Edición Nro. 2322 - Punta del Este / Uruguay
enfoques 18 de agosto de 2023
 
 
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UN ARGENTINO ORIENTAL OPINA - ENFOQUES COMPARTIDOS f
Enrique Guillermo Avogadro
De criminales y ausentes
  • “El destino, que es ciego a las culpas, suele ser despiadado con las mínimas distracciones”. Jorge Luis Borges
Los asesinatos de Morena, una niña de once años, y del médico Juan Carlos Cruz han agregado dramatismo a la previa electoral y se convirtieron en sendos cisnes negros para el oficialismo de la Provincia de Buenos Aires, tanto como lo fue el de Cecilia en la del Chaco. Sin embargo, fueron sólo una infinitésima muestra de lo que sucede en el Conurbano bonaerense donde, todos los días mueren decenas de chicos y grandes, muchos de ellos indocumentados y, por tanto, no registrados por el Estado, en manos de la droga y la violencia que la circunda. Que esas muertes no se cuenten, permite que las luces se concentren casi exclusivamente en Rosario y la sangre que baña sus calles. Pero la realidad es otra: las bandas de narcotraficantes minoristas están fuera de control allí y discuten territorios a tiro limpio, mientras que aquí, a escasas cuadras de la Plaza de Mayo, la complicidad política y policial las ordena y evita, so pena de perder esa esencial protección, que las balaceras iluminen la penosa realidad.
El kirchnerismo ha destruido todo, absolutamente todo y, si vencieran sus candidatos en las elecciones, seguiría haciéndolo. Y cuando digo “todo” me refiero, principal pero no exclusivamente, a la sociedad comercial que mantiene con los grandes organizaciones internacionales de productores y distribuidores de todas las drogas, que les ha permitido operar en la Argentina impunemente, a punto tal de transformarlo, de un país de tránsito, en uno caracterizado por su fuerte consumo. Las derivaciones están tan expuestas que hasta resulta redundante enumerarlas, pero las generaciones de niños y jóvenes que tienen ya el cerebro dañado irremediablemente por el terminal paco y que, por ello, resultan irrecuperables para la educación y el trabajo, se han convertido en un pasivo que pesará muchísimo en el futuro.
Otra parte importante de ese “todo” son el garantismo y el abolicionismo penal que, por obra y gracia de Raúl Zaffaroni, impregnan a toda la Justicia y permiten que los malvivientes sean permanentemente liberados por jueces y fiscales “comprensivos”; basta recordar los 4500 criminales, presos por homicidio y por delitos sexuales, que fueron excarcelados con la excusa de la pandemia de Covid. Cada vez que un hecho delictivo nos conmueve, nos enteramos de los terribles antecedentes de los imputados, la mayoría de ellos reincidentes. Es imposible olvidar sus canalladas, como fueron el “Vatayón Militante” o “Hinchadas Unidas Argentinas”, para encuadrar a los delincuentes más recalcitrantes y a los barrabravas del fútbol en las bastardas estructuras kirchneristas.
El abyecto clientelismo y el populismo que utilizaron ambos integrantes del matrimonio patagónico para mantenerse en el poder durante tanto tiempo terminó con la cultura del trabajo y del esfuerzo que justificó, desde la llegada de los primeros inmigrantes, la movilidad social ascendente que nos caracterizó durante décadas. Y el monumental saqueo al que nos sometieron, aupados por el irracional apoyo que así obtuvieron, nos ha dejado prostrados e indefensos, convertidos en miserables mendigos globales. En el camino, prostituyeron la educación, destruyeron la salud pública, intentaron terminar con la libertad de prensa y el imperio de la Constitución y la división de poderes, vaciaron las arcas del Estado, convirtieron al peso en papel pintado, empobrecieron al 40% de nuestros conciudadanos, abrieron indiscriminadamente las fronteras para nutrir las filas de sus fieles, y persiguieron a las fuerzas armadas y de seguridad para impedirles cumplir sus esenciales misiones de defender la integridad territorial y de imponer el orden con el monopolio estatal de la violencia.
De la mano del Aceitoso Sergio Massa, Cristina Fernández buscará mañana perpetuarse para continuar con la demolición de la Argentina, ya peligrosamente cerca de la inviabilidad como país independiente. Pese a lo vital que resultarán tanto las PASO cuanto las elecciones nacionales para evitarlo, las celebradas hasta ahora en las provincias muestran una abstención más que preocupante. Resulta incomprensible que, con la excusa de un desinterés o de una frustración permanentemente, los ciudadanos renuncien a ejercer su derecho de elegir a quienes deberán representarlos para mejorar sus miserables vidas o para evitar que los sigan perjudicando.
Es falso, de falsedad absoluta, que todos los que aspiran a un cargo sean iguales. No son lo mismo quienes han probado, en el ejercicio del poder, su irrestricto respeto a la República y a las leyes que aquéllos que, durante tanto tiempo, han intentado destruirla desde adentro y, mucho menos, que los que se han enriquecido sin tasa ni medida. No son lo mismo los delegados de una condenada por defraudar al Estado y hurtar de sus arcas miles de millones de dólares, que aquellos que sostienen que todos somos iguales ante la ley, sin privilegios de casta. No son lo mismo quienes impidieron por ideología y negocios la oportuna llegada de las vacunas, que los que sufrieron en carne propia esas canalladas.
Por lo demás, tampoco es real que la abstención o el voto en blanco sean inofensivos, porque sin duda pueden significar padecer al kirchnerismo por otro período presidencial como mínimo; siempre, en todos los casos, benefician a los peores, porque su porcentaje de voluntades favorables se calcula sólo sobre los votos válidos. Como lo recordó Carlos Manfroni el miércoles en La Nación, en 2005, cuando la oposición se retiró de la competencia como protesta por su manipulación, Venezuela tuvo una abstención del 75% y Hugo Chávez se hizo de la Asamblea con el 90% de los votos válidos; las trágicas consecuencias están a la vista.
Todos debemos ser conscientes del peligro que corre la República en estas dramáticas horas, y saber que sólo nosotros podemos salvarla. Por eso, asumamos la responsabilidad de cumplir con la mínima tarea que la democracia nos impone y vayamos mañana a votar. Nada puede distraernos y nada nos justificará si dejamos que la Argentina caiga, definitivamente, al abismo de la Historia porque, si así sucediera, nuestros nietos nos preguntarán en algún futuro cercano: “Abuelo, ¿qué hiciste tú para impedirlo?”. ¿Qué responderemos entonces?



