• La propuesta fue votada en asamblea y será elevada a la compañía brasileña
  

Los trabajadores de la ya extinta Alas Uruguay que ingresen a la brasileña Azul pretenden destinar parte de sus sueldos a pagar los pasivos generados por la efímera aerolínea, nacida tras el precipitado cierre de Pluna por parte del ex mandatario Mujica y gremios suicidas que facilitaron la decisión presidencial.
Esta deuda la pagarían mediante un porcentaje de sus sueldos -que todavía no se precisó- una vez empiecen a trabajar en la compañía aérea norteña, si es que ésta, finalmente, ingresa a los cielos del puente aéreo Montevideo-Buenos Aires.
Este dinero, se ha dicho, se volcaría a un fondo que cubriría todas las deudas que la empresa contrajo con el Estado y "liberaría" las garantías que en su momento le habían presentado al Fondo para el Desarrollo (Fondes), el organismo estatal que le otorgó una línea de crédito por US$ 15 millones. El Fondes es el principal acreedor de Alas Uruguay.
Informaciones de prensa dieron cuenta que el vicepresidente de la aerolínea, Nicolás de los Santos, fue quien presentó la propuesta a la asamblea: "la fórmula había sido alcanzada un día antes junto a dos ministros del gobierno".
Según un informante, anota El Observador, de esta manera se pasa "la responsabilidad de una mala gestión a los trabajadores". Agregó que dado que no se indicó cuánto se quitaría del sueldo para pagar la deuda, se está firmando "un cheque en blanco". "Los empleados de Alas Uruguay llegaron a la asamblea con un sentimiento de entrega, porque veían que el cierre era la única opción en el horizonte". "La propuesta fue inesperada y algunos de los presentes manifestaron su disconformidad". "Esto es un chantaje".
A punto de 2017, el pasado miércoles tomó estado público que el Fondes había pedido el concurso de Alas Uruguay, pero que veía difícil cómo recuperar lo que la empresa le adeudaba. La decisión se tomó debido a que era "claro y notorio" que la empresa "no está en marcha", dijo en esa oportunidad el presidente del Fondes Inacoop (una de las dos particiones en las que se dividió al organismo), Gustavo Bernini.
El 24 de octubre, tal cual anticipó enfoques, las autoridades de la compañía aérea habían enviado una carta a la Dirección Nacional de Aviación Civil e Infraestructura Aeronáutica (Dinacia), en la que indicaban que suspendería sus operaciones por 60 días. No volvió a realizar ningún vuelo más.

Nota de Dirección: A nuestro modo de ver, y como punto final de una verdadera tragedia griega, finalmente el gremio de Alas U decidió en Asamblea que algunas decenas de  funcionarios de la aerolínea se arrojen al barranco de los valientes para evitar (en el fondo) que los directores tengan eventualmente que responder penalmente por la quiebra de la empresa. Son responsables y deben responder.
Esa es la verdad de la milanesa. No hay otra. Lo demás es humo. Envalentonados y siguiendo al Hamelin criollo, creyendo que lo político estaba por encima de lo jurídico, lo económico, y de las santas escrituras, debieron enfrentar una realidad que ni en sus peores sueños esperaban vivir.
La caballería ligera nunca llegó, y el fuerte cayó.
Al gobierno no solo le debe preocupar la situación planteada por la asamblea sindical, sino también las obvias y naturales repercusiones que ello pudiera llegar a tener en tiendas de Azul, que pretende desembarcar en el Uruguay con un proyecto de trabajo y crecimiento.
No podemos soslayar estos dos aspectos que tienen una raíz común. Si verdaderamente el gobierno pretende que Azul se instale en el Uruguay, esta no es una buena noticia.
Por cierto que debe preocupar a un inversor serio como es Azul, en la medida que el corporativismo sindical ha demostrado que no tiene límites ni los ha tenido en toda la historia del transporte aéreo comercial uruguayo.
Los funcionarios que Azul pueda eventualmente tomar llegarán con el ADN del sindicato de Pluna y de Alas U.
Han demostrado estar dispuestos a limpiar la sangre derramada con un trapo viejo delante del comisario: aquí no ha pasado nada.
No es buena noticia para Azul ni para los inversores extranjeros en general. No es una buena noticia para el país. Tampoco lo es para la aviación comercial de la región; ni para nadie.
"Aquí no ha pasado nada". Error. Craso error. Pasó de todo, hasta pretendieron enjuiciar al periodismo por un "quítame de allí esas pajas".
Las pajas quedaron. No fueron retiradas ni lo serán.
Ricardo Garzón
Consejero Editorial