Estimado Ricardo Garzón:
Veo que BQB anuncia la llegada del primer Airbus con matrícula Uruguaya, 144 asientos.
Primero, hay que llenarlos en todos los vuelos, o al menos al 70% para que esto sea rentable, no sea cosa que vaya a suceder lo mismo que está ocurriendo con Iberia, que, previo contrato firmado, hace y deshace a su antojo, según el vuelo esté lleno o el avión en buen funcionamiento.
Segundo, porque las soluciones dadas fue el cambio del avión por barcos... Aunque usted no lo crea, y sus lectores tampoco. (Ver nota que encabeza la sección AVIACIÓN COMERCIAL).
Tercero, porque ya en la desfachatez de la empresa, se burló a gente que compró meses atrás el servicio rápido del mismo, y que fue obligada a regresar con el rápido, pero desde COLONIA.
(Vale la pena analizar el tema. Ir a tal hora en bus a Colonia, correr a la gente a que haga inmigración, 1 hora de espera en el nuevo terminal, para, a posteriori, caminar cual peregrino hasta el muelle de atraque leyendo los carteles "que están trabajando" (hace al menos 5 años vemos inalterable el mismo letrero. La pasarela adecuada a una ciudad PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD, brilla por su ausencia).
Al regreso, sume 1 hora de travesía y 1 hora y media para pasar aduanas con revisión, con una espera de más de 20 minutos a que las maletas lleguen al muelle, ante la confusión colectiva de los viajeros, ya que todos se lanzan a buscar carritos con la consabida revision con 1 solo escaner para 600 pasajeros.
Buquebus o BQB, para el caso es lo mismo, con total desfachatez cada día ajusta precios y comisiones según la volatilidad del mercado, e incluso niega las mismas en muchos casos, recomendando a las agencias y vendedores que le cobren al cliente un plus por el servicio, con lo cual gratuitamente castiga a quienes hacen las cosas con la mejor buena voluntad de asistir a sus clientes.
La empresa realmente quiere dar una imagen de modernidad donde resaltan las fallas en el servicio, colas para subir al bus, esperas innecesarias, caminos largos y tediosos con gente incluso impedida por la edad de acompasar el ritmo en la estrecha pasarela. Al final, a correr para conseguir un asiento.
Se piden avales para abrir agencias, pero nadie controla a esta empresa de transporte que usa y abusa de su posición dominante, prácticamente monopólica.  Ante las súbitas y no informadas cancelaciones, ¿quién obliga a compensar economicamente al pobre y sufrido pasajero, como se hace en todo el  mundo?
A su vez, los recargos de combustible que cobran de una vez, ¿no se pueden poner en el precio del billete en un todo total?
¿O quizás mejor seguimos auto engañando a la platea con precios ficticios para que los auto incautos clientes se den cuanta que les han toamdo el pelo por todos lados?