ADVERTENCIA: Los artículos periodísticos firmados son de la exclusiva responsabilidad de sus autores. La Dirección.



SE DICE

(Columna de Ricardo Garzón)

Que amplios sectores de la sociedad disienten rotundamente de utilizar a las Fuerzas Armadas en el combate y represión de los delitos cometidos en nuestro territorio.

Que basan su postura en que no existe un marco regulatorio adecuado, y porque las FFAA están reclutadas y entrenadas para el desempeño de otro tipo de tareas, en donde se advierte, a resultado, que se amontonan decenas de ancianos recluidos en prisiones, por ejemplo, por haber obedecido a sus mandos políticos naturales, y actuado en una situación de guerra interna como estaban entrenados para hacerlo.

Que para que tenga andamiento la participación directa de las FFAA en la calle de barrios conflictivos, -como lo han promovido recientemente los legisladores Zubía y Lust- habría, en principio, que dictar leyes claras y concretas que regulen la actuación de los militares, y también revisar los códigos penal militar y de procedimiento penal militar a fin de aggiornarlos y adecuarlos a las nuevas tareas y a los tiempos que corren.

Que los montos actuales de las multas de tránsito van desde las 5 ($ 7.988) a 12 unidades reajustables (unos $ 19.171), -dependiendo de cuánto se excedan los límites de velocidad-, sin perjuicio de que se está a la espera del nuevo decreto de unificación de multas presuntamente acordado en el Congreso de Intendentes y en la comisión competente de los diputados para reparar el desaguisado cometido, el que gracias a Dios tomó estado público.

Que la consecuencia inmediata de mantener las multas en cifras unánimemente repudiables y  despóticas (un millón y medio de ciudadanos cobran sueldos y pasividades en esos montos), será el no pago de las patentes debido a la imposibilidad ciudadana de hacer frente a tamaño abuso del poder político gobernante, verdadero atropello a la libertad del soberano, en donde las Intendencias, en el desquicio y avivada, han jugado rol principal.

Que el voto bronca con la dirigencia política, enojo profundo con "la casta" por la situación económica que ha deteriorado la calidad de vida de los argentinos en los últimos años, trajo a Milei, mesiánico, liberal y ultraconservador.

Que el gran éxito de Milei se basó en su frase y definición: "vamos  a dar fin a la casta política 'chorra', corrupta y parasitaria de este país", propósito que interpretó el hartazgo y hasta el odio de amplios sectores, de la mayoría de los argentinos hacia los políticos tradicionales. Todos. ("Remember" Jorge Batlle)

Que Javier Milei afirmó que hay que eliminar el Mercosur porque “perjudica a los argentinos de bien”, dado que en el fondo es un comercio administrado por estados para favorecer a empresarios prebendarios.

