imaginar que se puede recorrer Sudamérica sin pasar muchos controles.
Por si esto fuera poco, una cuestionable legislación brasileña admite que, en caso de ausencia temporaria del padre de un menor, el otro, mediante una declaración en tal sentido con dos testigos y ante escribano, encaminada al Juzgado de Menores, obtenga una autorización provisoria de salida para el menor, pudiendo inclusive adelantar gestiones de residencia con ese menor en el país de destino, con los dramáticos e interminables juicios en contrario -acá hubo algunos- si esto fuera falso.
Si es relativamente fácil trasegar menores, lo que será trasegar mayores que no opongan resistencia (trata de blancas, subempleo ilegal, etc.)
Ahora, si esto, además, se da a nivel fluvial es por la falta de personal adecuado en cantidad y calidad (con los sueldos que se le paga a un subalterno a nivel naval, es difícil…), de medios físicos -lanchas patrulleras fluviales en orden de servicio, combustible y aeronaves ligeras para secundarlas- y sensores, de movimiento o radares.
Una licitación de radares costeros, que abarque desde Nueva Palmira -el puerto de mayor movimiento después de Montevideo- al Chuy, demora en ser formalizada, mientras algunas de las firmas postulantes, como las chinas (que fracasaron con sus sistemas, por inoperantes, en Ecuador recientemente), no reúnen las condiciones mínimas para cumplir con el plan.
En materia de radares, aparte de fenómenos como el de la propia curvatura de la tierra, si, además de los actuales modelos de alta costa, no nos dotamos de algunos de media y baja cota, además de los dos veteranos Elta del Ejército, así como algunos para cubrir ciertos puntos sensibles, siempre habrá agujeros, pilotos que vuelen bajo, o que lo hagan sin ser detectados y retornen.
Por lo tanto, sí es posible que haya muchos ingresos ilegales de personas y mercaderías dudosas, incluida la pasta base y la cocaína boliviana, que incluso -dicen las malas lenguas- también lo hizo en el breve y demagógico “Tren de los Pueblos Libres".
En tal contexto, la plata sucia de la impresentable cleptocracia populista gobernante en Argentina, colega Lanata, para nosotros, con tantas lagunas en materia de fronteras, es solo otro sucio detalle más. Y obviamente doy crédito a las leyendas urbanas que hablan de intrépidos pescadores que, además del dinero corrupto que saca por avión o yates la clase política de su país, refugian los modestos ahorros de numerosas familias de clase media, por un pequeño porcentaje, hacia Uruguay o Paraguay.
¡Es que ante la corrupción e indecencia de los gobernantes, para los laburantes, a veces, la evasión fiscal o de divisas, es un acto patriótico más que un delito!
Y el dinero, el día que haya un gobierno decente e inteligente (aunque no se reproducen los Illía, ¿vio?) vuelve.
Ahora bien, mire que en Argentina con las fronteras hacen lo que quieren, al punto preciso que hace un par de años entró un coronel boliviano borracho a un pueblo de Salta y se llevó una maderera entera ante la impotencia local, a los gritos de que eso había sido parte de Bolivia, lo cual no llevó más que a una protesta diplomática del aliado gobierno K. Y mire que se entra por los puentes de la Triple Frontera, o por el de Uruguayana/Paso de los Libres -donde hay una Policía Federal y una aduana corruptas- como Perico por su casa. Recuerde que no hace mucho narcos paraguayos le tiraron un helicóptero Esquilo casi nuevo a Gendarmería, a baja altura y sin víctimas, pero al contribuyente argentino bien que le costó.
Las fronteras argentinas son permeables, Lanata; desde Ushuaia a La Quiaca, o desde Clorinda a cualquier punto de la Cordillera.
Con Fuerzas Armadas y Policiales desmoralizadas, con malos equipos, despreciadas por las elites, frecuentemente comandadas por políticos -léase Garré, por ejemplo- de dudosa moral o aptitud (inclusive, algunos uniformados obsecuentes) , con jerarcas de la AFIP que muestran su poderío económico mal habido en el exterior, o con episodios “papelonescos”, como el secuestro de material a aquellos militares estadounidenses que venían a hacer maniobras con sus compatriotas, para llenar el ojo y su posterior y culposa devolución, con fragatas embargadas y otras que se hunden en puerto, con una Fuerza Aérea que tiene en orden de vuelo menos Pucará que la FAU, a la cual le pide Hércules porque fundió los suyos al llenarlos de humo de colores para un desfile, o un Ejército que nunca termina de modernizar su ya dudoso Tanque Argentino Mediano. ¿Qué quiere? ¿Que cuiden las fronteras? ¿Que capturen a alguno de la dinastía K para luego servir ad aeternum en la Antártida o en algún recóndito paraje chaqueño, jujeño o misonero, si tiene suerte, siempre y cuando las corruptas Bonafini & Cia. no le fabriquen alguna causa de Izquierdos Humanos para hundirlo?
Mi amigo, este es el horrendo Mercosur bolivariano, de los Jaua y de los Boudou, de los Moreno y de los Kiciloff (o Kicilove que dicen que la reina le dice…), de los Twitterman y de los Mohamed Al- Magro, el de Página 12 y La República, el que tenemos.
El que nos vendieron -y en el que yo nunca creí- se lo debo.
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