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La resolución del gobierno argentino de que el representante de ese país en la asunción de Tabaré Vázquez sea su vicepresidente, Amado Boudou, y no la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, generó malestar en el gobierno uruguayo, dijeron a la prensa fuentes oficiales.
Boudou está procesado por un delito de corrupción confirmado por la Cámara Federal porteña y el caso tiene vinculaciones con Uruguay. El Vicepresidente fue procesado por “cohecho pasivo en concurso ideal con negociaciones incompatibles” por la compra de la empresa emisora de billetes Ciccone Calcográfica.
El caso implica a Uruguay porque el supuesto testaferro de Boudou es investigado por la Justicia uruguaya por lavado de dinero. Integrantes del gobierno explicaron que, además, la venida de Boudou a la asunción de Vázquez se producirá justo la semana posterior a que el juez Néstor Valetti pidiera la captura internacional de Vandenbroele, quien fue detenido el viernes por la Policía de Seguridad Aeroportuaria argentina.
Fernández de Kichner deberá encabezar, el mismo día del cambio de mando en Uruguay, la apertura de la última Asamblea Legislativa durante su mandato. Según informó anteayer el diario Clarín, la presidenta argentina pretende evitar apariciones públicas junto a Boudou y por eso el vicepresidente actuará como representante oficial argentino en la asunción de Vázquez.
La resolución de la Presidente argentina se produce pocas horas después de que el Presidente Mujica declarara que “Argentina no ayuda un carajo” en el proceso de integración regional, en medio de otras críticas a la conducción económica del país vecino. (Correo de los Viernes) |
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