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| Javier Bonilla |
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El puerto de Montevideo enfrenta el narcotráfico
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Vincent Vandecauter :” Las cosas que uno no quiere ver”
Desde el principio del evento realizado este martes por la firma portuaria TCP, encabezada por el conocido grupo belga Katoen Natie, concesionario del puerto de Montevideo " Tráfico marítimo de estupefacientes e impacto en la imagen del país", ya el Secretario de Inteligencia Estratégica, Álvaro Garcé fue directo al grano, advirtiendo que a este tipo de mafias no les conmueven" ni las leyes ,ni las fronteras, ni las personas y su único límite es un estado fuerte enfrentándolos. El sector público debe dar una respuesta eficaz.". Por esa razón, "hay que aumentar la inversión en Recursos Humanos, Capacitación y Tecnología, mejorando los recursos disuasivos por tierra, mar y aire". encuadrando la actual situación en la materia, como "crítica". "No hay que regalar la casa pero tampoco la azotea o el patio", agregó Garcé, aludiendo a las múltiples varias vías de trasiego de drogas, armas y mercaderías peligrosas a través de todo el Uruguay.
El objetivo del evento fue debatir sobre acerca de los riesgos asociados al tráfico de estupefacientes y sus impactos en la imagen de un país, así como exponer e intercambiar ideas sobre posibles medidas para mitigarlos desde la óptica de la seguridad.De la convocatoria participaron autoridades del gobierno relacionadas con la temática, de la Armada Nacional , la Aduana ,y miembros de ASIS Uruguay, el mayor conglomerado privado de protección y seguridad a nivel internacional, que surgiera hace décadas en EEUU, y presente localmente desde 2012.
Por su parte, el gerente general de Katoen Natie, Vincent Vandecauter, anunció que el gobierno va a aumentar el control sobre las actividades de narcotráfico y otras ilícitas con la incorporación de tres escáneres más para el puerto de Montevideo. Sobre los recientes acontecimientos relacionados al narcotráfico que involucran al puerto de alguna forma, afirmó que “son cosas que uno no quiere ver” y que están ligadas al “incremento de volumen de contenedores” en las instalaciones, lo que implica un “riesgo más alto” de “encontrar esas cosas”.
Durante las exposiciones, representantes de la Armada Nacional destacaron los éxitos obtenidos en este tema (a despecho de famosos fracasos de los últimos años) como el Operativo Melva, en 2020, frustrando el envío de seis toneladas de cocaína en contenedores de soja, dos años atrás y otros, aunque se reconoció que no es raro que embarcaciones menores transporten droga desde las costas uruguayas a navíos en alta mar, como lo evidenció el hallazgo ,meses atrás, de ,al menos, casi 1.400 kilos de cocaína en las playas del balneario oceánico de La Paloma, junto a restos de una lancha en esa ocasión diferente a la usual para esta operación, lo cual indica que se trataría de un traslado delicitvo habitual , Unidades de dos o más motores potentes fuera de borda y determinados perfiles con tripulantes especialmente idóneos (incluso académicamente) pueden cumplir estas tareas clandestinas, en costas sin sensores ni cobertura satelital.
Uruguay es uno de los pocos países sudamericanos que no cuenta sistemas de vigilancia costera VTS, no obstante haber dispuesto de una interesante cadena de radares costeros Raytheon hasta mediados de los "90, los cuales dejaron de actualizarse y mantenerse en esa época, cuando Rentas Generales retuvo los recursos destinados a tal fin.
Del punto de vista portuario, aunque en diversas instalaciones del país- especialmente del interior, populares balnearios del Este incluidos- la presencia del narcotráfico es más que una hipótesis, máxime cuando no hay sensores electro ópticos en la mayoría de ellas y los radares de gran parte de las instalaciones portuarias de las mismas son ,prácticamente débiles dispositivos desembarcados de embarcaciones menores, sin posibilidad de captar movimientos hostiles, inclusive en bases navales desguarnecidas.
El puerto de Montevideo, sí podría empezar a marcar una diferencia muy sensible… Acompañando las numerosas inversiones e innovaciones operativas del concesionario privado, el gobierno adquirirá, entonces, tres escáneres, luego de que el primero, incorporado en 2007, sufriera curiosas roturas y accidentes durante la gestión anterior, mientras en lo que hace al control interno, se está evaluando el unificar casi todas las entradas y salidas al área portuaria en no más de una o dos, con controles eficaces, redundantes y digitalizados.
