- A ver...: se escandalizan cuando Manini o Bordaberry sostienen que hay que reducir legisladores. Trinan cuando Novick o Zubía apuntan algún despilfarro o alguna burrada en materia de seguridad. Obvio, esos señores son para la mayoría de la casta política los dirigentes del capítulo Uruguay de la Federación Intergaláctica de Cucos, Carlancos, Ogros y Afines.
Y sí... se me podrá decir que la cantidad de diputados permite el surgimiento de partidos nuevos, ahora... ¿31 senadores para un país de 3.400.000 habitantes? ¿Chiquicientos ministerios, y quieren crear más? Direcciones, subdirecciones, comités... No saben qué hacer con la enseñanza. Se imaginan comisiones, ongs, y no son capaces de reducir los consejos a uno solo; ¡qué sé yo! ¿De 9 integrantes, dos por Primaria, dos por Secundaria, dos por Utu, dos por Primaria y un presidente? ¿No saben qué hacer con la seguridad ni con la creciente mala calidad de la Justicia e inventan códigos que después retocan y siguen gastando?
¿En vez de corregir los vicios de Inefop, pagamos a una encuestadora que diga que está todo bien? ¡Clinck, caja! ¿Seguimos bancando una Udelar, cuya calidad educativa se africaniza y su orientación ideológica no es ajena, sin exámenes de ingreso, con estudiantes crónicos o con gente que va a estudiar por no aburrirse? ¿Con carreras saturadas y sin sentido potenciarlas en la era digital?
En lugar de cuestionar la onerosa partida de prensa que no usan los legisladores, ¿por qué sobran los dedos de una mano contando los que la quieren cortar?
¿Seguimos pensando en empresas públicas en lugar de liquidar todas las que podamos? Y si tenemos que conservar alguna, ¿seguimos con el 3 y 2 de directores políticos que nada entienden, rodeados de asesores que entienden poco y nada, de choferes y de secretarias acomodadas, en vez de pensar en una dirección profesional con la mínima expresión política? ¿Seguimos premiando con embajadas, consulados, agregadurías a amigotes no electos sin pedirle que vendan el producto país? ¿Siguen gastando en bancar murgas, cumbias, canto popu o teatro dudoso, canales, tablados, exonerando del pago de impuestos a artistas internacionales que no proyectarán el nombre de Uruguay más de medio minuto a un mundo que poco le interesa?
¿Mantenemos Intendencias con 25 direcciones o secretarías, que ni en Mónaco? ¿Seguimos inventando alcaldes sin más poder que quejarse pero con salarios apreciables?
¿Seguimos manteniendo cárceles públicas, caras, corruptas y horrendas, en vez de recurrir a la iniciativa privada, como exitosamente ocurre en el Norte? ¿Seguimos jugando todo al "como si fuera" (y creyendo que "es" más que una republiqueta?)
¿Seguimos pensando que, aparte de algunos poquísimos salarios o bebidas y tabacos, podemos poner más impuestos?
¿Seguimos subsidiando marihuanas, abortos para mujeres de clase media alta y alta, hormonizaciones (aunque no medicamentos oncológicos), congresos delirantes pero no becas para técnicos que sí las aprovecharían? ¿UPMs y no una granja modelo? ¿Seguimos endeudándonos, pretendiendo que la impagable deuda es "soberana"?
¿Y nos asustamos de Manini, Novick o Zubía cuando quieren ahorrar? ¡Sí el Tren Fantasma sigue acoplando vagones! ¡Cada vez más caros!
Javier Bonilla

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