Edición Nro. 2251 - Punta del Este / Uruguay
enfoques 11 de marzo de 2022
 
 
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MÁS ALLÁ DEL RÍO DE LA PLATA - ENFOQUES COMPARTIDOS f
Enrique Guillermo Avogadro
Dígalo con mímica
  • “Los lugares más oscuros del infierno están reservados para aquellos que mantienen su neutralidad en tiempos de crisis moral”. Dante Alighieri

Hemos conseguido sumar a los problemas mundiales derivados de la invasión de Ucrania, los propios que vienen de la mano del monumental desquicio en que el kirchnerismo nos ha sumido, producto de su insana vocación por ser oficialismo y oposición a la vez, loteando los resortes del Estado entre las distintas tribus que pueblan el Frente para Todos. Ahora, con el cierre de la negociación con el FMI, los costados más relevantes del pegoteo que permitió a Cristina Fernández ganar las elecciones de 2019 quedan más expuestas por el rechazo de La Cámpora a ese posible acuerdo, sobre todo por temas tales como los subsidios a la energía y el gasto público, tal como se verá en el Congreso cuando sea finalmente sea discutido.
Precisamente, lo poco que se sabe aún acerca de los términos de las exigencias del organismo ratifican una vez más, por si fuera necesario, que el MemePresidente es un mentiroso serial. Su discurso de apertura de sesiones ordinarias, el relato de un país en cual todos quisiéramos vivir, contuvo tantos mimos y concesiones a su jefa y tantas falacias que resultaría imposible enumerarlas en una nota tan breve como ésta; de todas maneras, resultó penosamente graciosa su apelación al Senador Cornejo mientras éste lo increpaba: “Alfredo, vos sabés que no miento”, cuando a todos, propios y ajenos, nos consta cuán devaluada está su palabra.
La emperatriz patagónica conservó su protagonismo con sus expresiones faciales y la mímica que desplegó durante la alocución de su mandado. Aún durante el minuto de silencio por las víctimas de la criminal invasión a Ucrania, saludaba a sus fieles y se retocaba sus extensiones capilares; el Meme, para no ser menos, guiñaba los ojos con la sonrisa que corresponde al porteño canchero y matón, tal como se siente.
El discurso presidencial nos dejó una sola certeza: seguiremos en decadencia, porque la inflación seguirá rampante, el gasto público no se reducirá y tampoco lo hará el presupuesto de la clase política, no se encararán las indispensables reformas laboral, previsional e impositiva y, en la medida en que no podremos acceder a los mercados de crédito, la maquinita del Banco Central continuará trabajando a destajo y se intentará revivir la Resolución 125 y se desatará una nueva guerra contra el campo.
En resumen, el kirchnerismo está cebando –ahora con la ayuda del FMI- una nueva bomba, peor que la que heredó Mauricio Macri en 2015, que estallará en las manos del próximo gobierno que, ya nadie duda, tendrá otro signo político. Prever que harán sus hordas destituyentes (llámense organizaciones sociales, organismos tuertos de derechos humanos, delincuentes de guante blanco, barrabravas adictas, marginales de todo tipo, sindicalistas corruptos y los siempre dispuestos trotskistas) cuando llegue la hora del ineludible ajuste -¿otro “rodrigazo”?- resulta fácil; basta recordar las 15 tons. de piedras que signaron la discusión de la indexación de las jubilaciones. La oposición debería autorizar al Gobierno a firmar un acuerdo con el FMI, pero dejar bajo la exclusiva responsabilidad del Ejecutivo sus términos; además, aprovechar la lección y realizar un verdadero y detallado inventario del estado del Estado el primer día de su gestión.
La sociedad, en su conjunto, está cada vez más triste y vive una angustia tan profunda que se manifiesta, todos los días, en la violencia ciudadana que azota las calles de todo el país. Percibe que los miembros de la clase política sólo piensan en sus propios intereses y en incrementar sus privilegios mientras la inflación carcome su poder adquisitivo, crecen la pobreza y la miseria, se destruye la educación entregada a los gremios kirchneristas, continúa la dilapidación de recursos públicos, y se consagra la impunidad de los corruptos, comenzando por la propia Cristina Fernández.
Luego de múltiples idas y vueltas absolutamente contradictorias, motivadas por la permanente vocación del Meme por quedar bien con Dios y con el diablo, finalmente la Argentina condenó en la ONU a Rusia por su injustificado ataque a Ucrania, ordenado exclusivamente Vladimir Putin -el tan querido amigo Cristina Fernández- pero lo hizo sin mencionarlo, pese a que el mundo está juzgando por crímenes de guerra y cercando con sanciones económicas, que el Gobierno no acompaña.
Mientras sus tropas masacran a la población civil y a la infraestructura, el impávido autócrata, un probado asesino que no recurre a la mímica, tiene a Rusia y a su ejército en un puño y, movido por su sueño de recrear el imperio zarista, está agrediendo al mundo entero. Cuánto hay de verdad en sus amenazas nucleares es algo que sólo los futuros historiadores podrán dilucidar, pero asustó su frase (“lo peor está por llegar”), recordada por el Presidente francés Emmanuel Macron, pero la preocupación global está justificada, porque muchos servicios de inteligencia han reportado que una grave enfermedad mental estaría afectándolo.
Xi Jinping, pese a que está ofreciendo reemplazar a Europa en sus compras del petróleo y del gas rusos, y ofreciéndole utilizar un sistema financiero más precario para sustituir al Swift, del cual sus bancos han sido excluidos, parece haber puesto en pausa sus ambiciones sobre Taiwan, lo cual tranquilizó el escenario del Océano Pacífico y dispersó un poco las nubes que cubrían la base militar china en nuestro país; de todos modos, el tema seguirá siendo objeto de análisis en las hipótesis de conflicto global.




