Edición Nro. 2299 - Punta del Este / Uruguay
enfoques 3 de marzo de 2023
 
 
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PLUMAS ILUSTRADAS f
Javier Bonilla
Declaren guerra!
De conchudas a pijudos...
Al margen que el insulto proferido por el zurdo, borrachín y previsible murguista, a la hace poco candidata a la intendencia municipal, está ya casi incorporado al lenguaje cotidiano,y más proviniendo de la boca de mujeres, últimamente, la grosería espetada por el pichón de carnavalero comunista, revela que esto es guerra y se va a librar en todos los terrenos. En ese caso, el judicial, hubiera sido el más estúpido...
No solo porque la mayoría de jueces, fiscales y actuarios evidencia simpatías izquierdosas, sino porque la patota cultural es especialista en victimizarse. Tanto como la prensa mayoritaria en ayudarlos.
Muy acertado , entonces, retirar la denuncia. Mucho más acertado sería darse cuenta de que no es cayéndole bien a la izquierda Villa Biarritz y cantando casi el mismo discurso maquillado de los rivales, queriendo trillar los mismos caminos que ellos se saben de memoria. Menos, prácticamente sugiriendo mantener sus falsas "conquistas", traducidas en tolerancia a imbecilidades y despilfarro a todo lo que da. Con plata ajena...
No señor! No se van a ganar las intendencias de Montevideo ni de Canelones manteniendo 25 o 30 Direcciones o Secretarias  simplesmente "mejor gestionadas"! Eso no existe! Hay que volver, sí o sí, a la media docena de divisiones y dedicarse a tareas realmente municipales (barrer, asfaltar, iluminar, señalizar, ordenar territorialmente y poco más). Las Intendencias no son para tener direcciones de Emigrantes, de Equidad o de Género. Menos de asuntos religiosos o de aviación. Tampoco para coleccionar cargos "de confianza" para vagabundos y vagabundas militontos y desocupados. O Departamentos de Cultura que dupliquen a los de Limpieza u Obras! No! Porque, además, funciona casi todo muy mal.
Se intenta tapar con idioteces caras y pagas por el contribuyente, como TV Ciudad, los gorritos para recibir a Lula o los miles de carteles feministas para el corso del 8, la ineficacia gerencial, el asalto impositivo, la mugre que nos tapa y la desidia institucionalizada. Pan y circo que financia la ciudadanía, como los shows" gratuitos" de artistas caros y mimados por las costas montevideana o canaria, los hitos de la supuesta" memoria" hemiplégica, que cuestan plata (como los mamarrachos mentirosos en la puerta del shopping Punta Carretas, asegurando que ahí hubo "presos políticos" en plena democracia y homenajeando a los malhechores anarquistas del 30, que de románticos, nada).
Ahora, el otro disparate: monumento a las tupamaras presas frente al Parlamento. Empezó ayer!  Y nadie dice nada... A no cuestionar el relato, los gastos actuales ni las pensiones indebidas. ¿Los " geniales" expertos en comunicación de la coalición no lo aconsejan?
Espero (aunque no me ilusiono) que Raffo haya aprendido que no es fingiendo ser una versión yuppie del Frente Amplio que se gana.
Esperaría, también, que, una vez que los "sagaces y superdotados" negociadores constitucionales de 1996 fueron incapaces de acordar un sólo candidato y ballotage municipal, como en el mundo real, la gente de la coalición salga de la burbuja, de la zona de colegios, y mientras no se termine esa aberración electoral, vayan con tres candidatos, si es que ya no entregaron Montevideo y Canelones.
Cómo dijo Cazuza "Declarar la guerra/ La vida anda mal en la aldea/ Dejen de pasar/ la mano en la cabeza del que los manosea".
Tengo mis serías dudas de que se animen ! Muy serias...
Rafael Rubio
Proyección de Astesiano
  • “Las cosas no se ven como son. Las vemos como somos”. Hilario Ascasubi
La percepción es el proceso activo de atender una realidad y de organizarla en interpretaciones sensatas. Suele hacer  que diferentes personas tengan diferentes interpretaciones o visiones, en ocasiones contradictorias, del mismo hecho o persona (Gordon, Judith. 1997. Comportamiento Organizacional, Un enfoque diagnóstico. PRENTICE HALL HISPANOAMERICANA S. A. 5ª Edición. Pág. 29). Se atienden los estímulos mayores, más intensos, en movimiento, repetitivos, o nuevos o muy conocidos o que contrastan con un telón de fondo. Prestamos atención de acuerdo a nuestro estado interno y nuestras experiencias culturales. La memoria guarda esquemas, categorías de individuos, guiones de hechos.
Las percepciones son subjetivas y presentan distorsiones e inexactitudes, los prejuicios son normales y humanos. La percepción siempre tiene algo de imaginación. Se parece más a pintar que a fotografiar. Y de acuerdo al efecto confirmatorio, creemos ciegamente la realidad que construimos (Sigman, Mariano. 2015. La vida secreta de la mente. 7ª ed. Buenos Aires: Debate. Pág. 98).  
        Los seres humanos tienden a dividir el mundo social en grupos; a preferir el propio grupo e ir en contra de los otros y eso se hereda; son predisposiciones que se expresan muy temprano en  la vida (Sigman, Mariano. 2015. Op. Cit. Pág. 51).
        Operan factores de tipo inconsciente,  Agustín Ibáñez, jefe del laboratorio de psicología experimental del INECO, demostró en un trabajo publicado en Frontiers in Human Neuroscience, que el cerebro detecta automáticamente (en menos de 170 milisegundos)  si un rostro integra el propio grupo de pertenencia y le asigna una valoración positiva o negativa mucho antes que el sujeto responda. Esta investigación demuestra que los procesos asociados a la discriminación y al prejuicio son automáticos y muchas veces pueden primar sobre otros mecanismos mentales (Manes, Facundo y Niro, Mateo. 2014. Usar el cerebro. Editorial Planeta S. A. 1ª Ed. Pág. 328)
Entender cómo percibimos debe ayudar a comprender y luego respetar la visión  ajena, y a ser más empáticos.

