El procesamiento de un viejo soldado, pobre y enfermo, por haber dado muerte a un sedicioso esposado en fuga hace casi medio siglo, tras voz de alto, disparos previos y orden directa de su oficial, sin que entonces estuviera ni cerca de regir el no retroactivo Estatuto de Roma, es un atropello y una payasada.
Un renovado ataque a un testigo protegido en un voluminoso caso, relacionado el mismo con drogas y simpatizantes del MPP suena muy parecido. Tanto como los constantes sobreseimientos o prisiones domiciliarias de asesinos, violadores y ladrones consumados, que a las pocas horas suelen seguir delinquiendo...
Y no hablo del ex juez de menores dedicado al sexo con gurisas a cambio de marihuana, porque su notoriedad y el absurdo me excusan.
Sobre el raro caso del militar procesado, el coronel Arquímedes Cabrera, anhela que sea "el punto de quiebre para iniciar un movimiento nacional de repudio a la inquisición instaurada desde las fiscalias". Demasiado optimista.
El Coronel Luis Agosto, por su parte, desea que se le deje, y tiene derecho, a explicar los hechos de ese pasado de acuerdo con su punto de vista. ¡Vanas ilusiones, oficiales!! Si simplemente, el Ministro de Defensa por mostrarse preocupado por las consecuencias morales en la tropa que custodia centros penales y fronteras pueda tener este loco procesamiento pedido por el tendencioso fiscal Perciballe y una jueza al menos negligente, ¿qué ecuanimidad informativa pueden esperar los militares retirados, sobre estos y otros temas, inclusive profesionales?
Ante las diversas infiltraciones del zurdaje en el Poder Judicial, no solamente los militares tienen reclamos para efectuar. Cualquiera que haya sido victimizado por un malhechor, presentado o percibido por los diversos operadores judiciales, como un "producto de la sociedad injusta, capitalista, etc." supone algo dificultosa su condena a priori, y cuando ésta se produce, frecuentemente su mismo cumplimento.
La burla se hace diariamente evidente cuando el noticiero nos dice que "fulano" o "mengano" (cuando no las iniciales, para "protegerlo") que ayer cometieron tal delito registra X cantidad de antecedentes. ¿Qué hacen en la calle una y otra vez? Sin olvidar los que aprovechan las salidas transitorias para sus aventuras.
Ni hablemos de aquellos jueces que pueden autorizar alegremente hormonizaciones o cambios de sexo en adolescentes, porque de eso comparte responsabilidad el irresponsable legislador.
¿Qué decir de las innumerables (a veces insondables e inexplicadas) dificultades o trancas que deben enfrentar, sufriendo presiones, prepotencias, ninguneos y desprecios, los padres que reclaman ver o volver a ver -tras meses y meses de impedimentos- a sus hijos? Inclusive, en ausencia de estos, abuelos que desean y tienen derecho a ver a sus nietos.
Casos en que se suman lustros de omisiones legislativas, malas praxis y sucias ongs rotuladas "feministas", junto a grupos (no digo la palabreja "colectivo", de claras resonancias zurdas, cuando existen "grupos", "agrupaciones", "sociedades" o "asociaciones" y otros vocablos), como las "Abogadas Feministas", "Psiquiatras Feministas" y otras estupideces, cuando no actitudes casi delictivas que no pasan por los estrados. Por ejemplo, cuando la femibolche Teresa Herrera (la misma mentirosa del caso de la gurisita hispano-uruguaya que "no se iba" y a cuyo padre le hicieron afrentas incalificables), dice en TV, sin ser siquiera amonestada, que tras las organizaciones de trata de menores suelen relacionarse con las de padres que no pueden ver a sus hijos, cosa que siempre fue un problema, pero en el auge feminazi -Uuuy, Martincito Aguirre va a volver escribir en su matutino que estoy destrozando la sensibilidad Milennial....!- este divorcio de los menores con su figura paterna es una jodida y disolvente epidemia.
Finalmente, quiero ser claro en un tema, en el que el parlamentario tiene tanto arte y parte como mis colegas de la prensa: Rehabilitarse o no.
Reconozcamos de una vez que hay delincuentes no rehabilitables para los cuales -diga lo que diga la Corte Interamericana de Derechos Humanos- procede la cadena perpetua. Un violador que reincide, un asesino serial, un sicario, un mutilador, no se reeducan ni se reinsertan, ni con castraciones, ni con seguimientos. Que pasen toda su vida tras las rejas y punto! Hay que dejar el romanticismo legal o el victimismo de los contraventores. Y excluir la posibilidad de redimirse por trabajo o estudio a los autores de delitos escabrosos. Al resto, si bien no podemos crear 12.000 plazas de trabajo de un semestre al otro, ingresarlos progresiva, voluntaria o compulsivamente a programas laborales o académicos. Digan lo que digan las convenciones internacionales, y si hay que retirarse, lo hacemos. Nadie va a dejar de comprarnos o vendernos por ponernos los pantalones. Solamente esperemos unas lagrimitas en la OEA o en la corrupta ONU.
Bien comenta nuestro director, Ricardo Garzón, que los gobiernos colorados, blancos y frenteamplistas se han mantenido ajenos a la posibilidad de que los presos fuesen la mano de obra en el tendido de las vías del Ferrocarril y reparación periódica de caminos y carreteras. Sí, como en el Lejano Oeste en los Estados Unidos.
Si no cambiamos los criterios judiciales y legales, junto al punto de vista de la sociedad sobre estos temas, siempre va a surgir un currero para insistir con la dictadura y otras yerbas similares.
Mientras tanto, no puedo repetir como se espera usualmente y como loro la eterna letanía: “yo creo en la Justicia”. Simplemente hay buenos y malos jueces y fiscales. Por ahora, ganan los malos…

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