De esta manera, será notoriamente más fácil supervisar el trasiego de personas o mercaderías dentro del puerto montevideano y actuar sinérgicamente ante cualquier sospecha. Esperemos que el ámbito administrativo y letrado oficial esté a la altura, evitando sobreseimientos apresurados, condenas blandas, documentos cuestionados y otras vergüenzas que deben evitarse a cómo dé lugar. |
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| Rafael Rubio |
| El líder del futuro |
- “Todo problema postergado urde su venganza”. José Ortega y Gasset
“Puede haber «líderes natos», pero seguramente son demasiado pocos para contar con ellos. El liderazgo debe aprenderse y puede aprenderse”, afirma Peter F. Drucker en la Introducción de “El líder del futuro” (Editorial Deusto), libro que publicó un año antes de fallecer (2004).
Peter Drucker, reconocido como el padre de la administración moderna, define al líder de la siguiente manera:
“Todos los líderes eficaces con que me he encontrado tanto aquellos con los que he trabajado como los que meramente he observado sabían cuatro cosas sencillas:
i. La única definición de un líder es alguien que tiene seguidores. Unos individuos son pensadores; otros profetas. Ambos papeles son importantes y muy necesarios. Pero sin seguidores no puede haber líderes.
ii. Un líder eficaz no es alguien a quien se le quiera o admire. Es alguien cuyos seguidores hacen lo que es debido. La popularidad no es liderazgo. Los resultados sí lo son.
iii. Los líderes son muy visibles. Por consiguiente, establecen ejemplos.
iv. El liderazgo no es rango, privilegios, títulos o dinero: es responsabilidad”.
Según Drucker, los líderes eficaces hacen lo siguiente:
“Independientemente de su casi ilimitada diversidad con respecto a la personalidad, el estilo, las aptitudes e intereses, los líderes eficaces que yo he conocido, con los que he trabajado y a los que he observado se comportaban además de forma muy parecida:
a. Ellos no empezaban con la pregunta ¿Qué es lo que quiero? Empezaban preguntando ¿Qué es necesario hacer?
b. Luego se preguntaban ¿Qué puedo y debo hacer para cambiar la situación? Esto tiene que ser algo que a la vez se necesite hacer y que corresponda a las fortalezas del líder y al modo en que él es más eficaz.
c. Preguntaban constantemente ¿Cuáles son la misión y los objetivos de la organización? ¿Qué es lo que hay que lograr en esta organización?
d. Eran extremadamente tolerantes con la diversidad de las personas y no buscaban copias al carbón de sí mismos. Rara vez se les ocurría preguntar ¿Me gusta o me disgusta esta persona? Pero eran totalmente intolerantes cuando se trataba de los comportamientos y valores.
e. No temían la fortaleza de su gente. Se enorgullecían de ella. Lo hubieran oído o no, su lema era el que Andrew Carnegie quería haber puesto en su lápida sepulcral: ‘Aquí yace un hombre que atrajo a su servicio personas mejores que él mismo’.
f. De un modo u otro, ellos se sometían a la ‘prueba del espejo’, es decir, se aseguraban que la persona que veían en el espejo por la mañana era la clase de persona que querían ser, respetar y en la que creer. De ese modo se fortalecían contra las mayores tentaciones del líder: hacer lo que goza de la aprobación general en lugar de lo que es correcto y hacer cosas insignificantes, mezquinas y ruines”.
Comento:
Estas ideas -como casi todas las ideas de Drucker- no son nuevas, fundaron la administración como profesión y conservan una vigencia inquietante.
Frente al desafío de obtener bonanza económica que permita una prosperidad sustentable de América Latina, se percibe el liderazgo como el factor determinante y a cuestionarse cómo se crea y expande.
Para los que se auto perciben como líderes actuales, deben convencerse que sin desarrollar esta capacidad decisiva, los países en los que ellos actúan, es muy difícil que estén en condiciones para competir por el futuro. Por tanto, estas viejas y vigentes ideas de Drucker representan una buena noticia que tranquiliza y, a la vez, un reto ineludible que exige una respuesta urgente.
La buena noticia: el liderazgo se aprende y en consecuencia puede fabricarse. El reto ineludible: es imperativo montar las fábricas de líderes de las cuáles dependa el tránsito del crecimiento a la prosperidad sustentable.
¿Los partidos políticos nacionales están pensando en ello?
Hoy escasea el liderazgo eficaz. Es hora de invertir atención y recursos en fabricar el flujo de líderes eficaces que separará a los países que prosperen de los que no.
¿Qué tal el tema de la Seguridad Social?
“Donde hay una empresa de éxito, alguien tomó alguna vez una decisión valiente“. Peter Drucker
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Gorbachov, un destino histórico
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Por Julio María Sanguinetti. En marzo de 1988 visitamos la Unión Soviética. Estaba plenamente lanzada la idea de la "perestroika" y el mundo entero miraba con expectativa este cambio que sacudía el mundo comunista. Un adelanto de esos cambios ya los habíamos tenido con la visita a Uruguay del canciller soviético Eduard Shevardnadze, una figura abierta y atractiva, que había mostrado ese nuevo rostro del comunismo. Hasta conversó en la calle con una delegación de la colectividad judía que hacía una protesta en la puerta de la Embajada y a la que invitó a visitar la Unión Soviética, como efectivamente ocurrió con una delegación del Comité Central Israelita.
