El Frente Amplio cometió un pecado capital ideológico con el cierre de Pluna. Eso los tiene a mal traer y por eso el cuerpo insepulto de la aerolínea cada día huele peor. Huele fatal, como dicen en España.
Es que no se animan, no pueden finalizar la faena. Cerraron una sociedad anónima de propiedad estatal cuyo balance era negativo, perfecto para la motosierra de la “derecha” lacallista, pero a todas luces inconcebible para el Socialismo Siglo XXI.
Pero aún fue peor. El oficialismo, solo con sus votos, aprobó la ley 18.931 que conculca los derechos de los trabajadores a percibir sus despidos, colocándolos en segundo lugar, extrayendo acto seguido los aviones de la masa concursal. Todo unido a un conglomerado desordenado de rarezas jurídicas que llevaron al bochorno de la subasta que todos conocemos, con el desquicio incomprensible de siete aviones prácticamente abandonados en la plataforma del aeropuerto bajo presunción de embargo si traspasan las fronteras, y con 850 trabajadores uruguayos y extranjeros sin trabajo.
Por si fuera poco, se rebaja a empresas extranjeras el precio del combustible; se beneficia con millones de dólares en promociones a Air Europa, y se desatiende, desentiende y se hace la vista gorda a la operación continuada de Aerolíneas Argentinas en el Uruguay desde 1950.
Mientras tanto, el PIT-CNT critica duramente a “Un techo para mi País” y calla este atropello, que si hubiera ocurrido bajo un gobierno fundacional, hubiese hecho arder la pradera.
Qué va a pasar ahora, difícil de anticipar. La sórdida lucha de sectores internos del oficialismo inclina la balanza a uno y otro lado. El Presidente y su entorno íntimo, imbuido de sus ideales socialistas, y sintiéndose engañado, como sin duda lo fue, apoya el proyecto de los trabajadores. El FLS, autor de la satrapía, no quiere ni sentir hablar del tema, anticipando una
seguidilla interminable de problemas solo solucionables con más y más dinero.
La mal llamada oposición, en tanto, observa fascinada cómo le quitan de encima, sin costo político alguno, el problema que tampoco supieron resolver pese a que, en su momento, la Fuerza Aérea Uruguaya demostró cómo hacerlo.
Guste o no, no podemos callar un par de hechos evidentes: Pluna no fue cerrada para reabrirla, aunque, paradójicamente, sólo el FA podía hacerlo.
Mientras tanto, para distraer la atención nacional, se inventan paliativos financiados por el erario a través del fideicomiso; adelantos a cuenta de los créditos laborales a los trabajadores, (créditos laborales que de acuerdo con la  ley de liquidación no existen puesto que la deuda con el Scotia Bank excede el valor de los aviones), prórrogas del seguro de desempleo, mantenimiento de cierta capacidad operativa en los aviones, entrenamiento de tripulaciones aún cuando no se sabe si la supuesta “Alas U” los podrá utilizar dado el riesgo de embargos, que no son por cierto los de los trabajadores de VARIG, sino de los múltiples “clavos” dejados por el intempestivo cierre de la aerolínea.
Todo esto en medio de discusiones bizantinas donde nada se resuelve, jugada ya la incapacidad manifiesta de los actores del gobierno.
Nos preguntamos, capciosos: ¿qué acontece con los elusivos 15 millones de dólares del FONDES? 
Sabemos de antemano la respuesta. Aunque concedidos y aprobados, no aparecen.
¿Y saben por qué? Si bien desde el ministro del ramo para abajo campea la incapacidad, aquí no hay tontos.
Es obvio que con cuatro o cinco aviones operando, y con los obstáculos que sin duda van a presentar Argentina y Brasil para conceder horarios comercialmente aceptables de acceso a sus aeropuertos principales, y aún sin presumir el riesgo de embargos, (eso sería el fin), los quince millones de dólares desaparecerán más rápido que un balde de agua en las arenas del desierto.
Además, como frutilla de la torta tenemos los recursos de inconstitucionalidad presentados contra la ley 18.931, no resueltos aún, y que, de prosperar, podrían cambiar totalmente el panorama.
Entre pulseadas políticas, la pelota va y viene. La gente de la ex Pluna, desesperanzada y apremiada por el factor económico, lenta pero inexorablemente se va reubicando laboralmente aquí y en el extranjero.
Este velorio viene largo y en capítulos. Ya se verá cómo termina.

Nota de Dirección: en momentos de ingresar en bulk de envío y en la página web esta edición, nos enteramos que el diario El Observador publica hoy interesante artículo al respecto, que se acompasa al tenor y sentido del HOY IMPORTA de la fecha, y cuya parte medular transcribimos:
"Urgido por los plazos, el sindicato de Pluna exige acciones al gobierno.
El Fondes no piensa dar el préstamo de US$ 15 millones hasta despejar dudas jurídicas sobre los aviones.
Los extrabajadores de Pluna ven pasar el tiempo y su deseo de comenzar a volar con una nueva aerolínea de bandera no se concreta. Al desafío de tener que montar una nueva compañía, se suma la indecisión del gobierno ante la posibilidad cierta de que los aviones que formaban parte de la flota de Pluna sean incautados en aeropuertos del exterior, para pagar deudas que dejó la aerolínea, cerrada en julio de 2012 por insolvencia financiera, y otras que quedaron de la asociación con Varig.
Hasta ahora, el presidente José Mujica y su gobierno han sido aliados del plan del sindicato. Por motivos políticos y hasta ideológicos, el Poder Ejecutivo manifestó su compromiso con el plan de los trabajadores, que sería plasmado con un préstamo de US$ 15 millones del Fondo de Desarrollo (Fondes), el organismo que administra Presidencia para apoyar emprendimientos autogestionados por trabajadores, que se financia con parte de las utilidades del Banco República. Ese dinero, sin embargo, hasta ahora no ha sido otorgado al sindicato.
Los informes técnicos están prontos y el plan de negocios retocado para que cumpla con las exigencias. Pero las semanas pasan y los trabajadores siguen esperando para capitalizar su empresa.
Por ello el sindicato, con el apoyo del PIT-CNT, reclamará hoy jueves una “señal” del gobierno para concretar el plan de la nueva aerolínea. Lo hará en una conferencia de prensa que se realiza a estas horas en la sede de la central obrera.
Los trabajadores quieren que el gobierno “se la juegue” por el proyecto y termine con las promesas".
María Garzón