Edición Nro. 2252 - Punta del Este / Uruguay
enfoques 18 de marzo de 2022
 
 
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TURISMO, INFORME ESPECIAL f
Turismo mundial padece la guerra en Ucrania

Con diferentes grados y niveles de afectación, pero nunca ajeno por completo a la geopolítica, el sector turismo mundial empieza a sentir el impacto de la invasión de Rusia a Ucrania. Pareciera una mala pasada del destino que, justo cuando la reactivación de los viajes se acercaba a los números de 2019, luego de dos años de crisis e incertidumbre, una nueva externalidad, de muy diferente naturaleza, apareciera en el mapa de la geopolítica mundial. Pero así está ocurriendo y hoy la industria turística padece una nueva causal de miedo e incertidumbre por cuenta de la situación bélica en el nororiente de Europa.
Aunque todavía es temprano para determinar cuál será el tamaño de la afectación de este viejo conflicto –remanente de la Guerra Fría– al acercar el foco a algunos mercados aparecen testimonios de cancelaciones de programas trasatlánticos, pero sobre todo, el impacto de la ausencia de los turistas rusos; un país que antes de la pandemia enviaba al mundo más de 30 millones de viajeros anuales, según informes de Global Data.

Un emisivo que se cierra
Con el cierre reciproco del espacio aéreo entre la Federación Rusa y más de 35 países occidentales las consecuencias para el turismo receptivo son apenas evidentes. La firma Mabrian dio a conocer un Top 20 de los países con más dependencia turística de Rusia. El informe fue elaborado a partir de datos de capacidad aérea y número de asientos en vuelos programados desde Rusia para los próximos seis meses, desde el 24 de febrero.
Turquía se situó en el primer lugar con casi dos millones de sillas, seguida de Ucrania, Uzbekistán, Emiratos Árabes (781 mil sillas), Tayikistán, Armenia y Alemania (552 mil sillas). También figuran Grecia, Egipto, Italia, Estados Unidos (202 mil sillas), Francia, Reino Unido, Países Bajos y España (123 mil sillas). Hoy, todos estos números se han desvanecido, con la consecuente afectación a una cadena turística que tenía la esperanza de nutrirse de este flujo. 
“Turquía y Grecia son dos destinos turísticamente importantes en el sur de Europa y, a la vez, son de los más dependientes del mercado ruso. Es posible que éstos, en las próximas semanas, tengan que incrementar sus esfuerzos por captar turistas de otros mercados, generando mayor competencia y bajada de precios para contrarrestar una eventual disminución del turismo procedente de Rusia”, afirmó Carlos Cendra, director de Sales & Marketing en Mabrian.
Pero las consecuencias de la guerra tocan también a tierras latinoamericanas, concretamente a República Dominicana y el Caribe Mexicano, en donde los turistas de ese país son valorados por su alto gasto y estadías prolongadas.
En noviembre pasado, por ejemplo, Aeroflot regresaba al aeropuerto de Cancún después de siete años de ausencia, con 325 rusos a bordo ansiosos de sol caribeño. Hoy, los hoteleros mexicanos ya no cuentan con los 75 mil rusos y 20 mil ucranianos que esperaban este año. La situación no es diferente en República Dominicana, que recibió 183.700 rusos en 2021 (el 85% de los que llegaban antes de la pandemia) y 89 mil ucranianos, según datos del Banco Central. Solo en enero, los viajeros de ambas naciones sumaron 63 mil llegadas a las costas dominicanas. Y aunque se trate de mercados que en el panorama general pueden reemplazarse, en el camino quedan afectadas múltiples empresas que dependían de este movimiento de pasajeros.