ADVERTENCIA: Los artículos periodísticos firmados son de la exclusiva responsabilidad de sus autores. La Dirección.



Salvados por un pelo
En vigilia por el referéndum, parece que no se ha comprendido cabalmente que el país está al borde de caer en manos del Partido Comunista, como lo estuvo en la últimas elecciones, salvado por un pelo, léase apresurada coalición.
Estamos a un paso de perder la libertad, tal como la concibieron los padres fundacionales de la Patria, con mayor precisión el Jefe de los Orientales, José Artigas, mucho antes de la Jura de la Constitución de 1830.
"La Libertad de América forma mi sistema; plantearlo mi único anhelo". Libertad actualizada a través de los tiempos, para consolidar lo que hoy estamos a punto de perder: el sistema republicano democrático de gobierno que nos rige.
Y que conste que no lo perderemos por la revolución sino por el voto. El país ha llegado a la bifurcación de caminos: Maduro, Díaz Canel y Ortega no están tan lejos.
El sistema político uruguayo es el principal responsable del desquicio. Con el despilfarro sostenido de los dineros públicos, (sí, del pueblo) y la falta de preparación educativa y cultural de la mayoría de los señores diputados y senadores, avanzamos inexorablemente hacia el abismo.
No se ha comprendido el titánico esfuerzo del presidente de la república para dar satisfacción a los reclamos populares.
Voltear el gobierno a como dé lugar, avanzando en estrategia sobre sus ministros, ayer sobre Salinas, indestructible, y hoy sobre Bustillo.
Transcurre en el recuerdo del poeta de la patria, en el verso de Zorrilla de San Martín, un "lustro de maldición, lustro sombrío!
Noche de esclavitud, de amargas horas,
Sin perfumes, sin cantos, sin auroras,
Vaga en la margen del paterno río"...
Ricardo Garzón
La degradación de las grandes causas
  • Para el Frente Amplio, ya no hay límites. Todas las causas -por sagradas que fueren- son atropelladas y degradadas
(Por Julio María Sanguinetti) Infortunadamente, el Frente Amplio ha perdido toda autonomía y está conducido por el PIT CNT, al cual, a su vez, jaquean grupos radicales que condicionan a dirigentes nacionales sin el peso histórico de Vázquez, Mujica o Astori. Éstos tenían márgenes de acción. Los actuales protocandidatos frentistas, Intendentes ellos, carecen totalmente de independencia para actuar. Se refugian en sus tareas y no influyen en asuntos políticos fundamentales que merecen respeto y consideración seria.
El caso de la marcha del 8 de marzo es concluyente. Este año el PIT CNT resolvió que la marcha era de ellos, que el homenaje era a la mujer trabajadora y que acompañarían nada menos que con un paro general de actividades.
Algunas activistas del feminismo radical se molestaron, porque veían como una suerte de expropiación de su tarea. Pero se callaron luego que la presión consiguiente se hizo sentir.
Mujeres feministas que no son frentistas se sintieron con razón avasalladas. Estaban obligadas a participar en un acto prácticamente opositor, paro incluido. ¿Qué podía hacer la señora Vicepresidente de la República que desde siempre hace parte de la famosa marcha?
Por supuesto, algunas respetables heroínas, que no se resignan a que una causa que las compromete de siempre se deforme y degrade, fueron igual a pasarla mal. Pero pudo ser peor.
Este Frente Amplio, progresivamente radicalizado, degrada todo lo que toca. Lo partidiza, lo parcializa, intenta confiscarlo en su beneficio. Es el caso de la mujer en nuestro país, cuyo progreso en la sociedad se identifica con la acción del Batllismo desde la primera presidencia de Don Pepe hasta nuestros últimos gobiernos. Los recién llegados al tema, los comunistas que cultivaron desde Marx, Lenin y Stalin, la misoginia más radical, ahora se visten con ropas que nunca calzaron. Desgraciadamente han sido hábiles y su invasión les ha resultado exitosa. Pero quieren llegar hasta el final. No les alcanza con predominar: también quieren echar a quienes no se alinean.