i.            Sesgos cognitivos
Son esquemas mentales que ayudan al cerebro a procesar la información y dar respuesta a situaciones a las que se debe enfrentar de manera rápida. Nuestra mente comete errores sistemáticos sin que nos demos cuenta. Es víctima de factores que distorsionan nuestra interpretación del mundo. Las personas estamos continuamente dando forma al mundo. Vivimos rodeados de información incierta y parcial, que debemos organizar, en función de lo que ya sabemos, para predecir lo mejor posible el mundo que nos vamos encontrando y adaptarnos a él. Puede que la forma en la que editamos los recuerdos sea sesgada por nuestras preferencias políticas y caigamos en la ilusión de que nuestro partido  está haciendo bien las cosas cuando los datos no lo avalan. O puede que nuestra estimación de si existe o no relación causal entre unas hierbas que estamos tomando y los síntomas de una enfermedad también esté sesgada por nuestras creencias y concluyamos que esas hierbas nos curan, aunque ello no sea cierto. Así pues, comprender cómo funcionan estos errores de la mente se convierte en algo absolutamente necesario para poder combatir muchos de los problemas que afectan a nuestra sociedad.
Nuestra percepción del mundo no es una copia exacta de la realidad, sino que se filtra a través de nuestras creencias y nuestra propia historia. Tanto que, aunque enfrentemos datos objetivos que contradigan esta visión previa, nos resulta muy difícil cambiarla. Se trata de un conflicto cognitivo que experimentamos al ver amenazada nuestra forma de concebir las situaciones. Así, se pone en juego la propia identidad. Nuestra mente, incluso, es capaz de hacer malabares para mantener la coherencia entre los pensamientos.
Más que analizar minuciosamente todos los datos disponibles, el cerebro se apresura a tomar la información a partir de patrones que permiten interpretar rápidamente los hechos nuevos en coherencia con nuestros pensamientos. De esta manera, se liberan recursos cognitivos para otras tareas. Muchos experimentos demuestran cómo las personas cambian los hechos para adaptarlos a sus creencias con el objetivo de disminuir la incomodidad que resulta de sostener simultáneamente dos actitudes u opiniones conflictivas entre sí. Los sesgos cognitivos son errores sistemáticos que cometemos todos, en nuestros razonamientos, nuestra atención, la memoria, la percepción del mundo y la manera de dar sentido a lo que nos rodea. Nuestra manera de aprender, de buscar información, de recordar y de editar los recuerdos está también sujeta a sesgos cognitivos.
El llamado “sesgo de confirmación” actúa en este sentido. Consiste en buscar información que apoya las opiniones que sostenemos. Así, leemos los editoriales de los diarios que confirman nuestras convicciones políticas, miramos en la televisión los programas que coinciden con nuestra visión de la realidad y seguimos en redes sociales a quienes opinan cosas parecidas a nosotros. Además, consideramos a los expertos como más legítimos y respetables en tanto apoyen lo que creemos. Y más todavía: somos mejores para aprender y recordar los hechos que coinciden con nuestra forma de ver el mundo.
Los sesgos influyen en que tomemos o no en serio los problemas. Cuando estamos muy fatigados y agotados mentalmente, somos más propensos a actuar de forma automática e impulsiva. Para moderar el efecto de estos sesgos cognitivos en nuestras creencias, decisiones y conductas es importante saber que existen y reflexionar sobre ellos. Tener mayor capacidad de pararse en distintos lugares, de observar a través de diferentes perspectivas y de permitirse abordar diversas ideas ayuda a comprender a los demás, sobre todo a aquellos que no piensan de la misma manera que nosotros, y nos ayuda a vivir mejor en comunidad.
Pero estos errores de la mente no son aleatorios, sino predecibles. Pueden provocarlos los investigadores en el laboratorio de manera controlada para fines científicos y sin consecuencias serias para los voluntarios que se prestan a participar en los experimentos. Pero también pueden provocarlos las empresas de publicidad, las redes sociales y las grandes plataformas de Internet a través de sus algoritmos de inteligencia artificial, que a menudo son diseñados con el propósito de sacar provecho de estos sesgos. En estos casos de explotación de los errores cognitivos con fines no científicos, las consecuencias para los usuarios pueden ser graves.
Para explicar lo que es un sesgo cognitivo, se utiliza la metáfora de una brújula. Si estuviera estropeada o rota, sin más, cometería errores aleatorios: un día nos llevaría hacia el norte, otro día hacia el sur. Probablemente nos daríamos cuenta enseguida de que algo va mal. Pero si la brújula estuviera sesgada, los errores serían sistemáticos. Si lo estuviera hacia el noroeste, nos acabaría llevando siempre en esa dirección. No nos llevaría al azar, sino siempre en una dirección errónea concreta y de manera consistente. Y estos errores son más difíciles de detectar. Podemos no darnos cuenta nunca, pensar que el norte está allí donde nos indica nuestra brújula sesgada. Si no somos un poco escépticos y no ponemos la brújula a prueba, es fácil que no nos demos cuenta del fallo hasta que sea demasiado tarde y nos hallemos ante un error de mayores consecuencias.
 
