Edición Nro. 2280 - Punta del Este / Uruguay
enfoques 7 de octubre de 2022
 
 
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PLUMAS ILUSTRADAS f
Javier Bonilla
Uruguay
Autodestrucción o anomia
Mientras nuestro augusto Parlamento anda legislando (con tanto proyecto realmente urgente eternamente encajonado...) muy alegremente sobre la eutanasia u otras yerbas parecidas, en los noticieros calculamos casi deportivamente cuántos muertos habrá habido en las últimas horas por drogas, o cuántos cientos de policías -que según una asquerosa gremialista de Secundaria, no trabajan- habrá que distribuir por los estadios para que se juegue un fútbol de quinta, cuidando que hinchadas de humanoides y drogadictos no se maten o maten un juez, probablemente izquierdista. En tanto, se condena a un joven en Paysandú por herir a un delincuente de profusos antecedentes que robaba su casa, a casi tres increíbles años de ominosa prisión.
Al país formal, no le importa! No habrá marchas. No pertenece a ninguno de los mal llamados "colectivos" (palabra inmunda, si las hay) victimistas.
¡Eso sí! Los tres Poderes, incluido el Ejecutivo, se preparan a secundar la mentira histórica e histérica del intragable y egocéntrico fiscal Perciballe (peor que Guianze, a esta altura) y santificar a las inventadas "muchachas de abril", muertas en 1974 tras un tiroteo que resultó en militares muertos y heridos, granadas mediante, inclusive, como si hubieran sido fusiladas, cuando vivas hubieran sido una excelente fuente de información. ¡No! ¡Estas chicas no fueron como el caso Gelman! Estas eran de armas tomar. Resulta que ahora, si los tres Poderes se golpean el pecho y asumen corresponsabilidad, aparte de seguir erosionando la imagen de las FFAA medio siglo después, empiezan las demandas civiles y pagamos todos!!
¿Más aún? ¡Sí! Además de lo que pagamos en la escandalosa industria de juicios internacionales contra el Estado por errores cometidos en normas y contratos heredados de gobiernos anteriores, cuyos responsables no van presos ni la ciudadanía cornuda lo pide.
¡Eso sí! No hay día que no haya paro reclamando recursos que se dilapidan sin que nadie lo diga. Y muchas veces no es por recursos, que cuántos se tiran en plebiscitos inútiles o en nuevos juzgados, fiscalías y asesorías todavia más inútiles.
Miren, si no, a la intragable nena -nene stalinista, miembro del Partido Comunista y candidata a estudiante crónica de la impresentable FEUU, la misma que dijo días atrás algo así como que no le era posible seguir avanzando en democracia. Ningún fiscal la llamó para aclarar sus conceptos; sigue su maratón, con la complicidad de medios y cronistas afines, para convencer a los ilusos de lo justo que sería ocupar establecimientos de enseñanza, deporte suicida e inconducente a nada bueno, que se practica desde hace más de 55 años, como una estúpida tradición a la que políticos de todos los bandos temen ponerle fin, aunque, como es la regla, por estas usuales salvajadas el que sufre es el menos pudiente; desde el estudiante del interior que cuenta las monedas, hasta el enfermo que debe atenderse en el Clínicas u otras dependencias de ese tipo, hasta el que depende del Consultorio Jurídico. Sin embargo, esta manga de cobardes adoctrinados, tendrán habitualmente el tupé y el caradurismo de decir que sus disparates los hacen "por el pueblo"...
Del Ipa o Magisterio, ni hablemos. Yo que el gobierno, en lugar de esa dínámica Tom & Jerry de "ocupo-desocupo", les cortaba la luz, el agua y el teléfono de línea. Una vez sin poder ir al baño, sin poder cargar un celular o sin poder tener wifi, quiero ver cuantas horas les dura la valentía! Y si me pintarrajean, habrá cámaras que me digan quien fue...
