Como si no bastase  la vergüenza ajena que nos hizo pasar a tirios y troyanos el día de la asunción presidencial embanderado con insignias cubanas. O un mes después, cuando exigía al gobierno comprar a la dictadura castrista vacunas inexistentes (y hoy más que dudosas) contra el entonces iniciante y creciente Covid, una vez más Niño Gerardo jugando a llamar la atención en temas que no entiende ni la A, aunque el Calen -durmiendo con el enemigo que quiere tener milicias populares- lo tenga de alumno, o presida la Comisión de Defensa (país, selectiva y perversamente generoso)
Graduado en Ingeniería Aeronáutica en el Pabellón Benny Hill de la Universidad San Cantinflas, ahora el pilluelo Núñez nos enseña cómo estaban los sistemas de los malvados Hércules españoles, símbolos de la Conquista que seguramente ofenden a AMLO, Maduro, Evo, Al Capone, Ortega y Díaz Canel (a Cristina no tanto, que los pasa a cobre). Con su reciéntemente conferida autoridad técnica (en la Fonda del Pinchazo gestionada por Kid Bengala) nos quiere convencer que los Hércules que volaban en la OTAN se caen a pedazos....!
¡Qué poca seriedad! Y peor, más triste papel, el de la prensa -roja, rojiza o burra..- que le da entrada, una y otra vez, como si estuviera diciendo tres frases coherentes. Además de sangrar por la herida de aún justificar la indefendible compra del Hawker de Bustin -los castro comunistas cambiando figuritas con los grandes oligarcas/cargas, cuándo no-, esa que sí pudo poner, en el anterior gobierno,  a la Fuerza Aérea de rodillas (aunque se ofenda algún Brigadier, casi de salida, que manda mensajes a Europa), ¿intenta sugerir que los aviones militares usados usualmente se compran con garantía??? ¿Como las del chiche Vip, al que hubo que meterle más del doble de lo ya abusivo y sospechoso de su costo original en mantenimiento, y que casi no voló?
¿O como la de los radares Selex obsoletos y sobrefacturados que SU gobierno compró en 2014 y tras varios roces con el fabricante, encomendándolos en una licitación más que dudosa a la hasta entonces "sacrosanta" OACI, rectora de la aviación mundial, cada vez menos impoluta? Los mismos radares, estos sí con mínima garantía, que SU gobierno no quiso mantener como correspondía, en 2017?
¿Y de dónde saca Gerardito Superstar que la hora de vuelo de estos Hércules cueste 9.000 dólares, si por algunos años sus inspecciones costarán bastante menos de 300.000 dólares y llegaron con paquetes de repuestos abundantes? En el peor de los casos, la hora de vuelo de estos aviones, si el uso fuera escaso, orillaría los 7.500 dólares, y en un mejor panorama, 5.700.
¿Y qué tanto lío con la traída de los tanques auxiliares? Si hubieran venido durante el traslado, no hubieran sido incluidos los numerosos componentes, que afortunadamente llegaron.
Pero, además, mirá a Gerard el Picarón. Cómo mezcla zapallos con gofio, al citar un listado de ofertas incluyendo otros Hércules y aviones bimotores con enormes dificultades logísticas para intentar cruzar el Atlántico, nuevos como el  Leonardo C-27J o el Airbus C-295 (excelentes) o la costosa oferta de un Hércules reformado por IAI. ¿No quiere incluir la del Antonov 178 aún inexistente que tanto interesaba a Bayardi, y por haberlo señado hace dos años se llevó en Perú a ministros y embajadores? ¿O los drones que SU ministro de Defensa encargaría  evaluar a aquella rara e investigada filial de Antel?
Ah, y la serie H de C-130 no se dejó de fabricar en 1982, sino en 1996, los últimos, H3, con notorias mejoras de aviónica y señuelos anti misiles (no los fueguitos artificiales que ud., desperdiciando decenas de miles de dólares en una interpelación circense y frívola, va a tirar).
Al final, deben ser ciertos los rumores de que hasta Lorier pensaría que el actual Partido Comunista es un jardín de infantes millenial donde juegan al Ronga- Pironga alrededor de la maestra Cosse que igual les roba las meriendas....!!!

