Edición Nro. 2012 - Punta del Este / Uruguay
enfoques 31 de marzo de 2017
 
 
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TURBINAS ILUSTRADAS - HOY ESCRIBEN f
Michael S. Castleton
¿En la misa y en la procesión?

A esta altura de los acontecimientos muchos orientales nos estamos preguntando quién manda en el país. Parecería que el gobierno legítimamente electo hubiera dejado en manos de cuatro o cinco loquitos trasnochados los destinos de nuestra nación.
En efecto, hoy parecería que el gobierno efectivo del Uruguay no está en la torre de presidencia sino en un viejo cine o garage, no me acuerdo, de la calle Rodó de nuestra capital, sede de la CNT.
Esta organización  solamente maneja los derechos de sus trabajadores afiliados en función de sus propias teorías y ambiciones políticas. A esta gente en realidad no le importa absolutamente nada lo bien o mal que estén sus asociados. Lo que sí les importa es manejar el poder que se les ha dejado por inacción o identidad ideológica por parte del gobierno nacional.
La CNT vernácula es tan absurda que abraza ideologías perimidas y nefastas como símbolo de progreso y actúa en consecuencia. No importa en realidad lo que le suceda al país de todos los uruguayos, siempre y cuando eso sea en concordancia con su absurda y tonta concepción política de los destinos de la nación.
Lo interesante es que esta gente en realidad representa nada más que el 35% de la fuerza laboral del país, o sea el 14% más o menos de todos nosotros.
Pero tan común a los régimenes que ellos apoyan, no necesitan más para manejar el poder en nuestra sociedad. Nunca debemos olvidarnos que el partido comunista de la fenecida Unión de Repúblicas Socialistas de la Unión Soviética nunca llegó a tener más del 8% de la población de esa confederación de repúblicas. Eran unos pocos que manejaban a sangre y fuego a muchos. Su Ministerio del Interior tenía tantos efectivos como el ejército de la U.S.S.R. Puede ser que a algún uruguayo esto le suene familiar, y es más, le debería preocupar.
El tema es que siempre la izquierda tradicional manejó los asuntos de los trabajadores a su gusto y antojo muchas veces, si no siempre, poniendo sus fines políticos por encima de cualquier interés de los trabajadores.
Hoy pareciera que la situación se exacerba porque el gobierno tarde y mal trata de controlar a los anti-demócratas de la calle Rodó.
No debemos dudar nunca que estamos ante gente que quiere como fin derrocar cualquier tipo de democracia real en nuestro país e instalar una ‘dictadura del proletariado’ como les gusta decirlo a ellos. Claro, los dictadores son ellos, y el proletariado somos todos los demás. Esta infeliz situación le costó a Rusia más de 60.000.000 de vidas más años de hambre, desolación, atrasos políticos y estructurales. De libertades y derechos individuales ni hablamos.
El mundo ya no se divide entre derechas e izquierdas, infeliz categorización nacida durante la revolución francesa.
La decencia, la razonabilidad, la capacidad de diálogo y el sentido común se mueren si no lo han hecho ya. Importa solamente el que grita más o quien etiqueta más rápido a sus adversarios.
El gobierno deberá en algún momento darse un baño de honestidad intelectual y por consiguiente ponerle coto al gobierno paralelo de la CNT.
La inacción de nuestros gobernantes actuales en este sentido solamente traerá horas oscuras a la nación.
El discutido asesor del Sr. Trump, Steve Bannon, sostiene que el mundo se dirige hacia una confrontación final entre lo que el llama ‘el bien y el mal’ y no habla en siglos o decenios, sino años apenas.
Podrá, o no, ser cierto esto pero el hecho es que más de la mitad de los orientales no están en absoluto alineados con los ideales políticos de los deshonestos intelectuales que pretenden monopolizar el poder en nuestro país.
Sería una tragedia que así sucediera. Seríamos otra Venezuela a brevísimo plazo.
Esto se debe evitar de cualquier manera. Pero, lo primero, sería que este gobierno que padecemos se percatara que no se puede estar en la misa y en la procesión.
Si no lo hiciera, horas oscuras le esperan a la república.