Y no me vengan con que hay "tantas decenas de miles de inscriptos" en la Urssdelar o en los centros docentes, porque de esos, se gradúan un 5,5%. Además, y voy a ser frío, la mayoría de esos anotados, no creo que que lo sean ni en profesorados de matemáticas o ciencias, ni en carreras científico-técnicas o en tecnicaturas de demanda laboral. Imagino los miles de asistentes a facultades saturadas y de muy dudosa inserción laboral, sean los reventados que, en la Facultad de Ciencias Sociales y Políticas le fueron a escupir la espalda y tirar semen a esa "docente" argentina desnuda (la cual no terminó secundaria) que vino a hacer un "taller" (agarrá para las 8 horas, vagabunda!) o sea los que pueblan la Facultad de Información y Comunicación desde donde las perspectivas de trabajo se aproximan a 0, o la de Humanidades, etc... Cambiaría en algo que no existiese alguna de esas fábricas de desocupados ideologizados, pudiendo quizá becar a algunos pocos rara y especialmente talentosos y vocacionales en la educación privada?
¿Por qué no dejarse de pavadas falsamente inclusivas y vamos, como en todo el mundo real, al examen de ingreso, con más o menores exigencias de acuerdo con la necesidad de profesionales de algunas carreras y su demanda laboral? Por unos cuantos años, diversas facultades, además de las nombradas, deberían dejar de recibir ingresos: Derecho (replanteando Notoriado, que no puede seguir siendo una simple profesión liberal hasta tener un escribano en cada esquina, sino una posición jerárquica en el plano jurídico) Ciencias Económicas, Psicología, Relaciones Internacionales, etc. Al menos reducir sus aspirantes a una o dos docenas por año.
Y, en un país que impuso y derogó el gobierno Colegiado -el parcial, con el gabinete dividido de la Constitución de 1918 hasta el integral de 1951- discutamos la vigencia y la necesidad de la tontamente sacralizada y petrificada "Autonomía Universitaria", que no nos ha llevado a buen puerto académico ni antes del 74 ni después del 84, con honrosas y felizmente numerosas excepciones. Hoy, año a año, la Urssdelar cae en los rankings universitarios internacionales y a muy pocos parece preocuparles. Más bien prefieren cuestionar esos rankings y la posibilidad de que se forme gente a demanda del mercado... ¿Será que no importa el futuro de los jóvenes, sino su calidad de carne de cañón?
Mientras, gobierno y oposición, en esa acostumbrada danza autodestructiva se pelean por quien dejó o ayudó a entrar al mafioso Astesiano a la custodia presidencial, tema que da asco y no se trata de quien tiene la culpa, sino de lo enchastrada que queda TODA la clase política, y no es la primera vez que el tema apesta, sea en los tiempos de Carmona y De María con Sanguinetti, o sea los amiguitos del Can Vázquez. No habrá que recortar el derecho de los presidentes, más allá de algún custodio personal excepcional de confianza, a modificar toda la guardia en cada cambio de gobierno, cuando puede disponer de cuerpos de elite militares y policiales a ese respecto. ¿No habrá que profesionalizar en lugar de guitarrear? Por mucho menos, una diputada colorada durante el mujicato, Graciela Matiaude, en minoría, logró tirar al ex ministro Rosadilla gracias un pariente guardaespaldas y chofer por acosar sexualmente jóvenes funcionarias, destratar a otras y agredir periodistas. Suena más que infantil y caprichoso meter custodia porque te lo recomendó fulano. ¡¡Son técnicos!!
Y de postre, lo de Salinas, la OPS y las cajas de cigarrillos, o fue adrede para bajarlo de un hondazo de la OPS, o a algún asesor idiota (de esos que pululan en todos los gobiernos) se le ocurrió esa tonta idea, que, por supuesto, por más que Delgado cacaree, no termina con contrabando alguno, porque el volumen de ese negocio escapa a las posibilidades represivas del país, más cuando cada vez más la anomia nos acecha, aunque sea, por contagio de la otra orilla...
¿Y que hay del otro lado? Pepita, la pistolera municipal montevideana con todos sus costosos secuaces, o el canario Orsi, que no le va en saga, ni siquiera en lo amplio, ampuloso y costoso de su gabinete? Ya se siente presidente, aunque diga lo contrario. ¿Se puede estar más cerca del abismo? Más preocupante es el panorama cuando hasta el propio Isaac Alfie, en un ataque de bienvenida sinceridad admite la gravedad del tema pobreza infantil y que  lo mucho invertido durante años en  ello, no llega a la minoridad en riesgo, seguramente alimentando burócratas...
Si no damos un fuerte golpe de timón, ya es difícil arreglar esto con buenos modales...!!! 
Carlos Asecas
Los comités de base camuflados
