Edición Nro. 1943 - Punta del Este / Uruguay
enfoques 13 de noviembre de 2015
 
 
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HOY ESCRIBEN f
Javier Bonilla
Subsidiando a Mick Jagger…!
  • Me gustan los Stones,  aclaro…  Aún así, me niego a comer sapos y culebras -aunque  los vistan de” interés turístico” (cual…., si tocan varias veces en Argentina y otra en Porto Alegre???) o cultural. Más a tolerar, que, subestimando al ciudadano, el subsecretario Ferreri se arrogue el derecho a ayudar a un productor a que, como afirmó, “le den los números”… Kechichián y especialmente Ferreri, timbean con nuestro dinero!

¿Este muchacho habrá quedado sentido después que, en 2011, al frente de la DGI, Calachi (el dueño de la Zona Franca Florida y de la FM M-24, donde hablaba el Pepe) se le desnudó para mostrarle que no ocultaba nada? ¿O después que lo indagaron –un poco antes- por asesorar a cierto narco lavador deportivo, o por ayudar a algún falsificador de ropa?
Que Kechichián ni sepa la agenda de la banda británica -al menos Paul Mc Cartney, sin exoneraciones, no tocaba en Argentina ni en Río Grande do Sul…- para declarar al show de interés nacional, es una burrada esperable. Que el número 2 de Economía me diga que tuvo  que exonerar los altísimos  cachets de la misma porque al productor “no le daban los números”, raya la sospecha y la indignación de quienes pagamos IVA a cada minuto!
Habrán pedido acaso  exoneraciones Strawinsky, Louis Armstrong, Duke Ellington, Blood Sweat & Tears, Marlene Dietrich, Charles Aznavour, Bob Dylan, Yes, Ian Anderson  y tantos otros que pasaron por Montevideo o Punta del Este?
Resulta que Aerosmith- esos ancianos peludos que regalaron una guitarra china a Mujica- y los Stones, sí tienen ese privilegio…! Entonces, díganme cuantos hoteles se reservaron desde el exterior para ver a Aerosmith!!!
Aunque la gran tajada de este circo se la lleva una conocida empresa argentina (DG), me gustaría saber qué resortes mueve su eventual asociado uruguayo, AM Producciones. Sé que trajeron a Guns & Roses, a Sabina, a Violeta y estuvieron también vinculados a aquellos espectáculos tan controvertidos por su costo por el reencuentro de Los Olimareños, auspiciados, a gran costo,  por Antel. No mucho más…
No quisiera enterarme luego de algún misterio, como cuando vinieron Ney Matogrosso y antes Djavan, en que saber quién era el responsable fue una misión casi imposible. De ir a alguna conferencia de prensa, ni hablemos!  Luego, vimos que cerca de la cosa estaba , fuertes nexos familiares mediante, el apellido de algún senador oficialista de histórica sonoridad, además de ver muy próximo , a cierto empresario, hoy metido ahora hasta el cuello en el Ancapgate y que,  como socio de determinado boliche ubicado cerca del Túnel, empapeló a medio Montevideo y dejo a su asociado adentro…
Ni como cuándo a fines de los 90, un entonces jerarca del MEC, con quien era un referente del Depto de Cultura de la IMM (luego encabezando algún teatro municipal), se asociaron -con información y contactos privilegiados-  en otra productora de espectáculos  
Simplemente digo que, o se exonera a todo artista que llega a Uruguay, o a ninguno! Y que quede escrito! Dar esa discrecionalidad al Estado, es obsceno y una burla al contribuyente sufrido! Soy de los tiempos en que para ver a Rick Wakeman o Alice Cooper había que ir a Porto Alegre, e inclusive para ver un buen festival, no solo de Rock, sino de Jazz Rock o Latin Jazz, íbamos a Río, a veces, sin llorisquear! Cuando no a Punta del Este para ver música brasileña!!!
Si el mercado no da para traer a algunas estrellas, Argentina o Río Grande están ahí, y capaz que viajar, no solo es más barato;  le queda más plata al país (por tasas, impuestos y traslados internos previos), que exonerando sin ton ni son, esperando dudosas invasiones turísticas….
Estaría dispuesto a considerar -soy liberal  no fundamentalista- a aquellos artistas de renombre que no se presenten antes o después, a menos de 1.000 kilómetros, así como a aquellos que, simultáneamente ofrezcan seminarios o cursillos a sus colegas locales. Más; preferiría que se tratara de científicos o docentes de alto nivel y que se quedaran… Como sea, este no es el caso! Devuélvanme, entonces, mi dinero! Prefiero escuchar “Brown Sugar” en mi casa…