• Las sociedades necesitan un relato para sobrevivir. Pero no un relato cualquiera, sino uno que trascienda a los individuos y los explique como miembros de una comunidad que existe antes que ellos y los sobrevive. Dicho de otro modo, requerimos de una creencia, un dios, una religión. Y “está comprobado que, sin una combinación de identidad política y religiosa, ninguna sociedad tiene futuro”. Neil MacGregor

El desplome soviético de 1989 fue pacífico. Nunca antes un imperio tan poderoso había desaparecido de manera tan rápida y tan tranquila. El Imperio soviético de 1989 no había sufrido ninguna derrota militar, excepto la de Afganistán, ninguna rebelión, ni siquiera campañas de desobediencia civil a gran  escala como las de Martin Luther King. Los soviéticos tenían millones de soldados, decenas de miles de tanques y aviones y suficientes armas nucleares para aniquilar varias veces al resto de la humanidad. El Ejército Rojo y los demás ejércitos del Pacto de Varsovia permanecieron leales. Si el último mandatario soviético, Mijail Gorbachov, hubiera dado la orden, el Ejército Rojo habría abierto fuego contra las masas sometidas.
Sin embargo, la élite soviética y los regímenes comunistas de Europa oriental, con la excepción de Rumania y Serbia, decidieron no emplear su potencia militar. Cuando sus miembros se dieron cuenta que el comunismo no funcionaba renunciaron a la fuerza, admitieron su fracaso, hicieron las maletas y regresaron a sus casas. Las élites comunistas cedieron sin luchar,  no sólo las conquistas soviéticas de la Segunda Guerra Mundial, sino que también las conquistas zaristas mucho más antiguas, en el Báltico, Ucrania, el Cáucaso y Asia Central. Estremece pensar que hubiera ocurrido si dichas élites se hubieran comportado como los líderes serbios o como el dictador CeauÈ™escu en Rumania. En este caso, el dictador y su mujer terminaron fusilados. Pocos días antes, el Partido Socialista uruguayo,  envió un telegrama de felicitación al dictador por el aniversario de su partido…

i.    ¿Qué sucedió para que las cosas tuvieran ese devenir?
Cuando  Mijail Gorbachov comenzó con la “perestroika”  (reforma del sistema económico, convertía a la Unión Soviética en una economía de mercado, apertura económica y relaciones con occidente) y la “glásnost” (liberalizar el sistema político y libertades para los medios de comunicación, etc.), fue como si un día el Papa de la Iglesia Católica pusiera en  duda la resurrección de Cristo.
Es que existen religiones teístas y religiones de ley natural. La edad moderna ha asistido a la aparición de varias religiones  de ley natural nuevas con un intenso fervor religioso, esfuerzos misioneros sin parangón y las más sangrientas guerras de religión de la historia. Estas creencias, a las cuales les disgusta que se les llame religiones son: el comunismo, el nazismo, el nacionalismo, el liberalismo y el capitalismo. Se refieren a sí mismas como ideologías, ello es sólo un ejercicio semántico. Si una religión es un sistema de normas y valores humanos que se fundamenta en la creencia en un orden sobrehumano, entonces el comunismo no es menos religión que el islamismo (Harari, Yuval Noah. 2013. De animales a dioses. Penguin Random House. Grupo Editorial Sudamericana. Pág. 254).
El comunismo es una religión fanática y misionera, que es diferente del Islam, porque éste considera que el orden sobrehumano que gobierna el mundo es el edicto de un Dios creador omnipotente, mientras que el comunismo no cree en dioses. El budismo tampoco cree en dioses y nadie niega que sea una religión. Al igual que los budistas, los comunistas creen en un orden sobrehumano de leyes naturales e inmutables (verdades irrebatibles del materialismo dialéctico) que guían las acciones humanas. La ley de la naturaleza budista y las leyes de la historia marxista son sobrehumanas, puesto que no fueron legisladas por humanos, pero no son sobrenaturales. Los budistas creen en la ley de la naturaleza descubierta por Siddharta Gautama, los comunistas creen que la ley de la naturaleza la descubrieron Karl Marx, Fiedrich Engels y Vladimir Ilich Lenin. Al igual que las demás religiones, el comunismo posee sus “sagradas escrituras” y libros proféticos como “El capital” de Karl Marx, que postuló que la historia pronto concluiría con la inevitable victoria del proletariado. El 1º de Mayo es la Navidad del comunismo, quién tiene teólogos adeptos a la dialéctica marxista, mártires, guerras santas y herejías. Un comunista devoto se espera que difunda el evangelio de Marx y Lenin, incluso al precio de su propia vida.