Que el periodista Jorge Lanata analizó el resultado de las PASO donde Javier Milei dió la sorpresa y salió primero: "disiento en muchas cosas con Milei, pero cuando él habla de la 'casta', estoy de acuerdo; la gran mayoría de los políticos son una casta y eso no les permite ver lo que le pasa a la gente", añadió.

Que, acto seguido, siguió Lanata: "Milei ganó en la mayoría del país", y advirtió sobre la posibilidad de crecimiento del candidato de La Libertad Avanza: "eso fue ayer, y hoy, con el envión, mide más, porque todos estamos hablando de él; el voto que vimos ayer viene desde el 2001 de manera subterránea: la gente sigue pensando que tienen que irse todos, y esa gente encontró un candidato".

Que Pedro Bordaberry cuando parece que se acerca, se aleja; amaga, guarda silencio; ni confirma ni desmiente, pero se ha convertido en el único enigma de la campaña electoral que se avecina.

Que desconcierta a propios y extraños; provoca una saludable expectativa en un Partido Colorado casi huérfano de candidatos, pero al mismo tiempo le pone un freno a los correligionarios que quieren empezar a diseñar una estrategia con vistas a 2024.

Que mientras la mayoria del Frente Amplio se ha pronunciado en contra de plebiscitar la reciente reforma del sistema previsional, el PIT-CNT resolvió promover una consulta que no sólo busca revertir los cambios aprobados por el Parlamento hace unos meses, sino que también va más allá, ya que incluye la eliminación de las AFAP, que operan desde 1996, y la inclusión en la Constitución de parámetros para establecer los valores de las jubilaciones mínimas.

Que un grupo de operarios de la refinería de ANCAP recolectó firmas para expresar su rechazo a las medidas que el sindicato había dispuesto para la planta de La Teja, y que tienen como telón de fondo el conflicto por la posible incorporación de uno o más socios privados al negocio del pórtland.

Que esas firmas (alrededor de 90) fueron presentadas ante la dirección de Fancap, sindicato que dejó en suspenso el proceso de parada de la refinería al trascender que había desandado el camino y resuelto finalmente otorgar guardias mínimas para no detener el complejo industrial.

Que tras las elecciones PASO en Argentina y de cara a las presidenciales de octubre, el presidente Luis Lacalle Pou sostuvo que espera tener el mejor vínculo con el gobierno que sea electo para bien de los uruguayos: "a mí me sirve cualquier presidente de cualquier país que entienda y confluya con los intereses de los uruguayos, de los orientales. Y como no voto, esperaré al que venga".

Que quien tiene mayores posibilidades de ser elegido en el balotaje es Milei, pero es la Argentina y en política puede suceder todo y el contrario de todo, en pocos meses. Y faltan 70 días para las elecciones nacionales de octubre...

Que lo básico, lo inicial, lo elemental es que ésta es una nueva grieta en la política argentina, que se suma a la grieta general y cada día más profunda entre el resto de los argentinos y los políticos.

Que por unanimidad, el Congreso de Intendentes rechazó este jueves la propuesta del diputado de Cabildo Abierto Álvaro Perrone que plantea topear las multas por exceso de velocidad a 5 unidades reajustables (UR), cerca de 8.000 pesos.

Que de ninguna manera puede admitirse que se establezcan multas para automovilistas en el orden de lo que ganan mensualmente dos millones de uruguayos, a saber: funcionarios públicos, empleados en la actividad privada, jubilados y pensionistas.

Que el Frente Amplio criticó la “improvisación” del oficialismo: Es muy difícil tener claro qué es lo que estamos discutiendo, porque todos los días aparecen textos nuevos en función de los desacuerdos de la propia coalición, que son muchos.