Ricardo Puglia
Grado Inversor

El significado del grado inversor para la deuda de un país es el rating que permite comparar los niveles de riesgo de la deuda que emiten tanto los gobiernos como las empresas. El grado de inversión es una clasificación otorgada a un país sobre una evaluación efectuada por las agencias calificadoras internacionales de riesgo crediticio, Fith Ratings, Standard&Poor ‘s y Moody's, las que otorgan diferentes grados a la deuda para que inversores financieros puedan mantener dentro de su portafolio activos financieros rentables y de riesgo calculado.
En la década de los 90´s Uruguay fue una de las experiencias más exitosas como emisor de deuda pública en los mercados internacionales de capital. Las políticas económicas sólidas y el cumplimiento como deudor le permitieron acceder a los mercados pagando tasas bajas en plazos largos.
En 1997 las calificadoras Standard&Poor, Fith y Moody´s le otorgaron a Uruguay el grado inversor y colocó deuda a 30 años de plazo con un interés de 136 puntos básicos sobre la tasa pagada por los bonos de EEUU.
Uruguay no fue ajeno al derrumbe socialista de Rusia en los 90´s, donde una catástrofe económica y social, sin precedentes tal vez en la historia de la humanidad, se complementó con una crisis financiera, la moratoria de su deuda pública y la quiebra de su sistema bancario.
Desde el 2005, Uruguay se integró con más fuerza a la fiesta de la inversión especulativa como economía emergente. El FA (Frente Amplio) continúa dando los mismos pasos que terminaron con las burbujas de ingresos de capitales financieros especulativos en Indonesia, Malasia, Tailandia y Corea del Sur, generando devaluaciones, recesiones económicas, desempleo y hambre.
En 1998 el PIB, los salarios reales, la participación de la masa salarial, la cantidad de autos cero quilómetros vendidos alcanzaron niveles picos. No obstante, la mayor diversificación económica brillaba por su ausencia al igual que hoy en día. Difícilmente se pueda hablar de diversificación cuando las exportaciones están concentradas en commodities agropecuarios donde la frágil industria depende de ellos y los rubros de mayor crecimiento han sido las telecomunicaciones, la intermediación inmobiliaria, comercial y de servicios financieros.
La gran parte de la IED (Inversión Extranjera Directa) en Uruguay se originó en la compra de tierras, en gastos suntuarios y en inversiones de inmuebles de lujo. El resto de la IED ha sido esencialmente en grandes instalaciones vinculadas a la exportación de commodities o productos primarios con escasísima manufactura y empleo permanente bajo el régimen de zonas francas como las fábricas de pulpa de celulosa de Fray Bentos y Juan Lacaze con total exención impositiva.
El oficialismo se derrite, y festeja con alegría la colocación de deuda pública mientras que la formación bruta de capital fijo es baja (20%) comparada con Argentina 25% -a pesar de sus serios problemas- y China 40%. La IED que se aplica a la inversión es la construcción de fábricas, viviendas, compra de maquinarias, etc. Muchos edificios en la costa, tanto en Montevideo como en Punta del Este -7.800 apartamentos a la venta recién terminados- están sin vender y no imagino, más allá de la construcción de vivienda de interés social un shock de inversión pública.
¿Estamos transitando hacia una nueva crisis financiera como la ocurrida en 2002 luego que desde 1997 Uruguay fuera calificado con grado inversor?
El tiempo nos dará la respuesta, sin embargo, es muy probable.