Lo mismo podemos decir de esa inverosímil Institución Nacional de Derechos Humanos, que desconoce la legalidad y atropella de modo totalitario la historia nacional. Es el caso clamoroso de declarar Sitio de la Memoria el lugar del choque en Salsipuedes del ejército nacional, conducido por el Presidente Rivera, con el apoyo de la unanimidad del Senado, con el último grupo de charrúas que aún asolaban la campaña. Sin mayor precisión, se habla de 40 indígenas muertos y 300 prisioneros, cifras que ya de por sí revelan que no hubo por lado alguno un intento "genocida", en que los números serían al revés. Fue un episodio en el largo choque de la sociedad hispano-criolla con la tribu charrúa, que comienza en 1702 con la batalla del Yí, en que el ejército guaraní comandado por los jesuitas le inflige la mayor derrota, declarándose unos 500 indígenas muertos. No es este el lugar para abundar en las razones para destacar la construcción fantasiosa de una inexistente "nación charrúa" de "indios de apartamento", dijera Daniel Vidart.
En todo caso, el Ministerio de Educación y Cultura, la ANEP y la Comisión de Patrimonio, votaron en contra por considerar que una comisión destinada, por ley, a indagar sobre "la historia reciente" no tiene la menor competencia para laudar un debate histórico harto polémico sobre un episodio de 1831. O sea que se viola la ley y, con "ignorancia y mala fe" como decía Maiztegui, se inventa un genocidio inexistente. Es la pretensión de imponer una historia oficialista, tal cual hizo el comunismo en la fenecida URSS y el kirchnerismo en nuestra hermana Argentina.
Como si todo esto no fuera poco, ahora sale, a dos semanas de un referéndum, a impugnar la ley. Una institución del Estado se arroga el derecho de cuestionar una ley sancionada conforme a la Constitución. Y lo hace en medio de un debate político, con una intención que se desnuda en toda su crudeza por la oportunidad. Intentan incidir en la definición popular, haciéndose eco de la machacona prédica de los partidarios de derogar la ley.
Condenan que la ley presuma que, salvo prueba en contrario, el policía actúa conforme a la ley. Debió existir siempre la norma y extenderse a otros funcionarios del Estado, sea un inspector de tránsito o de las oficinas impositivas. La otra impugnación es a que la ley aumenta el plazo de detención antes de dar cuenta al fiscal, de 2 a 4 horas. ¿Es tan grave? ¿No piensan que es un plazo más que razonable para la actuación policial inicial? Todo plazo es convencional, no hay ciencia exacta, pero nadie en su sano juicio puede imaginar que esto es abrir el camino a la tortura en un país absolutamente democrático, donde hasta la prensa realiza un constante contralor de la acción del Estado.
Realmente es una abierta intromisión en la campaña del referéndum. Los argumentos son groseros. Parten de una acusación inverosímil de la Asociación de Defensores de Oficio que denunciaron a la Justicia un centenar de posibles abusos, sin que ningún juez les haya hecho caso. En una palabra, nada serio, o sea trampa, construcción difamatoria, intento de demonizar a la policía cuando comienza a revertir la curva de los delitos.
Volvemos al principio: el Frente Amplio está degradando las causas más sagradas. Todo lo deforma. Los excesos en la marcha feminista abonan la causa contraria. La Institución de Derechos Humanos, aunque le duela oírlo, está ayudando a los delincuentes. Son los que festejarían la derogación de la ley.

 

 



 



 

 
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