Una vez más ha quedado bien claro que la izquierda uruguaya carece de escrúpulos para utilizar cualquier método, con tal de obtener rédito político. Algo que viene sucediendo hace bastante tiempo, pero que ahora quedó a la vista, es la utilización de las ollas populares para mantener votos cautivos.
La actitud de la coordinadora popular y solidaria demostró que tiene ese fin, sin dejar de investigar si todos los alimentos llegan a los beneficiarios o son desviados con otros fines.  Desde el momento en que la izquierda comenzó con la recolección de firmas en contra de la LUC, podíamos ver en las notas televisivas a integrantes de las ollas populares con camisetas rosadas del SI y con planillas a la vista, de modo de obtener las firmas de aquellos que ahí concurrían. En declaraciones del senador Gandini, éste afirmó que tiene audios donde a todo aquel referente de una olla que concurría a recoger los insumos a la coordinadora, se le condicionaba la entrega de los mismos a cambio de asistir a talleres en contra de la LUC. El calificativo que se les puede dar a quienes hacen esto, es irreproducible.  A tal punto la izquierda demuestra su doble moral, que en el Parlamento al INDA se le aprobó un aumento en su presupuesto; sin embargo el Frente Amplio se negó a votarlo. Son unos sinvergüenzas que demuestra lo ruin de sus intenciones. Sólo les interesa el voto y no importa cómo se consigue. El progresismo aplica esto en todos los países. La misma táctica aplican en Argentina, donde en lugar de utilizar la comida como método de coacción, utilizan los planes sociales, los cuales otorgan a quienes concurren a las marchas y piquetes a favor del kirchnerismo. Estas son parte de las estrategias que desde el Foro de San Pablo, comunican a los referentes de la izquierda de Latinoamérica. La única función de quienes ahí concurren, es cómo planificar para desestabilizar las democracias latinoamericanas. Todo esto financiado por el narcotráfico que a cambio obtiene zonas de libre circulación en países amigos.
Desde el mes de agosto que el MIDES le informó a la coordinadora popular y solidaria que tenía plazo hasta fines de setiembre para entregar información con respecto a las ollas, en cuanto a su ubicación y cantidad de platos distribuídos, pues ellos aducían que había aumentado la cantidad de personas que concurrían.  Les pareció mal que se les solicitara esa información sin tener en cuenta que están utilizando recursos del estado. La respuesta que dieron fue variando con el correr de los días. En principio no iban a dar información; después la daban pero que no se publicara; luego no la darían por razones políticas. Finalmente entregaron la información fuera de fecha, por lo tanto el MIDES con toda razón, informó que los alimentos se repartirían directo a las ollas, pero sin intervención de este comité de base camuflado que es la coordinadora popular y solidaria. Una primera revisión de ese documento dejó en claro que figuraban 19 ollas que ya no funcionaban y hay otras 9 en estudio. Quizás surjan más novedades pues este documento pasó al departamento jurídico del MIDES. Evidentemente quienes están al frente de la coordinadora popular y solidaria están vinculados a la izquierda y cumplen la función de conseguir votos para el Frente Amplio. Seguramente son dirigentes o reciben un sobre a cambio. La solidaridad es sólo una pantalla para hacer política partidaria.
Hay que ponerle un freno a estos desbordes pues ya sabemos en que terminan si estos atorrantes llegan al poder. Ya tenemos el ejemplo de Cuba, Venezuela y Nicaragua donde el infierno de Dante Alighieri se vuelve realidad. Quienes idolatran a los narco-dictadores deberían emigrar, favor le hacen al Uruguay.
Rafael Rubio
El síndrome de Casandra
Apolo amaba a Casandra infinitamente pero, cuando ella no le correspondió, él la maldijo: su don se convertiría en una fuente continua de dolor y frustración, ya que nadie creería sus predicciones. Casandra «la que enreda a los hombres»,  fue sacerdotisa de Apolo, con quien pactó, a cambio de un encuentro carnal, la concesión del don de la profecía. Sin embargo, cuando accedió a los arcanos de la adivinación, Casandra rechazó el amor del dios; éste, viéndose traicionado, la maldijo escupiéndole en la boca: seguiría teniendo su don, pero nadie creería jamás en sus pronósticos.
 