Carlos Asecas
Conferencia para tontos

La conferencia de prensa que el directorio de ANCAP y cía. realizaron esta semana, para quienes tienen una venda en los ojos, fue espectacular, pero para quienes vemos la realidad fue una farsa. Resaltar como un logro que ANCAP generó el año pasado quince millones de dólares de ganancia, sin hacer referencia que eso fue posible gracias a que los giles de siempre estamos pagando el combustible como si el barril de petróleo estuviera en U$S120.-
 Un organismo al cual tuvieron que inyectarle seiscientos millones de dólares de nuestra plata, sin lo cual a esta altura estaría pidiendo concurso de acreedores junto con La Spezia. Nuestro país con estos gobiernos progresistas ha batido todos los records guiness: desde casinos que no dan ganancia hasta organismos monopólicos que generan pérdidas.
A pesar del cambio de directorio, estos funcionan más como políticos, que como administradores. A la vista está que empresas como ALUR y las cementeras a pesar que siguen generando pérdidas cuantiosas, son intocables. En realidad quien decide que es lo que se hace en ANCAP es el sindicato. No es novedad pues estos son gobiernos cívico-sindicales, funcionando con sindicalistas dentro del parlamento y otros apoyando desde afuera y arrastrando votos. A veces tienen entre ellos algún chisporroteo, pero eso es para la tribuna.
Lo único destacable de esta administración es que hasta ahora no hicieron ningún fiesta por U$S350.000.- ni tampoco compraron dos barcazas que no funcionan, ni tampoco compraron una avioneta.
Otro dato que llamó la atención fue la afirmación que se hizo con respecto a que ahora tenía un menor costo producir combustibles aquí, que traerlos importados. Esto suena a verso y sería bueno que el representante de la oposición en el directorio lo exponga.
En estos días el senador Javier García presentará un proyecto de ley, para que  los políticos respondan con su patrimonio por actos de corrupción y mala administración. Veremos si al oficialismo le dan las agallas para aprobarlo o van a seguir barriendo bajo la alfombra todos los desastres que han cometido y que seguramente seguirán haciendo por ineptitud gobernante.
Eso si le pido al vicepresidente Sendic que no se ponga nervioso, pues si esta ley es aprobada, no se va a aplicar con retroactividad, caso contrario le avisaremos para que pase todos sus bienes a la offshore que tiene el MPP.
Asimismo le recomiendo a la oposición no utilizar la palabra “despilfarro”, pues le produce problemas dermatológicos al ministro Astori.
Festejen uruguayos festejen y sigan colaborando con la recuperación de ANCAP.

Alberto Medina Méndez
La eterna utopía de la nueva política

Desde hace décadas que se viene hablando de renovar las formas y desterrar los vicios de la política. Muchos dirigentes lo recitan con entusiasmo y prometen que esa noble actividad será pronto un orgullo para la sociedad. Sin embargo, es evidente que, al menos hasta ahora, es muy poco lo que se ha avanzado en esa dirección.
Una nueva camada de personajes, provenientes de diversos ámbitos pretenden encarnar esa flamante dinámica. Individuos sin demasiados antecedentes políticos, sin una tradición familiar o una carrera prolongada en los partidos, garantizan que ellos serán absolutamente distintos.
Lo generacional aparece entonces como un aspecto diferenciador que aspira a ser parte de esa genuina reconversión. Algunos imaginan, con esperanza, que la participación política de esa gente más joven oxigenará a esta desprestigiada profesión, aportándole una impronta moderna y positiva.
Esos intentos, y tantos otros igualmente extravagantes y aparentemente revolucionarios, se quedan casi siempre a mitad de camino. Durante algún tiempo, esos dirigentes intentan romper la matriz habitual de la política, para luego, inexorablemente, caer en la trampa y repetir todo lo conocido.
Lo distinto no siempre es sinónimo de mejor. Algunos que pretenden desafiar la inercia, en ese juego de mostrarse diferentes, eventualmente lo consiguen solo desde lo estético y hasta superficial, mientras su esencia persiste invariablemente destruyendo cualquier potencial proceso evolutivo.
Hay excepciones y no todo está perdido. Sería injusto meter a todos en la misma bolsa. Pero no menos cierto es que esos casos siguen siendo aislados y en su inmensa mayoría no han logrado ser ni muy exitosos, ni dignos de ser imitados por otros que se entusiasmen con ese espíritu.
Para cambiar la política seriamente es imprescindible asumir su presente, comprender los motivos reales de su creciente descrédito, para luego poder planificar un recorrido diametralmente opuesto que permita llevar adelante alteraciones profundas operando sobre lo realmente significativo.
Algunos suponen que alcanza con asumir posturas más incorrectas, construir discursos grandilocuentes, utilizar las modernas tecnologías y optimizar el lenguaje gestual saliendo de las clásicas recetas ya conocidas.
Todas esas aristas podrían ser relevantes pero sólo si suceden en un contexto que esté en las antípodas del actual. No se trata de operar sobre lo superfluo sino, en todo caso, de trabajar fuertemente en el contenido real. 
Muchos dirigentes están convencidos de que lo trascendente es modificar solo las formas para que la política “parezca” algo que está transformándose, sin comprender acabadamente que el verdadero problema está en las entrañas mismas del sistema.
La política, en los últimos años solo ha virado en algunas trivialidades que no modifican su naturaleza consiguiendo entonces que la sociedad renueve su desesperanza y desilusión frente a esta reiterada falsificación. No ha caído en desgracia porque algunos comunicadores se hayan ocupado de dinamitarla. Su menoscabo surge de hechos demasiado burdos que a los políticos clásicos no les gusta siquiera analizar.
Uno de los aspectos más cuestionados tiene que ver con el financiamiento de esa actividad con los dineros de la gente. Las estructuras políticas y los ejércitos de militantes siguen siendo subsidiados desde las arcas estatales. Las campañas y hasta los gastos menores del partido gobernante se sostienen gracias a los abultados impuestos que paga la sociedad.
A eso se suman otras barbaridades igualmente repudiables como por ejemplo la intromisión en las decisiones judiciales, el inadmisible clientelismo, la demagogia barata o la cíclica construcción de imperios económicos absolutamente artificiales que llegan siempre de la mano de la inmoral discrecionalidad que los favorece con oscuras contrataciones.
Prometer que se va a transformar la política para luego seguir haciendo exactamente lo mismo, pero con mejores modales, no solo no es saludable, sino que va minando cualquier intento posterior de conseguirlo en el futuro.
Para cambiar algo se debe primero tener la suficiente convicción de hacerlo, advirtiendo cuales son los pilares sobre los que se sustenta para luego estar dispuesto a derribarlos y a cortarlos de raíz. Nada de eso sucede hoy. 
Utilizar todos los resortes disponibles, haciendo pequeñas mutaciones, no es hacer nueva política. Para ser efectivos resulta vital despojarse de los privilegios y transitar un trayecto mucho más incómodo y complejo.
Muchos descartan este sendero porque creen en esta patética religión de lo gradual como método innovador. En realidad no quieren cambiar casi nada. No les interesa demasiado. Solo sueñan con simular modificaciones que les brinden el tiempo suficiente para usufructuar mientras tanto el poder.
Es probable que los políticos, los anteriores y los actuales, entiendan el asunto, pero está claro que no están convencidos de hacer lo necesario. Hacerse los distraídos no es una práctica inusual para ellos. Es parte de su tradicional montaje, ese que ejercitan con habitualidad y sin pudor alguno.
La próxima vez que alguien diga que vino a desterrar las viejas prácticas de la política y a perfeccionar esta actividad para mejorar la vida a los ciudadanos, habrá que investigar acerca de que entiende por nueva política.
Los experimentos implementados hasta ahora han sido casi todos fallidos y no se avizora en el horizonte líderes suficientemente dispuestos a recorrer el desafiante e incierto sendero que invita a probar otros trayectos. No se necesitan nuevos dirigentes o partidos políticos más modernos. Lo que se precisa es mucho más coraje y determinación para intentarlo.
Parece que por ahora habrá que conformarse con los típicos alegatos rimbombantes que prometen cambios menores mientras se espera, con eterna paciencia, la milagrosa llegada de la utopía de la nueva política.