Miedo, educación y geografía
A esta afectación directa su suman las derivadas de la “percepción de seguridad” que, en materia de turismo, es en muchas ocasiones la que cuenta. Medios europeos especializados informaron que luego de la invasión a Ucrania, los agentes de viajes han reportado una tendencia combinada entre aplazamientos de viajes en Europa y planes que se mantienen intactos. Mientras agencias de viajes de alta gama reportan cero cancelaciones, otras de carácter más masivo sufren la retractación de pasajeros para viajar a destinos que nada tienen que ver con la zona de conflicto.
Se han reportado cancelaciones de programas por España y Portugal, con el argumento de que los pasajeros no se sienten seguros en países de la OTAN. Madrid, sin embargo, se encuentra a 3.300 kilómetros de Kiev. Es como si un pasajero cancelara un viaje a Bogotá por una situación de conflicto en Ciudad de México. Aun así, algunas mayoristas colombianas consultadas por este medio también manifestaron sufrir la misma situación en programas tradicionales por el Viejo Continente. Lo propio ocurre en Estados Unidos, en donde una investigación de MMGY Global reveló que el 62% de los estadounidenses dice que la guerra en Ucrania afecta sus planes de viajar a Europa. Se trata, en muchas ocasiones, de un asunto de geografía y educación.
Sin embargo, los efectos de la guerra son bastante reales para las aerolíneas, que hoy ya sufren el inusitado aumento de los precios del petróleo. En el hemisferio norte, la invitación es a comprar ya los boletos aéreos para el verano, antes de que se disparen las tarifas.




ADVERTENCIA: Los artículos periodísticos firmados son de la exclusiva responsabilidad de sus autores. La Dirección.