i.            Ver el futuro
Se tiende a ver el futuro en base de nuestras propias expectativas, más que en función de las condiciones objetivas que imperan. Las expectativas tienden a adaptarse a las condiciones contingentes, incluidas las que trasmiten otras personas y son pautadas por la manera en que pensamos y percibimos el mundo  ((Harari, Yuval Noah. 2018. 21 lecciones para el siglo XXI. Editorial Sudamericana Uruguaya S. A.).  
Nuestra percepción del mundo no es una copia exacta de la realidad, sino que se filtra a través de nuestras creencias y nuestra propia historia. Tanto que, aunque enfrentemos datos objetivos que contradigan esta visión previa, nos resulta muy difícil cambiarla. Se trata de un conflicto cognitivo que experimentamos al ver amenazada nuestra forma de concebir las situaciones. Así, se pone en juego la propia identidad. Nuestra mente, incluso, es capaz de hacer malabares para mantener la coherencia entre los pensamientos (Manes, Facundo y Niro, Mateo. 2018. El cerebro del futuro. Grupo Editorial Planeta S.A.I.C.).
Los “sesgos cognitivos” son esquemas mentales que ayudan al cerebro a procesar la información y dar respuesta a situaciones a las que se debe enfrentar de manera rápida. Más que analizar minuciosamente todos los datos de los que se dispone, el cerebro se apresura a tomar la información a partir de patrones que permiten interpretar rápidamente los hechos nuevos en coherencia con nuestros pensamientos. De esta manera, se liberan recursos cognitivos para otras tareas. Muchos experimentos demuestran cómo las personas cambian los hechos para adaptarlos a sus creencias con el objetivo de disminuir la incomodidad que resulta de sostener simultáneamente dos actitudes u opiniones conflictivas entre sí.
El llamado “sesgo de confirmación” actúa en este sentido. Consiste en buscar información que apoya las opiniones que sostenemos. Así, leemos los editoriales de los diarios que confirman nuestras convicciones políticas, miramos en la televisión los programas que coinciden con nuestra visión de la realidad y seguimos en redes sociales a quienes opinan cosas parecidas a nosotros. Además, consideramos a los expertos como más legítimos y respetables en tanto apoyen lo que creemos. Y más todavía: somos mejores para aprender y recordar los hechos que coinciden con nuestra forma de ver el mundo.
Los sesgos influyen en que tomemos o no en serio los problemas. Cuando estamos muy fatigados y agotados mentalmente, somos más propensos a actuar de forma automática e impulsiva. Para moderar el efecto de estos sesgos cognitivos en nuestras creencias, decisiones y conductas es importante saber que existen y reflexionar sobre ellos. Tener mayor capacidad de pararse en distintos lugares, de observar a través de diferentes perspectivas y de permitirse abordar diversas ideas ayuda a comprender a los demás, sobre todo a aquellos que no piensan de la misma manera que nosotros, y nos ayuda a vivir mejor en comunidad (Manes, Facundo y Niro, Mateo. 2018. Op. Cit.).

