Edición Nro. 2299 - Punta del Este / Uruguay
enfoques 3 de marzo de 2023
 
 
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MÁS ALLÁ DEL RÍO DE LA PLATA - ENFOQUES COMPARTIDOS f
Enrique Guillermo Avogadro
Triste, solitaria y ¿final?
  • “Toda dictadura, sea de un hombre o de un partido, desemboca en las dos formas predilectas de la esquizofrenia: el monólogo y el mausoleo” Octavio Paz

Cristina Elisabet Fernández debe estar rumiando sus penas allá en su sureño lugar en el mundo mientras huele las calas recién plantadas en su jardín. Y no es para menos, ya que la semana no pudo traer peores noticias para sus aspiraciones políticas y, en el fondo, sumamente personales. Para una persona ya anciana, que carece por completo de amigos y que sabe cuánto la odian inclusive aquéllos que de ella dependen por el destrato permanente al que han sido sometidos desde siempre, que no tiene siquiera la posibilidad de tomar un avión comercial, ir al cine o comer en un restaurant, debe ser una experiencia casi letal.
Estela de Carlotto, Presidente de Abuelas de Plaza de Mayo, que tantos favores y miles de millones de pesos debe al kirchnerismo, se opuso a que la sesgada recordación del golpe de Estado de 1976 fuera usada por La Cámpora para reclamar contra una inexistente proscripción y, a la vez, aprovechar la masiva concurrencia de la izquierda para ocultar su nulo poder de convocatoria; nadie la acompañó cuando fue condenada por ladrona y, pese a contar con todo el aparato y el dinero del Gobierno para movilizar a la tropa, no hubo acto alguno para protestar contra esa falsedad. Claramente, el kirchnerismo necesita el nombre de Cristina Fernández en las boletas electorales, aún cuando sea solamente como candidata a Senadora, para traccionar votos. Creo que así será, aunque se vea obligada a retractarse del histérico renunciamiento que formuló al dictarse la sentencia penal en su contra; si no lo hiciera, quedaría a tiro de los Tribunales, a los que ataca sin tasa ni pausa con movimientos tan inmundos como el simulacro de juicio político a los miembros de la Corte.
La otra noticia, aún más grave para su imagen al interior del Frente de Todos (FdT), fue el rompimiento de su antes pétreo bloque en el Senado, que se sumó a la actitud de los dieciséis gobernadores que adelantaron las elecciones provinciales en sus feudos para evitar que una previsible catástrofe en las generales nacionales. En este tema caben todas las especulaciones porque la liberación de cuatro de sus esclavos permitiría a éstos aumentar sensiblemente el monto de sus “honorarios” cuando sus votos resulten esenciales para las necesidades del oficialismo; sin embargo, me tranquiliza en ese sentido la presencia en el nuevo bloque de la Senadora Alejandra Vigo, mujer de Juan Schiaretti, Gobernador de la indómita Córdoba. Lo notable fue que, con el Senador Guillermo Snopek (Jujuy) a la cabeza, los ¿independizados? atribuyeron a Alberto Fernández la culpa por su actitud, acusándolo de falta de federalismo, y no a la arquitecta egipcia, que siempre fue una déspota centralista y unitaria.
El Caracol, que sigue negándose a bajar su precandidatura para conservar algo de nafta en el tanque, ha decidido realizar giras proselitistas por el interior del país y, esta misma semana, las extendió a la Antártida, tal vez para buscar el voto de pingüinos más australes. Esa resistencia de parte de alguien que sabe imposible lograr la reelección en estas condiciones de inflación, narcotráfico e inseguridad, y el fracaso de todas las tentativas que realiza el Instituto Patria para doblegarlo y permitirse unificar la candidatura presidencial, me lleva a preguntarme si ambos, ella y él, tendrán disponibles recíprocos “carpetazos”, capaces de neutralizar al contendiente.
Las principales figuras de Juntos por el Cambio (JxC), continúan absortas en la contemplación de sus respectivos ombligos, sin percibir que la situación no permite esperar hasta las PASO de agosto para terminar con la destructiva competencia y tener un liderazgo unificado. A este ritmo, perderá la crucial Provincia de Buenos Aires, amén de otras jurisdicciones en las que ya aparece dividida y los feudales oficialismos conservan sus repugnantes mañas populistas, y comprometerá su fortaleza en el Congreso, indispensable para enfrentar la salvaje resistencia del peronismo cuando no gobierna y el violento accionar de la izquierda trotskista en la calle.
Que a los dos tanques más importantes de JxC –Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta- se hayan sumado inexplicables postulantes a la Presidencia, como María Eugenia Vidal, por ejemplo, resulta descorazonador. Ésta podría representar a la coalición en la Provincia de Buenos Aires, por sus buenos antecedentes como Gobernadora, y tendría muchísimas más chances de triunfar sobre Axel Kicillof que Cristian Ritondo, Facundo Manes o Diego Santilli; es más, si no se le hubiera impedido, en 2019, separar su elección local de la candidatura nacional de Mauricio Macri, es altamente probable que otra hubiera sido nuestra historia.
Porque, a esta altura de los acontecimientos y con Sergio Aceitoso Massa fuera de carrera por su fracaso económico, me parece razonable que nos planteemos las distintas alternativas que nos presentarán las elecciones generales en el ballotage, aún cuando algunas aparezcan hoy como más probables que otras: 1) Bullrich vs FdT (¿Daniel Scioli?); 2) Rodríguez Larreta vs FdT; 3) Bullrich vs Milei; 4) Rodríguez Larreta vs Milei; 5) FdT vs Milei. Así como no tengo dudas acerca de qué elegirán los votantes de JxC en la quinta opción, me pregunto: ¿qué harán los votantes de Milei, muchos de los cuales provendrán del Conurbano empobrecido, ante las opciones 1 o 2? y también, ¿y los fieles al FdT en los casos 3 o 4? En la respuesta que, al final, reciba cada uno de esos interrogantes estará signado el destino de la Argentina.