Crónica de otros tiempos
Mentirosos al referéndum
Engañaron al pueblo, le mintieron con alevosía a sus propios votantes.
Prometieron públicamente y con fervor religioso desde la Presidencia de la República moderar el gasto del Estado, evitar el despilfarro, no aumentar los impuestos ni crear otros nuevos, reducir a su mínima expresión el uso de la locomoción oficial, y convertir el aeródromo de Melilla en un aeropuerto semejante al Aeroparque de Buenos Aires.
A vuelo de pájaro, también prometieron, chocheando, (Mariano Arana), "que volverían los cisnes a navegar en un recuperado Arroyo Pantanoso que acrecentó su ruina; que la Educación sería profesionalizada, y que serían construidas y entregadas en el período decenas de miles de viviendas".
En materia de hurtos y rapiñas el gobierno prometió reducirlas en un mínimo de 30%, cuando en los hechos, entre 2015 y 2018 las rapiñas crecieron un 36,7%, mientras que los hurtos aumentaron 33,6%. Los homicidios, en tanto, treparon al 40%.
Igualmente prometieron que sería detenida la emigración de las familias, cuando es público y notorio que se fueron del país decenas de miles de uruguayos entre 2005 y 2018.
Aseguraron que no habría más ajustes fiscales, y que sería absolutamente trasparente la gestión pública. No se acudiría al rescate de las empresas fundidas; se velaría por el cuidado ambiental, y se reduciría el déficit de las empresas del Estado. Nada de esto se hizo.
Aplicaron a rajatabla la frase atribuida a Maquiavelo: “el fin justifica los medios”, y se alzaron con el gobierno a costillas de la credibilidad e imbecilidad popular.
Uniformaron la pobreza, le dieron statu quo; están destruyendo la clase media, y fomentan a más no poder la holganza y la vagancia en todo el país.
Facilitan, encubiertos, la deserción estudiantil; por omisión e ineptitud la delincuencia organizada, el auge expandido del narcotráfico a todos los rincones del país, y a sabiendas el crecimiento descontrolado de los asentamientos, villas y miserias, en cumplimiento de una política de expansión tutelada y financiada con abusivos e impresionantes impuestos ciudadanos.
La sucesión de huelgas docentes, injertadas en una muy mal entendida y peor aplicada autonomía, afectó en grado superlativo la educación primaria y secundaria, al punto que los estudiantes egresan de la escuela sin saber leer con fluidez, y menos restar, multiplicar y dividir. Y del primer ciclo secundario, sin comprender lo que leen.
El gobierno ha despilfarrado a trochemoche los dineros públicos, y sigue gastando muy por encima de las posibilidades nacionales. Lo peor, que constituimos un país que soporta una carga impositiva terrible, con el agravante de que los servicios públicos mal esconden más gravámenes impositivos que desdibujan su cometido social. Las tarifas de la electricidad, gas, naftas y teléfonos son las más caras de la región, y compiten para alcanzar a ser las más onerosas del mundo.
El gobierno del Frente Amplio endeudó con irresponsabilidad manifiesta el país, y atiborró de funcionarios las empresas públicas. Ante la descomunal deuda externa del Uruguay, 60 mil millones de dólares, cachafaces y bribones sostienen que no hay por qué preocuparse: “la deuda no se paga, se administra”. ¿Consolidación fiscal? ¿Reperfilamiento?...
Desfigurado el Poder Legislativo, hoy baluarte del Poder Ejecutivo; galanteada la Justicia, cortejada por el gobierno frenteamplista que arregló con suculentas retribuciones los cargos judiciales de mayor relevancia, el Uruguay se ha despedido de la división de poderes.
En estos tiempos de Lacalle Pou, hubo que desandar el camino. El Presidente del Frente Amplio, en una perfectísima vuelta de carnero mostró uñas y pezuñas, y declaró muy suelto de cuerpo que denuncias de abuso policial no prosperaban en la Justicia aunque “llevan meses”, y que “la única razón” de esto era que las supuestas víctimas “son hijos de pobres”. El titular del Poder Judicial, John Pérez, replicó al pucho: “niego terminantemente que haya una Justicia para los pobres y otra para los ricos”. Y enseguida agregó: “esto es agraviante para la Justicia”.
En el tema que nos ocupa, el Frente Amplio se ha revelado como un partido político mentiroso a más no poder. El engaño colosal y colectivo que le endilgamos al Frente Amplio, sin atenuantes, determinó el uso y abuso de los brazos enyesados de las mayorías frenteamplistas durante todo el período.
Abundando, no debe obviarse que la maquinaria legislativa está orientada por el accionar de las grandes corporaciones. Los políticos del siglo XXI son empleados muy bien pagos de estas instituciones internacionales que han tomado al Uruguay como conejillo de indias.
La bancarización obligatoria, so pretexto de controlar la evasión fiscal, ha puesto de rodillas el país, entregado por este gobierno a las ocurrencias y dictámenes siempre nefastos y perjudiciales de la banca internacional.
Concluyendo, el porvenir político del Uruguay, de cara a las próximas elecciones nacionales, ha sido perfectamente dibujado por el poeta y compositor Enrique Santos Discépolo:

“Si uno vive en la impostura
Y otro roba en su ambición,
Da lo mismo que sea cura,
Colchonero, rey de bastos,
Caradura o polizón”.