ii.         “El síndrome de Casandra”
•          Se solicitó cuarentena obligatoria.
•         Se dijo que el número de  delitos sólo ascendía, pero excepto los asesinatos, todos descienden.
•         Con la LUC se perdía calidad democrática.
•         Se venía el gatillo fácil y el “desalojo express”,
•         La privatización de la enseñanza y de otros sectores de actividad.
•         Con esta rendición de cuentas, ¿qué va a suceder con ANTEL y el resto de las empresas públicas?
•         Con el “retroceso” de permitir las cajillas de cigarrillos blandas, la gente va a volver a fumar
•         El cambio en la educación no es democrático
•         ¿Qué pasará con la reforma de la seguridad social?
 
¿La oposición traicionó al dios Apolo?



ADVERTENCIA: Los artículos periodísticos firmados son de la exclusiva responsabilidad de sus autores. La Dirección.



Marcha San Lorenzo
Cayetano Silva
  • La consigna era simple: comentar qué importancia tiene la muerte de la reina Elizabeth II y cuál es el vínculo con nuestro país.

Las respuestas fueron variopintas y conocidas: lo increíble de la vigencia de la monarquía en pleno siglo XXI, la impronta personal de la monarca más longeva de Gran Bretaña, las diversas influencias inglesas en la conformación del Uruguay, desde la educación al ferrocarril, pasando por los frigoríficos y el culto a los deportes con el fútbol a la cabeza. Hubo quienes desacreditaron la discusión como tal, increpando la frivolidad que rodeaba a las exequias fúnebres de la corona, cuando hay problemas más importantes y urgentes en el mundo y en nuestra realidad local.
En medio de todas esas conocidas posturas alguien dice al pasar:“Un uruguayo compuso la música con la que asumió Elizabeth II y con la que asumirá su hijo”. Silencio. ¿Cómo un dato así puede ser desconocido para la inmensa mayoría? Ahí empieza una de las tareas fascinantes del periodismo: corroborar, llamar a colegas, googlear, comparar datos, volver a chequear, desechar o confirmar la información. Ir descubriendo e hilvanando una historia apasionante.
Cayetano Alberto Silva nació en San Carlos, Maldonado, el 7 de agosto de 1868. Era afrodescendiente. El apellido no es del padre ni de la madre, sino de la familia que tenía como esclava a Natalia, que lo dio a luz allí. Empezó a estudiar música de pequeño con Francisco Rinaldi y a los 11 años se fue a Montevideo. Ingresó en la escuela de artes y oficios donde aprendió taquigrafía. En paralelo estudió corno, violín, pistón y solfeo con Gerardo Grasso. Deambuló por teatros, revueltas obreras e ingresó después al Ejército como parte de la Banda Militar. Luego emigró a Argentina, primero a Buenos Aires y luego a Rosario, donde se casó con Filomena Santanelli y tuvo ocho hijos. Murió pobre y desconocido en 1920, con apenas 51 años. La policía de Santa Fe le negó sepultura en el Panteón municipal por ser negro. Su tumba no tenía nombre. Volvamos un segundo para atrás.
En 1901 Cayetano compuso una marcha militar en honor al Coronel Pablo Riccheri, ministro de Guerra argentino, quien agradeció el homenaje pero pidió que se le cambiara el título por Marcha de San Lorenzo, en honor a una de las batallas protagonizadas por San Martín. Un año después, se convirtió en la marcha oficial del Ejército argentino. Seis años después un amigo de Cayetano Silva, Carlos Benielli, le agregaría la letra que la haría famosa en todas las escuelas del país vecino hasta el día de hoy.
En esos mismos años hay un hecho clave: Cayetano vende los derechos de su música, según algunos a la casa Breyer de Alemania, según otros a un editor bonaerense. En lo que no quedan dudas es que la venta fue insignificante y se debió a apremios económicos del músico para mantener a su familia. Los nuevos dueños presentan la música al concurso de piezas para la asunción del rey de Inglaterra George V. Ganan el certamen. Se ejecuta bajo el nombre de Marcha de la Victoria el 22 de junio de 1911, y desde entonces se transforma en la marcha oficial de la asunción de la realeza británica. Así fue con George VI, Elizabeth II y su hijo Charles III (Se ejecutaba también durante los cambios de guardia del Palacio de Buckingham, hasta que se inició la Guerra de las Malvinas). Por si ya no fuera increíble la historia, hay todavía más.