ii.          La proyección como distorsión de la percepción
Si bien hay toda una gama de distorsiones que pueden afectar las percepciones, se señalan los estereotipos (igualar a todos los pertenecientes a determinado grupo_ los gordos, los rubios, los “rosaditos”), efecto halo (una característica sobresaliente de alguien, lo hace hábil para todas las demás_ un buen cantante opinando de política), proyección (atribuir sus propios valores y sentimientos a otros_ esperan que haga lo que él haría y si no lo hace es malo, culpable, etc.), la profecía que se cumple (esperar ciertos comportamientos de los demás, y luego perciben que dichos comportamientos se cumplen, sea verdad o no. Sus expectativas se convierten en profecías que se cumplen_ mis representantes “siempre o nunca” actúan así) (Gordon, Judith. 1997. Op. Cit. Pág. 35).
En el caso particular de la proyección (atribuir sus propios valores y sentimientos a otros), las personas recurren a ella como mecanismo de defensa, para echar la culpa a otra persona o para protegerse contra sus propios sentimientos inaceptables. Las personas muchas veces atribuyen sus propios prejuicios a otros, no entienden o desconfían de los diferentes a ellas, y les proyectan sus inseguridades. La proyección implica un prejuicio emocional de las percepciones. El miedo, el odio, la inseguridad, la ira, el engaño o la desconfianza propias, son atribuidas a la otra parte (Gordon, Judith. 1997. Op. Cit. Pág. 36).