Alberto Medina Méndez
Expectativas moderadas

El populismo y la demagogia han dejado huellas que no se borran de la noche a la mañana. No se puede pretender que este colosal deterioro cicatrice espontáneamente. El punto de inflexión parece estar a la vuelta de la esquina, y el eventual cambio va más allá de lo meramente electoral.
El hartazgo ha hecho su parte y, a estas alturas, es evidente que la mayoría espera que la dinámica actual se modifique pronto dándole lugar a un período diferente. Pero es indispensable eludir ese exitismo que antepone lo emocional por sobre lo racional, con todo lo que eso conlleva.
Ningún país salió de procesos funestos y prolongados a gran velocidad. La historia mal contada, a veces, simplifica en demasía haciendo creer a muchos que el odio, el resentimiento y el caos, pueden ser reemplazados mágicamente por el amor, la convivencia y el progreso. Nada de eso ha ocurrido en un breve lapso, en ninguna parte del planeta.
La transición, aun en la hipótesis de que se recorra el sendero correcto y con escasos tropiezos, no da sus frutos rápidamente. Es vital disponerse a superar cada etapa, sabiendo que cada una de ellas implica sobrepasar desafíos específicos, que se lograrán solo con grandes esfuerzos, pero también con importantes sacrificios en el presente.
El futuro se muestra de un modo atractivo y por eso entusiasma tanto. Pero es central no equivocarse y fantasear con la idea de que todo sucederá en un conveniente contexto de éxitos concluyentes y triunfos categóricos.
No se trata de suavizar la euforia. Todo es bastante más complejo y tiene que ver con establecer expectativas absolutamente razonables. Es saludable evitar frustraciones innecesarias y esquivar las grandes decepciones, pero también sirve esta postura para disfrutar, como corresponde, cada avance.
Es fascinante soñar con lo mejor, ser ambiciosos y aspirar al logro de extraordinarias metas. No es bueno ponerse límites y se deben intentar alcanzar elevados estándares. Pero esos enormes retos deben obtenerse, con impulsos sucesivos, con pequeñas victorias que propicien la siguiente.
La situación actual es preocupante. Muchos de los indicadores han sido deliberadamente alterados y la basura se ha escondido bajo la alfombra. Ahora vendrá la difícil tarea de transparentarlo todo. Se visualizará renovada información que algunos imaginaban pero que no estaban disponibles. Es imperioso construir ese diagnóstico para evaluar la gravedad de lo acaecido y empezar, desde allí, a diseñar ese camino que permita resolver uno a uno los desmadres de este tiempo perdido.
Suponer que ese procedimiento será simple sería de una gran ingenuidad. Que algunos ciudadanos estén exultantes porque entienden que el ciclo vigente ha llegado a su fin es esperable, pero la clase dirigente tiene la inmensa responsabilidad de advertir a todos acerca de lo que ha sucedido en el pasado y lo que ahora tienen en sus manos de cara al porvenir.
Los groseros despilfarros, los obscenos excesos, la dilapidación imprudente de los recursos de todos ha sido una de las características de esta era. No se sale de allí solo con emotivos discursos, excitantes festejos, ocultamientos piadosos y mentiras que intenten mitigar el malhumor social.
Desactivar el explosivo coctel que engendraron los gobernantes demandará no solo de varios años, sino de una singular inteligencia que permita desarticular cada torpeza cometida, dominar cada adversidad concreta, minimizando el seguro impacto negativo que recaerá sobre tantos.
Algunos asuntos llevarán mucho tiempo. Tal vez sea necesario esperar varias generaciones para olvidar estos infortunios. Un mandato de gobierno no bastará para resolverlo todo. El daño ha sido gigante y no debe ser subestimado. Aún resulta imposible dimensionar la magnitud del desorden.
La destrucción de la cultura del trabajo y una perversa mutación de los valores morales no se solucionan con cuantiosas inversiones, mayor seguridad jurídica, el sinceramiento de las variables, la apertura de los mercados y la integración con el mundo. Ni siquiera una alta dosis de sensatez y el regreso del sentido común alcanzan para restablecer parcialmente esas profundas heridas que el régimen deja como legado.
Pese a lo que muchos sostienen, lo económico no es lo más importante. Es solo una parte del problema que, claramente, debe ser abordado para evolucionar. Pero es trascendente entender que la batalla que asoma se dará en otros campos que precisarán de más esmero y dedicación.
Por astutas que sean las decisiones y empeño que se le asigne a la gestión, la recuperación será invariablemente lenta y gradual. Habrá que prepararse para esta dificultosa fase, acompañando apropiadamente su ritmo.
Después de todo, no se ha llegado hasta aquí de casualidad, sino con la imprescindible complicidad de esta sociedad que hoy parece dispuesta a darse una nueva oportunidad. La autocrítica tendrá que ser la protagonista excluyente si realmente se espera una transformación con mayúsculas.
Se necesitará entonces de mucha paciencia, de bastante prudencia y de una tenaz perseverancia, para no cometer los mismos errores del pasado. La actitud adecuada será la verdadera clave. Por eso resulta fundamental disponer de esa madurez cívica que admita expectativas moderadas.




ADVERTENCIA: Los artículos periodísticos firmados son de la exclusiva responsabilidad de sus autores. La Dirección.























 

 

 


 

NOVIEMBRE 2015

007 SPECTRE


AY MAMÁ!


DUELO AL SOL


SUITE FRANCESA


UN FIN DE SEMANA EN PARÍS


LOS JUEGOS DEL HAMBRE
SINSAJO
EL FINAL


PUENTE DE ESPÍAS


ACTIVIDAD PARANORMAL
DIMENSIÓN FANTASMA


ENTRE TRAGOS Y AMIGOS


SIN ESCAPE


ESCALOFRÍOS


PASANTE DE MODA


UYYY! DÓNDE ESTÁ EL ARCA?


TRÁIGANLO DE VUELTA
MISIÓN RESCATE


PETER PAN


TRUMAN


HOMBRE IRRACIONAL


HOTEL TRANSYLVANIA 2


EL CLAN


 
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