Otros tiempos...




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 SE DICE

Que resulta penoso advertir cómo pierde el tiempo el sistema político uruguayo, azuzado por periodistas afines, enfrascados todos en determinar si fulano o mengano es o no licenciado, cura, colchonero, rey de bastos, caradura o polizón.

Que
la televisión ha hecho personajes a periodistas mediocres que juegan a ser Sherlock Holmes; que distraen a extremos la atención del país,  y que son responsables directos de hurgar con toda chismosería en los programas periodísticos con que nos atiborran un día sí y al otro también desde la radio y la televisión.

Que 83 mil personas dejarán pagar IRPF o IASS (63 mil el primero y 20 mil el segundo); 29.200 empresas se verán beneficiadas, y toda la rebaja impositiva implicará una resignación fiscal de US$ 150 millones anuales.

Que el diputado Gustavo Zubía, ante el anuncio presidencial de rebaja del IASS (impuesto a jubilados), recordó, "molesto, muy molesto" cuando Lacalle Pou, entonces senador, le pedía al ministro de la época, Danilo Astori, la derogación total del gravamen.

Que Lacalle Pou, que acusó al Frente Amplio de crear un impuesto arbitrario e injusto, ocho años después concreta una rebajita que se transforma básicamente en una cifra de 500 pesos para 20 mil jubilados.

Que para el senador Manini las medidas anunciadas por Lacalle Pou van en el sentido correcto y significan alivio para mucha gente, aunque faltó anunciar el aumento de la jubilación mínima, y en cuanto al IASS, precisó que se deberá establecer en la ley de Seguridad Social la previsión de su gradual desaparición atada al crecimiento del país.

Que el senador de Fuerza Renovadora, Mario Bergara, consideró “muy modestos” los alivios impositivos y señaló que el presidente describió “el país de las maravillas” donde “no existe la corrupción, los Astesianos, los Marset y las irregularidades en el Ministerio de Turismo”, en tanto que, Alejandro Sánchez del MPP, agregó que “el Uruguay cambió para peor y no hay discurso que pueda ocultarlo”.

Que en medio del jolgorio político y carnavalero que afecta el país, el senador Enrique Rubio resaltó que el presidente del Frente Amplio tiene el respaldo unánime del FA, y que no encuentra, -habiendo repasado reiteradamente todas sus declaraciones en entrevistas-, motivo alguno del cual se pueda deducir que hubo algún tipo de agravio a la señora fiscal.

Que el presidente del Frente Amplio habría afirmado, en respuesta a la denuncia por injurias que le realizó la fiscal del caso Astesiano, que al Frente Amplio no le pone una mordaza ni lo hace callar ninguna denuncia de una fiscal por importante que ésta sea, ni ningún hombre de gobierno por importante que se crea, ni el presidente de la República.

Que a juicio de Fernando Pereira lo grave en el Uruguay no es que él haya criticado decisiones de una fiscal, y sí que hayan procesado al jefe de seguridad del presidente de la República por cuatro delitos de corrupción sin responsables políticos a la vista.