iii.       Valores y sentimientos
Si mis relaciones son de confianza, naturalmente confío para que confíen en mí, como práctica normal de convivencia y camino al desarrollo. Enorme desilusión con quien nos falla, máxime si también hubo engaño.  Aquel enorme celo en el cumplimiento de la única responsabilidad asumida, era una pantalla para cometer todo tipo de delitos,  fruto de una personalidad desquiciada. Una gran enseñanza, cerciorarnos primero que merecen nuestra confianza, máxime cuando yo represento mucho más de lo que soy como ciudadano común.
¿Qué pasa si soy desconfiado, otros son mis valores y sentimientos?
Mis valores están signados por la violencia (lucha de clases), “mis valores _que son el motor que me guían_ (resentimiento, miedo,  odio,  inseguridad, ira, engaño y  desconfianza), crean una “proyección perceptiva” en la cual se cree que existe una organización mafiosa liderada por…   
Si en función de mis valores, a lo largo de mi vida delinquí, robé, maté, secuestré, realicé actos terroristas, hice piquetes, escraches, mentí, manipulé, amenacé, falseo normas, engaño, conspiro, trampeo, oculto verdades, etc.,   etc., o tengo alta tolerancia a esos hechos, porque el fin justifica los medios, percibo que TODOS hacen lo mismo. 
Michael Castleton
Ya  alcanzó, no?

Muchos orientales entre los que me incluyo estamos cansados de este absurdo tema de los títulos ‘truchos’.
Usar un título al cual uno no tiene derecho es nada más que una expresión de la más absoluta inseguridad en nuestras propias condiciones para enfrentar lo que la vida nos pone profesionalmente en el camino.
Es como disfrazarse de algo que uno, no es, para manejar determinadas situaciones.
La lista de grandes hombres de nuestra historia sin títulos universitarios formales es larga.
Para muestra nada más y sin pensar mucho, José Batlle y Ordoñez y Wilson Ferreira Aldunate, dos hombres que para bien o para mal forjaron la historia de nuestro país . Ni el uno ni el otro tuvieron título formal. Lo cual no es lo mismo que formación, que ambos tuvieron en abundancia y cuando las papas queman es lo importante.
Por supuesto que la formación profesional es interesante e importante pero no hace al hombre. Lo que enseña o debería enseñar una buena formación es una metodología para el pensamiento y por consiguiente el logro de determinados objetivos, intelectuales o prácticos, no importa, usando las herramientas aprendidas.
Esto no quita, sin embargo, que cualquier ser pensante con un poco de voluntad, trabajo y experiencia pueda lograr una formación práctica, útil y fundamentalmente aplicable en su vida en sociedad.
Siempre hace gracia aquella anécdota de un tonto miembro de la Cámara de los Lores de Gran Bretaña, cuando refiriéndose a Sir. Winston Spencer Churchill, decía, `parafraseando, como se nota que Winston no tiene  título universitario!´ Tuvo el tupé de referirse así a sin duda el más grande estadista del siglo pasado, premio Nobel, prócer de su patria y ciudadano venerado del mundo libre. Absurdo, completamente absurdo y ridículo.
Lo mismo se puede decir de Harry Truman vice presidente y sucesor de Franklin Delano Roosevelt que nunca terminó sus estudios universitarios. Al igual que Churchill tuvo formación militar y a lal luz de los hechos uno se puede preguntar si esto no fuera más importante que cualquier pasaje por alguna facultad más discursiva que práctica.
Sin pensar mucho la lista de personajes sin formación terciaria formal es vasta, para muestra un botón, José Artigas, Benjamín Franklin, Abraham Lincoln por citar próceres de la historia del planeta.
En el mundo de la empresa, gente que cambió nuestra civilización: Bill Gates, Steve Jobs, Mark Zuckerberg y muchos fundadores más de los que hoy son empresas que afectan y en muchos casos simplifican nuestras vidas cotidianamente. Gente cuyos inventos tomamos diariamente como nuestros y sin los cuales hoy nuestra vida sería mucho mas compleja.
En nuestro país los arquitectos tienen a Frank Lloyd Wright, merecidamente, por otra parte, como uno de los genios de la historia en su profesión. Nunca se recibió de arquitecto.
Leonel Viera quien proyectara obras tan señeras como el cilindro Municipal, ejemplo mundial de estructura autoportante, o el puente suspendido de la Barra de Maldonado que tan bien ha resistido el paso de los años cuando su copia realizado por ingenieros avezados de la facultad se rompió y hubo de reforzarlo para esta temporada que termina, no era ingeniero en los papeles pero vaya si lo era en los hechos.
El mundo está enamorado de los títulos y con razón. Sirven para ordenar la gente por sus conocimientos al menos teóricos en un mundo cada vez más complejo. De ninguna se puede menospreciar la buena formación terciaria y por cierto la post terciaria.
No por eso se debe menos preciar al hombre despierto, trabajador, observador y práctico que tantas veces saca a los más eruditos de algún aprieto.
Quizás en el personal estoy deformado por mi admiración a los viejos ingenieros ferroviarios hechos al sol y el frío de crudos inviernos, no por facultad alguna, que sin ir más lejos que en nuestro país proyectaron los puentes ferroviarios a los cuales nunca llegan ni las crecientes más grandes ni nunca se ha caído ninguno a pesar de sus más de, largamente, cien años de mal uso.
Hay se sacarse el complejo de los títulos tan nuestro. Los yanquis ya lo están haciendo. Un buen hombre capaz, trabajador y práctico con título tanto mejor. Sin título si sirve, sirve. Ningún papel cambiará esto.
Entonces, pues, dejemos de inventar papeles que no existen. Luzcamos con orgullo los que sí existen, porque representan años de trabajo y sacrificio pero no necesariamente, strictu sensu, habilidad para ninguna función específica, al menos sin años de experiencia.