 

El acordeón constitucional
Por Julio María Sanguinetti. En los últimos años se ha producido una perniciosa tendencia a usar la Constitución de la República, la ley de leyes que organiza el sistema de gobierno, para fines específicos particulares propios de la ley.
La Constitución es el reglamento de juego de la democracia. La regla de oro. Regula el funcionamiento general de los poderes y los derechos y deberes de la ciudadanía. Es obvio, por lo tanto, que no está para establecer asuntos librados claramente a la ley o aun a la administración.
Por ejemplo, fijar la tasa de interés de los préstamos en una Constitución es forzar su sentido. Se trata de una materia financiera esencialmente flexible, que cambia según las circunstancias históricas, la inflación y otras variables económicas. Lo que era un interés razonable en 1995, con una inflación del 40% hoy sería un disparate con los niveles actuales. No se puede definir un "interés justo" con un concepto equívoco,de variada interpretación. Por eso vemos como un error la propuesta constitucional que ha hecho Cabildo Abierto al respecto.
Ahora estamos ante otra historia, que es el intento del PIT CNT de cambiar la Constitución para derogar la ley de seguridad social recientemente aprobada y eliminar la existencia de las AFAP.
De entrada, no más, nuestro colega Mujica fue claro: "Hacer una reforma constitucional para bloquear una ley cuya iniciativa es del Poder Ejecutivo, es discutible desde el punto de vista jurídico". Es claro que es una distorsión del uso del plebiscito constitucional. Emplearlo para derogar una ley sobre una materia por definición compleja y variable, llena de matices y regulaciones, es realmente un disparate.
Por supuesto, la pregunta obvia es: después de 15 años de gobierno frentista, ¿no se les ocurrió derogar las AFAP? ¿Por qué no lo hicieron? Porque Astori era Ministro de Economía y les explicó algo sencillo: que el ahorro allí acumulado en una cuenta personal de cada trabajador no puede ser sencillamente confiscado por una decisión política. La ley dice que el ahorro se acumula en una cuenta individual, tan propiedad individual que integra el haber sucesorio. Lo mismo reconoce Bergara, que entonces integraba el equipo de Astori.
Dar ese paso sería abrir un contencioso gigantesco, más allá del error de vituperar del ahorro individual como procedimiento para asegurar la vejez. Introduciría al país en un área de desconfianza que borraría todo el prestigio ganado por el manejo racional de los dineros públicos. Esto es realmente relevante. La confianza solo se gana con el tiempo y el país lo ha logrado. Perderla es muy fácil: bastaría un error como ese.
Añadamos que fijar un tope de edad es otro disparate. Vivimos más años, los vivimos mejor. En el mundo entero los sistemas de pensiones van reconociendo esa realidad, que supone además salvar su estabilidad financiera.
La Constitución no es un acordeón que se estira al compás de la música que se desea tocar. Por supuesto, no es intangible; puede modificarse, pero la experiencia dice que esas reformas sólo son duraderas y funcionales cuando responden a debates previos, sea en leyes constitucionales o en plebiscitos precedidos de amplios acuerdos políticos. Hay, además, otro factor, que no es despreciable, aunque sea de orden psicológico o de cultura cívica: el irrespeto al código máximo, la idea de que es una ley más que se cambia cuando se quiere, su uso frecuente para resolver conflictos políticos que se llevan a su máxima expresión, sin matices ni entendimientos. Esto es grave también, porque revela en el medio político una incapacidad para alcanzar acuerdos y la idea de no reconocer que cuando no se tiene un cierto consenso, las propuestas deben reconsiderarse y no ir ciegamente adelante.
La reforma de 1996 cambió el sistema electoral y fue importante, al modificar el proceso de elección del Poder Ejecutivo, estableciendo la doble vuelta. Es un caso típico de uso constitucional. No lo fue, en cambio, la de 1989 que estableció un sistema de fijación de los aumentos de jubilaciones, porque aunque haya sido una garantía frente a posibles excesos de la administración, introdujo una rigidez no deseable en el sistema.
Algo parecido cabría decir de algún plebiscito para fijar un porcentaje fijo del presupuesto para la educación, otro asunto estrictamente financiero que no puede atarse a la inmovilidad de la norma superior. Ocurrió en 1994, disponiendo el 27% del Presupuesto con ese destino. No tuvo apoyo, felizmente. Pensemos que con el mismo criterio se podría imponer 30% para la salud y el 20% para vivienda y nos quedamos sin Estado, porque no habría ni obras públicas, ni podría atenderse el enorme subsidio que permite sobrevivir al Banco de Previsión Social.
Hubo otros intentos sobre el tema penal, referidos a la baja de la edad de imputabilidad. Fracasaron y hay que tener claro que ese es un tema legislativo. No es blanco o negro. Hay matices sobre adolescencia a tomar en cuenta para aplicar la norma con flexibilidad a situaciones muy diversas que en la vida diaria ocurren.
En fin, repetimos: la Constitución no es un bandoneón. Respetémosla, démosle al acuerdo político parlamentario el ámbito que le corresponde y solo intentemos tocar la "regla de oro" cuando el sistema institucional lo requiera.

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