Edición Nro. 2056 - Punta del Este / Uruguay
enfoques 2 de marzo de 2018
 
 
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TURBINAS ILUSTRADAS f
Michael S. Castleton
Un buen profesional
Está en el comentario de todos la reciente actuación del Sr. Fernando Vilar comunicando las maravillas del gobierno actual.
La verdad que lo del Sr. Vilar fue un trabajo difícil realizado profesionalmente. Lo que debió comunicar, sin duda que despierta alguna controversia.
La honestidad intelectual no abunda en este gobierno, pero no quita que los que no somos frenteamplistas debamos cultivar y defenderla. Entonces estoy obligado a hacer, a total responsabilidad mía, un comentario por demás controversial.
El Cr. Astori quien está hoy a años luz de sus posiciones de antaño, es quizás el único baluarte entre el Uruguay más o menos civilizado en que vivimos y una hecatombe del tipo venezolano. La realidad verdadera es que con todas las discrepancias que uno pueda tener con él o con su equipo, el manejo macroeconómico del país es serio. Más si tomamos en cuenta el aquelarre de incompetencia y zancadillas que fue el desgobierno del Sr. Mujica Cordano. Solo pensar que tuvimos dos equipos económicos, uno razonable y otro de tira-bombas al lado del infausto e ignorante Mujica Cordano aun da escalofríos.
Volviendo al tema central de esta columna, hay visiones encontradas sobre el cuadro que pintó el Sr. Vilar.
Lo primero parecería ser que asombran los números manejados en ese discurso, cuando solamente superando barreras arancelarias con Tratados de Libre Comercio con otros países nos ahorraríamos 600 millones de dólares de aranceles al año. Esa cifra alcanzaría para que nuestro sector primario no pague impuestos y que el MIDES se financie sin afectar el presupuesto nacional.
La interrogante es por qué no hemos firmado esos TLC. Sencillamente por ideologías perimidas, en el mejor de los casos, o directamente por ignorancia e incapacidad. Sea cual fuere el motivo estamos dando mucha ventaja, muchos millones de dólares de ventaja sin motivos lógicos.
Si estas actitudes las trasladamos al resto de la economía y a la sociedad se entiende por qué estamos como estamos.
El tema no es exclusivamente económico. El desasosiego en que nos encontramos los orientales por supuesto que eclosiona ante las medidas desacertadas de este gobierno. Pero, el problema es otro.
La gran mayoría de la gente, entre quienes me incluyo, no podemos entender cómo, gastando lo que gastamos, el pichaje soliviantado prácticamente sigue mandando en las calles.
Lo mismo se podría decir que no comprendemos cómo los chicos que pierden el año no deban repetir. O, por ventura, es política o ideología de este gobierno crear una generación de burros fáciles de dominar y manejar.
La gente tampoco entiende ni aprueba todo este berrodo del feminismo militante que parece querer poner nuestra sociedad y nuestros valores de cabeza. ¿Cómo puede ser que debamos hacer colectas públicas para cuestiones de salud de gente que no puede costearlas, y los que se quieren cambiar de sexo amputándose los genitales tengan esa compleja y cara cirugía a su disposición y a su sola voluntad? Es de locos.
¿Cómo puede ser que nos obliguen a bancarizar nuestra vida económica? Cuidado, no es mala cosa la bancarizacion per se, pero sí la obligatoriedad de la misma. Los ciudadanos, quienes legítimamente perciben sus ingresos tienen el derecho de ponerlos en una botella de Conaprole si así lo desean . Cualquier otro destino obligado de fondos propios y legítimamente obtenidos es ni más ni menos que un atentado a la propiedad privada, lo cual es lo mismo que decir un atentado a la libertad individual y a la república en si misma.
Son cosas muy graves que a la gran mayoría de los orientales nos tienen muy molestos. La sensación de corrupción que sobrevuela este gobierno ya pasa de sensación. Los negocios curiosos con Venezuela, Chaves Frías y sus secuaces no pueden seguir sin aclararse.
El agujero negro de Alur, alejado el nefasto Sendic Rodríguez de ANCAP, no se ha vuelto a analizar. Ya el concepto del bioetanol como aditivo a las naftas está superado en el mundo. En realidad siempre fue nada más que una cuestión impositiva o un subsidio para favorecer a algunos vivos en Estados Unidos, en Brasil y en cuanto país se quiso aplicar. Nosotros, en cambio, seguimos artificialmente encareciendo nuestros ya absurdamente caros combustibles. Cerremos Alur de una vez y subsidiemos en forma explícita el engendro voluntarista que siempre fue Bella Unión y su estructura supuestamente productiva pero históricamente inviable.
Dejémonos de dar vueltas. Al país le hace falta un baño de sinceridad. El gobierno debería aclarar de una buena vez sus intenciones Gramscianas o negarlas, y debería dejarse de rimbombantes anuncios de soluciones creadas para corregir los problemas de su propia incapacidad manifiesta de gestionar nada.
Ese es el gran problema que vivimos los orientales. No es un tema de campo versus ciudad, no es siquiera solamente un tema de problemas en el sector primario.
El problema de fondo es la duplicidad aparente del conglomerado de gobierno; quienes dicen una cosa pero piensan otra y solapadamente tratan de llevarnos a ella.
La mayoría de los uruguayos no queremos emular ni a Ecuador, ni a Venezuela, y menos a Cuba. Entonces, ¿por qué toleramos un gobierno que parece querer ir en ese sentido? No es lógico.
Una democracia es solamente tan fuerte como la voluntad de sus integrantes en respetarla y defenderla.
Los partidos fundacionales hoy no están cumpliendo ese rol.
Los resultados están a la vista. Tenemos un excelente profesional como el Sr. Vilar haciendo el rol del inolvidable Cr. Arismendi en la dictadura, con sus tablitas y placas sosteniendo que estábamos bárbaro. No lo estábamos y así nos fue.
La historia se repite, a menos que sus protagonistas actúen a tiempo, o, al menos, abran los ojos.
Ojalá no sea tarde para Uruguay luego de casi quince años de despilfarro e ineptitud gubernamental.
El Sr. Fernando Vilar hizo muy bien su trabajo. El Dr. Goebbels también lo hacía.
Así terminó Alemania, en manos de unos dementes. Que no tengamos el mismo fin pero de signo contrario.



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