Ricardo Garzón
Acto final del extravío
(Por Julio María Sanguinetti) La campaña opositora ha sido algo muy triste. Para el país, para su democracia. Desde los primeros pasos hablando de privatización de la educación o la conjura contra Antel, todo han sido falsedades, alarmismos, anuncios apocalípticos.
Estamos en el final y en actos inexplicables de desesperación y arrogancia, el Frente Amplio "emplaza" al gobierno a que en 30 días le responda por 50 presuntos abusos policiales.
No escarmentaron con la derrota electoral, en la que su espantosa conducción en el tema seguridad fue un factor muy relevante. O sea que carecen de toda autoridad política para enjuiciar a nadie, cuando en sus gobiernos se pasó de 7 mil a 30 mil rapiñas. Igualmente insisten en el tema, a los gritos, como si estuvieran parados sobre el pedestal de un éxito.
Naturalmente, hay una acción concertada y generalizada. La intervención de la Institución Nacional de Derechos Humanos, a 15 días del referéndum, cuestionando tres artículos de la LUC, es realmente un atentado. Un instituto del Estado impugna una ley cuyo destino está en manos de la ciudadanía. Realmente, han conducido a la institución a un desprestigio casi terminal.
Al mismo tiempo, toda gremial o entidad donde el Frente Amplio tiene influencia, se ha sumado a los cuestionamientos que se hacen a la acción policial. El propósito es obvio: el gobierno está logrando resultados en ese tema que fue uno de sus mayores fracasos y tratan de contrarrestarlos intentando crear un inexistente clima de abusos policiales. No hay límite. Hasta una extraña iglesia casi desconocida ha salido a confundir con un sacerdote, ataviado de un particular hábito, denunciando de modo burdo un acción agresiva contra una mujer.
La verdad es que abusos policiales siempre hubo, hay y seguirá habiendo. En esa actividad tan riesgosa, siempre está esa posibilidad, pese a la instrucción realizada para que un profesional no se exceda. Es así aquí y en el mundo entero. Se trata, entonces, de saber si esas situaciones han crecido y si no han sido atendidas.
Y allí es donde está la mentira. Según la información oficial, las denuncias han bajado. En el 2021 hubo 134 denuncias cuando en 2019, tiempo en que reinaba el Frente Amplio, fueron 152.
En cuanto a las formalizaciones, o procesamientos, como decíamos antes del nuevo Código, también.
Las 100 denuncias de los defensores de oficio, no tuvieron -según lo dicen ellos mismos- ningún andamiento judicial. Las 50 que aparecen ahora son una ensalada en que, mayormennte, delincuentes con antecedentes formularon denuncias que se tramitaron. Algunas se desecharon en la vía judicial de modo rotundo y otras están en trámite. Unas son de 2020, otras del año pasado. En cualquier caso, sugerir que hay una multitud de denuncias superior a lo habitual es falso y decir que se ignoran sistemáticamente aún más.
El otro gran capítulo de la ofensiva es el apoyo del Ministro Heber a policías enjuiciados por la muerte de una persona que se negó a detenerse ante una orden policial, aceleró su motocicleta para huir, fue perseguido y en esa acción chocó contra un árbol y falleció. Por supuesto, tristísimo accidente. Los policías están acusados de homicidio. ¿Mataron a alguien o fue una conducta irresponsable la que llevó a la muerte al infortunado muchacho? Si hubiera atropellado a un peatón, en la calle, ¿eran los policías los responsables? El Ministro fue a saludar a sus subordinados, preocupado, simplemente para que sientan que no están solos y que tendrán las mayores garantías. Es obvio, además, que si estos policías terminan condenados, no habrá más persecuciones policiales aunque se trate de un delincuente que mató a cuatro personas. No es una anécdota lo que está en juego. En todo caso, ¿cuál es la presión? ¿En qué inhibe a un juez que el Ministro haya visitado a sus subordinados? Lo ha dicho con claridad el Presidente de la Suprema Corte de Justicia, respondiéndole a Fernando Pereira, Presidente del Frente Amplio, que ha abandonado su espíritu de componedor sindical para mutar hacia un iracundo político.
Estamos ante el final lamentable de una campaña entristecedora para la democracia. Después de todas las falsedades y disparates, se culmina con este acoso a la Policía, no importando si se desmoraliza en su lucha contra el delito. Es algo muy serio. Nuestro Estado de Derecho por supuesto que garantiza todos los procedimientos para enjuiciar a alguien sospechado o acusado de un delito. Pero también está en juego algo tanto o más importante que la protección a la sociedad, agredida por una delincuencia ensoberbecida que recién en estos dos años retrocede en algo.
La conferencia de prensa del Frente Amplio con esas denuncias lanzadas al barrer es el acto final de un largo extravío.
Derogar la LUC solo recibirá el festejo del mundo del delito. Hay que saberlo. Y actuar responsablemente en consecuencia. (Nota que se comparte con Correo de los Viernes)

 



 



 

 
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