Que los reiterados y muy costosos traslados del narcotraficante González Valencia -conocido como El Cuini- desde el edificio de la Guardia Republicana hasta Cárcel Central, con el argumento de que en el contenedor donde estaba tenía vulnerados sus “derechos humanos”, habrían sido resueltos por el ministro de aquel momento, el fallecido Eduardo Bonomi.

Que las razones esgrimidas para  efectuar tantos traslados son que el contenedor de marras, -donde se encontraba alojado el narcotraficante-, no brindaba la suficiente intimidad para que el detenido tuviera relaciones sexuales con su señora esposa.

El "caso" Peña
(Por Julio María Sanguinetti) La situación del ex Ministro Adrián Peña, se ha dado vuelta: luego de haber dicho que le faltaba un curso para la Licenciatura, la Universidad Católica ahora, formalmente, reconoce que completó sus estudios y que no le falta nada. O sea ya está licenciado y la Universidad inició el trámite del título. Ya puede ejercer si lo quisiera.
El daño ha sido grande, porque el gobierno perdió un buen Ministro y él padeció una tremenda tortura moral, que enfrentó con transparencia y valentía. Él tenía la idea de que ese curso práctico de solo una semana lo había cumplido, pero no la certeza. Cuando Búsqueda da la noticia de que invocaba un grado universitario que no tenía y que le faltaba esa prueba, consultó a la Universidad y como no apareció el registro de su cumplimiento, renunció al Ministerio, reconoció públicamente su error y se presentó inmediatamente a la Comisión de Ética del Partido para que lo juzgara. Esta Comisión escuchó sus descargos, evaluó con ponderación todos los elementos en juego y emitió un fallo considerando "impropia" su conducta y haciéndole un "apercibimiento".
El Partido, que sufrió el episodio, actuó con limpidez. No barrió hacia adentro, como suele decirse en estos casos. No hizo lo del Frente con la decena de episodios en que se abroqueló detrás de los infractores. Igualmente hablaban de que este caso era igual al de Sendic, que cayó por otras circunstancias y no por la carrera inexistente. En todo caso, la situación era absolutamente incomparable, porque en el caso de Peña la carrera existía, los exámenes estaban dados, la tesis aprobada y solo faltaba para la Licenciatura, aparentemente, un pequeño curso práctico. Había un error, sin duda, pero la atribución de su título no le había significado ningún beneficio y tampoco perjudicado a nadie. Cayó en un pecado muy uruguayo, porque nuestra aristocracia son los títulos, como es natural en un país republicano y de inmigrantes. "Mi hijo el doctor", lo escribió Florencio Sanchez hace 120 años, aludiendo a ese sueño profesional de los inmigrantes.
La Universidad muestra dos hechos: un error burocrático y la honradez de investigar a fondo hasta aclarar la situación. Nos consta que fue una disposición del Rector, Padre Julio Fernández Techera, que lo enaltece. La Universidad ha explicado que el error obedecía a que no figuraba la inscripción de Peña en el citado curso, aunque luego se encontró en la libreta del profesor su escolaridad y en el acta final su cumplimiento. La verdad es que Peña siempre nos dijo que él estaba convencido de haber cumplido ese curso, pero habiendo llevado adelante la carrera a lo largo de varios años e interrupciones podía estar equivocado como surgía de la Bedelía universitaria.
No han faltado, como es habitual, voces draconianas reclamando "sanciones ejemplarizantes" y es bueno recordarlo en esta hora, no para reprochar, pero si para aleccionar. Ante todo, entender que todas las sanciones, sean penales o morales, tienen grados, porque no es lo mismo una falta que otra y la del caso, si bien grave, no era extrema. Eso es justicia y no venganza, como ocurre cuando se responde al griterío del momento. Bien sabemos también, que estas cosas desatan sentimientos escondidos, muchos oscuros, y que del árbol caído es fácil hacer leña. Hasta algunos preguntaban públicamente si esto no ameritaba la pérdida del estado parlamentario, cuando es un cargo elegido por la ciudadanía y que solo en casos graves de delito puede estar en juego. Aquí, además, no había ningún delito, ni grande ni pequeño, porque no había ejercido la profesión, no había actuado en ese carácter, no lo precisaba para ser Ministro o Senador, de modo que estábamos ante una posible falta, pero no un delito.
Al final de cuentas, una reivindicación oportuna, que lejos de quedar como una mancha, luce como lo contrario. La cicatriz del padecimiento siempre queda, pero es una honrosa cicatriz hija del siempre duro oficio de la política. (Nota que se comparte con Correo de los Viernes)

 



 

 
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