ADVERTENCIA: Los artículos periodísticos firmados son de la exclusiva responsabilidad de sus autores. La Dirección.



 SE DICE

Que resulta penoso advertir cómo pierde el tiempo el sistema político uruguayo, azuzado por periodistas afines, enfrascados todos en determinar si fulano o mengano es o no licenciado, cura, colchonero, rey de bastos, caradura o polizón.

Que
la televisión ha hecho personajes a periodistas mediocres que juegan a ser Sherlock Holmes; que distraen a extremos la atención del país,  y que son responsables directos de hurgar con toda chismosería en los programas periodísticos con que nos atiborran un día sí y al otro también desde la radio y la televisión.

Que 83 mil personas dejarán pagar IRPF o IASS (63 mil el primero y 20 mil el segundo); 29.200 empresas se verán beneficiadas, y toda la rebaja impositiva implicará una resignación fiscal de US$ 150 millones anuales.

Que el diputado Gustavo Zubía, ante el anuncio presidencial de rebaja del IASS (impuesto a jubilados), recordó, "molesto, muy molesto" cuando Lacalle Pou, entonces senador, le pedía al ministro de la época, Danilo Astori, la derogación total del gravamen.

Que Lacalle Pou, que acusó al Frente Amplio de crear un impuesto arbitrario e injusto, ocho años después concreta una rebajita que se transforma básicamente en una cifra de 500 pesos para 20 mil jubilados.

Que para el senador Manini las medidas anunciadas por Lacalle Pou van en el sentido correcto y significan alivio para mucha gente, aunque faltó anunciar el aumento de la jubilación mínima, y en cuanto al IASS, precisó que se deberá establecer en la ley de Seguridad Social la previsión de su gradual desaparición atada al crecimiento del país.

Que el senador de Fuerza Renovadora, Mario Bergara, consideró “muy modestos” los alivios impositivos y señaló que el presidente describió “el país de las maravillas” donde “no existe la corrupción, los Astesianos, los Marset y las irregularidades en el Ministerio de Turismo”, en tanto que, Alejandro Sánchez del MPP, agregó que “el Uruguay cambió para peor y no hay discurso que pueda ocultarlo”.

Que en medio del jolgorio político y carnavalero que afecta el país, el senador Enrique Rubio resaltó que el presidente del Frente Amplio tiene el respaldo unánime del FA, y que no encuentra, -habiendo repasado reiteradamente todas sus declaraciones en entrevistas-, motivo alguno del cual se pueda deducir que hubo algún tipo de agravio a la señora fiscal.

Que el presidente del Frente Amplio habría afirmado, en respuesta a la denuncia por injurias que le realizó la fiscal del caso Astesiano, que al Frente Amplio no le pone una mordaza ni lo hace callar ninguna denuncia de una fiscal por importante que ésta sea, ni ningún hombre de gobierno por importante que se crea, ni el presidente de la República.

Que a juicio de Fernando Pereira lo grave en el Uruguay no es que él haya criticado decisiones de una fiscal, y sí que hayan procesado al jefe de seguridad del presidente de la República por cuatro delitos de corrupción sin responsables políticos a la vista.

Que los reiterados y muy costosos traslados del narcotraficante González Valencia -conocido como El Cuini- desde el edificio de la Guardia Republicana hasta Cárcel Central, con el argumento de que en el contenedor donde estaba tenía vulnerados sus “derechos humanos”, habrían sido resueltos por el ministro de aquel momento, el fallecido Eduardo Bonomi.