En 1910 Argentina autoriza a Alemania el uso de esa marcha, que sería ejecutada 30 años después cuando el Ejército nazi desfilaba por las calles de la ciudad de París conquistada. Y no solo. El ejército aliado, de la mano de Eisenhower, la vuelve a tocar a los cuatro años en la misma ciudad luego de derrotar a los alemanes. Ejecutar nuevamente esa música era un modo de desagravio. Como si la música compuesta por el compatriota, fuera la banda sonora de la Segunda Guerra Mundial.
Más allá de estos hechos históricos puntuales, la Marcha de San Lorenzo-Marcha de la Victoria está considerada una de las cinco partituras militares más importantes de toda la historia. Una charla sobre la muerte de la reina más longeva termina en la historia de un uruguayo hijo de esclavos, nacido en la villa de San Carlos y muerto pobre en Argentina luego de escribir una pieza musical histórica. Entre el funeral más pomposo en Inglaterra y una tumba sin nombre, hay un hilo directo, que es una partitura escrita originalmente para violín.
En 1997 se hicieron gestiones para trasladar los restos de Cayetano al Cementerio Municipal de Venado Tuerto en Santa Fe, donde se le dio nueva sepultura. La Banda Municipal del lugar se llama hoy Cayetano A. Silva. Hay allí un museo en su memoria. En Montevideo, una calle en el Paso de las Duranas del Municipio G lleva su nombre. Del Paso de las Duranas a la abadía de Westminster en un santiamén.
La historia de Cayetano Silva tiene otras aristas fascinantes: su pasaje como músico en el Teatro Colón, su amistad con Florencio Sánchez y sus composiciones para obras de teatro; la fundación de un centro lírico para la Sociedad Italiana de Venado Tuerto; su ingreso a la Policía santafesina para aumentar sus ingresos; su traslado a Mendoza donde fundó la Banda de Música del Cuerpo de Bomberos; la creación de una agrupación en 1900 para salir en Carnaval. Y por supuesto la composición de otras marchas.
¿Qué nos dice de Uruguay una historia así? Es una pregunta cuya respuesta no debería ser meramente histórica, en el sentido de recolección de datos como memoria. Debería Suscribite apuntar sobre la vigencia de un país que genera condiciones para la formación, incluso para un hijo de esclavos alejado de la capital. Hoy que estamos inmersos en debates sobre educación, hoy que discutimos el peligro de las bases de convivencia de nuestra democracia, hoy que Argentina nos parece una tierra tan alejada y extraña; la peripecia vital de Cayetano Alberto Silva suena como una bocanada de esperanza.
Claro que uno puede también interpretar la otra parte: el olvido de estas historias; la segregación de la que fue objeto por su color de piel; sus problemas económicos por los que malvendió su obra y nunca cobró regalías; la incapacidad de Uruguay para retenerlo como músico. No niego que haya argumentos para este tipo de enfoques, pero el hecho político más importante es el otro: tenemos en nuestro acervo cultural talentos como el de Cayetano Alberto Silva, que a pesar de todos los contratiempos, florecen y crean. Hay que cuidar y contar estas historias para que contagien otras. Hacerlo es un gesto cívico relevante. Además, es un hecho de justicia, tan significativo como la detención del custodio personal del presidente de la República, con la aceptación de todas las partes de la legitimidad del proceso. Eso es Uruguay también.
Facundo Ponce de León. (Búsqueda)

 

Después del ruido
(Por Julio María Sanguinetti) Los últimos días el país ha sido sacudido por el impacto informativo del procesamiento del Jefe de la Custodia Presidencial.