El Presidente de la URSS era Andréi Gromiko, una figura legendaria del mundo soviético: Embajador en los EE.UU. y en Naciones Unidas en los tiempos de la guerra y la post guerra, durante ocho años, fue el gran nexo entre las dos potencias. Luego, 28 años canciller y, más tarde, Presidente. Hablaba de la perestroika con mucha distancia, hasta con cierta ironía. Quedaba claro que no era un entusiasta. Gorbachov, en cambio, no ocultaba su decisión y esperanza en esa política. Tuvimos una larga charla, de dos horas, en uno de los enormes salones clásicos del Kremlin, felizmente no tocados por el espantoso mal gusto de la liturgia soviética. Estaba convencido de que la Unión Soviética no podía seguir con el estancamiento económico que vivía y que se hacía imprescindible un proceso de reconstrucción (perestroika), tanto como el inicio de una política de transparencia política (glasnot).
Consideraba que la dirigencia había asumido ya la necesidad del cambio, pero que sería difícil transformar la mentalidad para una sociedad de iniciativa. No estaba errado, pero él mismo vivía sin embargo una ambigüedad que hasta hoy se le reprocha: su idea no era sustituir el comunismo sino humanizarlo, flexibilizarlo, tanto en lo económico, reconociendo el capital privado, como en lo político, superando el hermetismo totalitario que venía de los tiempos de Stalin. Hasta el final trató de salvar al viejo Partido Comunista.
En aquellos años era un estrella mundial, porque estaba poniendo punto final a la Guerra Fría, intentando reducir el gasto militar y generar espacios de libertad, al habilitar otros partidos y expresiones más allá del comunismo. Poco después acompañaría la reunificación alemana y hasta visitaría al Papa Juan Pablo II, factor fundamental del viento aperturista que sopló desde Polonia con su apoyo a Walesa. También terminaría con la larga guerra de Afganistán, de la que nos habló en aquella conversación mencionada, diciendo que no podía terminar como EE.UU. en Vietnam.
No logró que la economía se reanimara. Y eso le resultó fatal. Sucumbió al impulso opositor de Boris Yeltsin, que lo sustituyó en medio de una pueblada transformada en golpe de Estado. En diciembre de 1991 se declararon independientes Ucrania y Bielorusia y eso marcó el final de la Unión Soviética. También fue el ocaso de la estrella del gran reformador, que terminó su mandato envuelto en protestas y perdiendo el control de los acontecimientos, precipitados de un modo inesperado, no siempre entendido incluso. Intentó más tarde retornar a la vida política como candidato, pero fracasó rotundamente.
Como se advierte, es una figura histórica que al tiempo que fracasaba, dejaba un legado enorme. Porque no solo se disolvió la Unión Soviética (cuya unidad intenta ahora pretende reconstruir Putin) sino que se derrumbó toda la zona de su influencia política. La URSS había aplastado todos los intentos de liberación en la Europa del Este, como los muy recordados de Hungría, Polonia y Checoslovaquia. Su liderazgo había sido realmente imperial, porque la independencia de esos países era claramente nominal. La sustitución de la URSS por la vieja Rusia fue una revolución política y geopolítica, con una repercusión también fundamental en Occidente: el ocaso de los partidos comunistas. La muerte "de una ilusión", como lo definió François Furet, en su notable libro sobre la historia de la idea marxista-leninista.
Para la mayoría de los rusos, Gorbachov ha quedado en la memoria como el símbolo de esa disolución nacional. Un sentimiento nacionalista ruso le sigue condenando históricamente. Putin es ahora la resurrección de ese patriotismo, asociado a un retorno al autoritarismo, que incluye hasta a la Iglesia Ortodoxa. La economía colectivista no retornará, la hegemonía del comunismo de partido único tampoco, pero esta Rusia está bien lejos de lo que soñaban tanto Gorbachov como los que luego pretendieron construir una democracia al modo occidental.
En otra visita histórica, Den Xiao Ping, el reformador chino, nos había pronosticado el final de Gorbachov, porque consideraba imposible realizar, a la vez, la reforma política y la económica, estimando que aquella comía a la segunda y luego se devoraba a ella misma. Fue lo que ocurrió. Extraña dualidad, entonces, la de tanto fracaso personal y tanta influencia mundial. Un destino paradójico. De algún modo le pasó como a los revolucionarios franceses de 1789, que derrumbaron el absolutismo monárquico pero no lograron que su republicanismo cuajara en una verdadera República.
Con el correr de los años, la historia marcará, sin embargo, su enorme influencia. Como también recogerá la bonhomía y honestidad de un hombre que intentó mirar hacia un mundo mejor. Que él no pudo construir pero al que, sin embargo, hizo inevitable.
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