Edición Nro. 2242 - Punta del Este / Uruguay
enfoques, 7 de enero de 2022
 
 
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EDITORIAL f
Tiempos de pandemia
En estos tiempos que corren, no podemos menos que estar de acuerdo con el concepto de la nueva normalidad. Hemos aprendido a vivir en pandemia. Con miedos en primer lugar, y con prevenciones y recomendaciones de la autoridad sanitaria, consecuentemente con la protección de sueros puestos a disposición en tiempos no carentes de riesgos.
Todo esto ha sido un aprendizaje continuo, con certezas las menos, y con asunción de comportamientos y consecuencias que en la praxis muchas veces dejan desairados a los más.
En esta nueva normalidad que no tiene comparación con vivencias anteriores, discurre la temporada turística 2021/2022.
Gente por doquier disfrutando de las bondades de nuestras playas sin el más mínimo cuidado, como que todo ha pasado. Una especie de espejismo mágico que nos blinda de un ser viviente como es el coronavirus que lucha por su supervivencia y su reproducción sin descanso. Asimilable a un programa de computación que corre sin límites.
En ese entorno la fiesta. La necesidad de la fiesta; la necesidad de salir de un asedio físico y mental que ha trastocado y transformado nuestras vidas.
De nada vale compararse con años anteriores, más menos argentinos, más menos brasileños, porque sabemos que es una cuestión de números. Los clientes del turismo de nuestro país son los argentinos, brasileros y en menor medida paraguayos. Ese es nuestro mercado, ni siquiera el de Chile para hablar de la región.
Hoy la merma de turismo de los países antes nombrados ha sido suplida en parte con compatriotas, que de otra forma, en tiempos normales, su destino habría de discurrir entre el Caribe, y los paraísos de Asia.
El gobierno, necesitado por reactivar la economía del país, y sobre todo el turismo, confía en la protección de los sueros. Si la población no adquiere conciencia que el virus sigue activo y se descuida, seguiremos con altos y bajos a merced que la nueva cepa llegue con más vigor y capacidad de daño.
Lo que el malogrado Tabaré Vázquez proclamó a viva voz: "¡Festejen Uruguayos, festejen!" aplica. El festejo sin cuidado traerá nuevos males, y lo que nos pareció una liberación hoy podrá ser nuestra perdición mañana.
Ya se escuchan voces de expertos europeos que proclaman que las mascarillas quirúrgicas no oponen la resistencia deseada al Ómicron, recomendando mascarillas de otro porte y a otro costo.
Sigamos la fiesta de la temporada con responsabilidad. El lobo acecha. Asumamos las consecuencias; no hay almuerzos gratis.



ADVERTENCIA: Los artículos periodísticos firmados son de la exclusiva responsabilidad de sus autores. La Dirección.



Crónica de otros tiempos
¡Tunantes!
  • Las redes sociales desayunaron la corrupción parlamentaria de todas las épocas, en un período de incompetencia generalizada que ha puesto de relieve la poca monta de legisladores atornillados a butacas, con el declarado objetivo de trascender en funciones hacia la tercera década del siglo. (Enfoques, 11 de enero de 2019)
En tiempos de pandemia, le quito el polvo a la canana y desenfundo el 38. Me inspira la actuación de Gary Cooper, "A la hora señalada", título de la película que hizo historia en la segunda mitad del siglo XX, en memorable actuación con Grace Kelly.
Envilecidos están los legisladores y políticos de la oposición que, sin claudicar un instante, tienen en vilo a la república. Han trancado con fiereza todas las políticas gubernamentales y de gestión de los entes autónomos y servicios descentralizados, con asiento preferencial en las cámaras de Diputados y Senadores.
Revuelve advertir la maldad y mala intención inflitrada en todos los órdenes de la actuación frenteamplista, cuyos dirigentes políticos y sindicales se han conchabado para entorpecer a extremos cualquier acción gubernamental, y más directamente la gestión del Presidente de la República.
Culpa frenteamplista el gigantesco poder político de los sindicatos, en un país con índices de pobreza e indigencia crecientes, y una población trabajadora en la cual centenares de miles de ciudadanos (alrededor de 700 mil) ganan menos de veinte mil pesos por mes.
No se puede atar a dos moscas por el rabo, situación que traduce que la jubilación mínima pasó a ser de $15.970 desde este mes de enero, cuando la línea de pobreza se ha establecido en $17.442.
140.000 ciudadanos cobran jubilaciones que están por debajo de esos 17.442 pesos.
En tiempos de pandemia, quienes se oponen discreparon con todo. Llenaron de palos en las ruedas el vehículo conductor del Poder Ejecutivo en todas y cada una de las iniciativas presentadas.
La máquina de impedir legislativa y sindical, brazo derecho de los malandrines, quiere tragarse al presidente de la República y lo ataca sin darle cuartel por todos los flancos. Estos tunantes avanzaron con la pandemia, y se identifican como oposición irresponsable y acomodaticia. Desprecia el sentido institucional de la patria, y utiliza para fines abyectos las redes sociales, moderno sistema de comunicación al instante del periodismo digital.
No conformes, el porcentaje de aceptación ciudadana de Lacalle Pou los enloqueció del todo. Cobijaron, alentaron y ampararon, en reacción, el desborde de los sindicatos. A título de mención, el conflicto que fogonearon en Ancap, y la carnada que le pusieron a la policía que alzó y cargó en brazos maternales, sin palmaditas en la cola, a los obreros que desafiaron disposiciones vigentes.
Ricardo Garzón

 

 



 

 
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