ADVERTENCIA: Los artículos periodísticos firmados son de la exclusiva responsabilidad de sus autores. La Dirección.



 

  
 
 




















 



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MANCHESTER JUNTO AL MAR


UN CAMINO A CASA


MOANA: UN MAR DE AVENTURAS



 

LIFE Cinemas ALFABETA se complace en anunciar la programación del Ciclo de Ópera y Ballet 2017, con 6 títulos de ópera y 3 de ballet.  Este año, a las grandiosas producciones de la Opera Nacional de Paris, el Teatro Alla Scala de Milan y el Salzburg Festival, se suman otras muy importantes desde nuevos escenarios:  Opernhaus de Zürich, Sydney Opera House y el Bayerische Staatsoper de Munich.  Cada título será exhibido dos veces, en distintos horarios: un martes de cada mes a las 16hs y un jueves a las 19hs.

Jonas Kaufmann, uno de los tenores más aclamados mundialmente, será la estrella de 3 de las óperas de este ciclo.  Desde la Opernhaus Zürich , interpreta a Mario Cavaradossi en Tosca.  En La Forza del Destino desde la Bayerische Staatsoper de Munich en el rol de Don Alvaro.   Desde el Festival de Salzburgo lo veremos en Cavalleria Rusticana encarnando a Turiddu y en Pagliacci será Canio (Pagliaccio).   Desde La Scala de Milán, Placido Domingo nos ofrecerá un memorable Francesco Foscari en I due Foscari.

Para quienes aún no han tenido la experiencia de asistir a una Opera o Ballet en cine, los invitamos a comprobar que, dado que las salas están dotadas con tecnología de alta definición y con sonido íntegramente digital, el espectador podrá sentirse parte del evento, tal como si estuviera sentado en el mejor lugar de la platea y apreciar las excelentes puestas en escena y la distinguida calidad artística que ofrecen estos destacados teatros, con acceso al backstage y entrevistas a varios artistas. 

Las entradas tienen un costo de $390 y podrán ser adquiridas de forma anticipada en la boletería de Life Cinemas Alfabeta (Barreiro 3231 esq. Berro) y por la web, www.lifecinemas.com.uy.
 

 
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