Para el Imperio Soviético, Mijail Gorbachov, su máximo líder político y partidario, con la perestroika y la glásnot,    puso en duda “la creencia del orden sobrehumano” que lo sustentaba. Todo lo demás carecía de sentido y se vino abajo. De nada valieron los ejércitos, los tanques y las bombas atómicas, “las realidades intersubjetivas” de esos pueblos morían para siempre.

ii. “¿Es hoy el Uruguay una comunidad imaginada?”
Desde el principio de los tiempos las sociedades se han ido conformando en torno a una serie de creencias y suposiciones que han trascendido al individuo. No importa cómo las llamemos: fe, ideología o religión, que han resultado fuerzas fundamentales en la construcción de identidades colectivas gracias al extraordinario poder que tienen para definirnos o dividirnos. Hoy en día se han convertido en el motor político que mueve gran parte del mundo, pero si observamos la historia con atención, estas fuerzas han sido, en su sentido más amplio, generalmente religiosas.
 “Porque al decidir cómo vivimos con nuestros dioses decidimos cómo convivir con nuestros semejantes”.
¿Cuál es la religión teísta o de ley natural que le brinda sentido al pueblo uruguayo como tal?
Toda sociedad conocida comparte un conjunto de creencias y de supuestos —una fe, una ideología, una religión— que van mucho más allá de la vida del individuo y forman parte esencial de su identidad común. Tales creencias poseen un poder único para definir —y dividir— a los pueblos y constituyen una de las fuerzas motrices de la política en muchas partes del mundo. A veces son de carácter laico: el nacionalismo es el ejemplo más claro; pero a lo largo de la historia han sido sobre todo religiosos, en el sentido más amplio del término.
¿En qué creemos los uruguayos, que nos brinda sentido de pertenencia, la gesta de Artigas, la educación de José Pedro Varela, el mundial de fútbol de Maracaná, la lucha contra la dictadura, el sentido democrático,  qué?
¿Será que no creemos en nada y por eso es tan alto el índice de suicidios,  sobre todo en la juventud, los uruguayos no tenemos un sentido de propósito ni sentido de trascendencia como individuos ni como país?
Se dice que el Uruguay es laico, ¿por qué trajo tanta oposición y revuelo la colocación de la Virgen María en un lugar público; realmente somos laicos o somos ateos, o más bien somos anti?
¿Cuál es hoy la creencia común del Uruguay y su narrativa,  la “Suiza de América”, el “paisito”, o parte de la “Patria grande”?,
¿Es el estado, estado benefactor, estado interventor, estado que “piensa, estado que hace y más estado”?
El “Padre Cacho”, que ese sí que sabía de pobreza, decía que los pobres del Uruguay eran “pobres sin esperanza”.
¿Será por eso que una vez que los progresistas pulverizaron el “naides es más que naides” por el virus de la lucha de clases y la dicotomía oligarquía/pueblo, los niveles de delincuencia se dispararon y hoy cuesta tanto volverlos a su cauce?
Para algunos quizás, la lucha contra la LUC les brinda sentido a sus vidas. Suena muy parecido a los términos “sesentistas: cuanto peor mejor”.
¿Y después qué?, esa película ya la vimos.
“Si existe un sector reaccionario en América Latina es el de los intelectuales de izquierda. Esta gente no tiene memoria. No he escuchado a ninguno de ellos admitir que se equivocaron. El marxismo se ha convertido en un vicio intelectual, es la superstición del siglo”. Octavio Paz