Ha sido un episodio sorpresivo y particularmente mortificante para el Presidente. En torno a Alejandro Astesiano había rumores que le llevaron a pedir dos veces sus antecedentes al Ministerio del Interior. La información no revelaba ningún procesamiento como el que más tarde apareció y había sido ocultado. Era un hombre de confianza que había estado cerca de la familia desde el gobierno del Dr. Lacalle Herrera. A la luz de los acontecimientos está claro que fue un error mantenerlo en esa cercanía. El Presidente hizo fe y esa confianza fue defraudada. Sobró buena fe pero faltó prudencia.
Un error es un error y no otra cosa. Asumimos que es importante por la cercanía con el Presidente, pero esa situación nos lleva también a la certeza de la salud institucional de nuestra República. A la comprobación incuestionable de la transparencia.
El protagonista del nefasto episodio fue investigado por la Dirección de Inteligencia del Ministerio del Interior, servicio subordinado al Poder Ejecutivo. No obstante, ni ese servicio ni la fiscal a la que se le dio cuenta de la situación, alertaron al Presidente. Este fue el primer sorprendido y ello nos permite preguntar en cuántos países puede ocurrir algo así. Nadie interfirió en la labor de quien estaba cumpliendo con su deber. No hubiera sido irregular que hubieran dado cuenta a sus superiores. No lo hicieron y esa independencia funcional honra a la Policía y al Estado de Derecho.
El episodio ha adquirido particular resonancia por vincularse con el otorgamiento de pasaportes basados en documentos falsos vinculados a ciudadanos rusos. Desgraciadamente, algunos legisladores del Frente Amplio han intentado afectar el sólido prestigio de nuestro país hablando, hacia el exterior, de graves daños a nuestra reputación. No es nuevo: en los últimos meses se han dedicado, en episodios diversos, a tratar de herir al país abusando de la ignorancia que de nuestra realidad suela haber en el periodismo y algunos organismos internacionales. Es muy triste comprobar ese empeño en dañar. Lo hemos visto en recientes episodios, por ejemplo cuando la elección de la Institución Nacional de Derechos Humanos o el referéndum de la LUC. El prestigio nacional es un patrimonio colectivo que todos debemos cuidar al extremo. Los debates internos, los cuestionamientos, son propios de la vida política, pero esa insistencia de trasladar al exterior presuntas situaciones de inexistentes riesgos institucionales, merecen la mayor condenación.
En cuanto al señor Presidente y su custodia, pensamos que es algo imprescindible que funcione con eficacia. Felizmente en el Uruguay los ex Presidentes podemos caminar por la calle tranquilos. Hay vigilancia en nuestras casas, como es natural, porque muy malo para el clima de seguridad sería advertir que se registraran en ese ámbito agresiones o invasiones. El Presidente en ejercicio, sin embargo, está en otra posición. No tiene el derecho a asumir los riesgos personales que podemos tener cualquier ciudadano. Él es la máxima jerarquía del país. Posee un enorme valor simbólico y no puede estar expuesto a la agresión violenta o aún al manoseo irritante de algún iracundo que procure ridiculizarlo. Entendemos el sentimiento de nuestro Presidente. Lo viví en su momento y si hoy disfruto de una libertad que no tenía entonces, con más razón reitero la obligación de la prudencia.
Dos caras entonces en el episodio penoso: el bochornoso del servidor público que hiere sus deberes; el enaltecedor de una institucionalidad que revalida la ejemplaridad de la democracia uruguaya. (Nota que se comparte con Correo de los Viernes)



 



 

 
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