Que las razones esgrimidas para  efectuar tantos traslados son que el contenedor de marras, -donde se encontraba alojado el narcotraficante-, no brindaba la suficiente intimidad para que el detenido tuviera relaciones sexuales con su señora esposa.

El "caso" Peña
(Por Julio María Sanguinetti) La situación del ex Ministro Adrián Peña, se ha dado vuelta: luego de haber dicho que le faltaba un curso para la Licenciatura, la Universidad Católica ahora, formalmente, reconoce que completó sus estudios y que no le falta nada. O sea ya está licenciado y la Universidad inició el trámite del título. Ya puede ejercer si lo quisiera.
El daño ha sido grande, porque el gobierno perdió un buen Ministro y él padeció una tremenda tortura moral, que enfrentó con transparencia y valentía. Él tenía la idea de que ese curso práctico de solo una semana lo había cumplido, pero no la certeza. Cuando Búsqueda da la noticia de que invocaba un grado universitario que no tenía y que le faltaba esa prueba, consultó a la Universidad y como no apareció el registro de su cumplimiento, renunció al Ministerio, reconoció públicamente su error y se presentó inmediatamente a la Comisión de Ética del Partido para que lo juzgara. Esta Comisión escuchó sus descargos, evaluó con ponderación todos los elementos en juego y emitió un fallo considerando "impropia" su conducta y haciéndole un "apercibimiento".
El Partido, que sufrió el episodio, actuó con limpidez. No barrió hacia adentro, como suele decirse en estos casos. No hizo lo del Frente con la decena de episodios en que se abroqueló detrás de los infractores. Igualmente hablaban de que este caso era igual al de Sendic, que cayó por otras circunstancias y no por la carrera inexistente. En todo caso, la situación era absolutamente incomparable, porque en el caso de Peña la carrera existía, los exámenes estaban dados, la tesis aprobada y solo faltaba para la Licenciatura, aparentemente, un pequeño curso práctico. Había un error, sin duda, pero la atribución de su título no le había significado ningún beneficio y tampoco perjudicado a nadie. Cayó en un pecado muy uruguayo, porque nuestra aristocracia son los títulos, como es natural en un país republicano y de inmigrantes. "Mi hijo el doctor", lo escribió Florencio Sanchez hace 120 años, aludiendo a ese sueño profesional de los inmigrantes.
La Universidad muestra dos hechos: un error burocrático y la honradez de investigar a fondo hasta aclarar la situación. Nos consta que fue una disposición del Rector, Padre Julio Fernández Techera, que lo enaltece. La Universidad ha explicado que el error obedecía a que no figuraba la inscripción de Peña en el citado curso, aunque luego se encontró en la libreta del profesor su escolaridad y en el acta final su cumplimiento. La verdad es que Peña siempre nos dijo que él estaba convencido de haber cumplido ese curso, pero habiendo llevado adelante la carrera a lo largo de varios años e interrupciones podía estar equivocado como surgía de la Bedelía universitaria.
No han faltado, como es habitual, voces draconianas reclamando "sanciones ejemplarizantes" y es bueno recordarlo en esta hora, no para reprochar, pero si para aleccionar. Ante todo, entender que todas las sanciones, sean penales o morales, tienen grados, porque no es lo mismo una falta que otra y la del caso, si bien grave, no era extrema. Eso es justicia y no venganza, como ocurre cuando se responde al griterío del momento. Bien sabemos también, que estas cosas desatan sentimientos escondidos, muchos oscuros, y que del árbol caído es fácil hacer leña. Hasta algunos preguntaban públicamente si esto no ameritaba la pérdida del estado parlamentario, cuando es un cargo elegido por la ciudadanía y que solo en casos graves de delito puede estar en juego. Aquí, además, no había ningún delito, ni grande ni pequeño, porque no había ejercido la profesión, no había actuado en ese carácter, no lo precisaba para ser Ministro o Senador, de modo que estábamos ante una posible falta, pero no un delito.
Al final de cuentas, una reivindicación oportuna, que lejos de quedar como una mancha, luce como lo contrario. La cicatriz del padecimiento siempre queda, pero es una honrosa cicatriz hija del siempre duro oficio de la política. (Nota que se comparte con Correo de los Viernes)

 



 

 
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