- No todo el mundo en Sudamérica, afortunadamente, piensa igual: ayer escuchaba al presidente de Uruguay, Luis Lacalle, decir que “en esta epidemia, lo primero y fundamental es ser transparente”, porque sólo así se puede conseguir la confianza de la gente.
Ayer, un servidor contó cuán mal están las cosas en varios países de Latinoamérica, para concluir que si ese es el primer mercado que atienden Iberia y Air Europa –entre otras aerolíneas–, el diagnóstico de su salud o, si prefieren, el pronóstico de cómo evolucionará la enfermedad que azota a estas empresas, es bastante pesimista.
Lo insólito –demencial, diría yo– es que algunos lectores se enfaden porque un humilde reportero se hace eco de cómo está la situación. Que en Argentina tienen casi cinco mil nuevos casos de Covid al día y, sin embargo, están retornando a la normalidad; que en Perú prácticamente pasa lo mismo; que nunca en México los problemas habían sido tan graves; que en Colombia siguen aumentando los casos; que un país en manos de Bolsonaro no tiene más remedio que ser imprevisible; que, en resumen, todo esté manga por hombro, no es más que la realidad. Y algunos lectores, muchos más de los que yo consideraría “normal”, piden que no seamos pesimistas, que no ventilemos los problemas, que no contemos qué está ocurriendo. Como si dijeran: “¡por favor, engáñeme!”.
Tengo la impresión de que muchos de estos lectores procedían de Latinoamérica. Yo puedo entender que a uno no le guste que su país esté en la cabecera del ranking de los desastres. De hecho, a nadie en España le gustó que nuestro país estuviera durante el mes de marzo y sobre todo abril en el top-ten de las malas noticias. Pero la realidad es la realidad. El ser humano sólo puede tomar decisiones, sólo puede organizarse, si la información es correcta y verdadera.
No todo el mundo en Sudamérica, afortunadamente, piensa igual: ayer escuchaba al presidente de Uruguay, Luis Lacalle, decir que “en esta epidemia, lo primero y fundamental es ser transparente”, porque sólo así se puede conseguir la confianza de la gente. Ser transparente significa decir que estamos ante un virus complicado, que no conocemos su comportamiento, que es letal en muchos casos y, por lo que hace referencia al turismo, que es profundamente subvertidor de la normalidad, de manera que destruye lo más preciado para un viajero: la confianza.
Jaime Amador - Preferente
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