A nadie escapa que la gestión en Montevideo requiere un cambio. Tampoco que luego de afianzado en el tiempo por sucesivas elecciones la bipolaridad en materia electoral, no quedaba otro camino (ya lo habíamos dicho hace más de dos años en una nota aparecida en otro medio) que formar una coalición a la cual llamábamos en  dicha oportunidad de partido moderno, para recuperar la administración municipal. En aquella época poco eco tuvimos y algunos nos tildaron de trastornados. Hoy tal vez  como consecuencia del paso del tiempo, y del continuo deterioro de toda la ciudad, se impone dicho cambio.
Enhorabuena la decisión del Dr. Larrañaga de avenirse al cambio y dejar de lado chacras que a nada conducen y menos en política donde lo que se trata es de sumar.
Luego de más de 25 años, donde contaron con todas las posibilidades, donde tuvieron la mayoría automática dentro del deliberativo comunal (no olvidemos que la Constitución de la República indica que el lema que obtiene la mayoría retiene para sí 16 bancas de 31), no fueron capaces de realizar la simple tarea de barrer, limpiar la ciudad y, como en cualquier casa, si no se barre, la mugre se va acumulando por más prolijos que sean sus habitantes, y más aún cuando a estos se los enseñó mal o no se los enseñó. Recordemos que para llegar al poder los estimados pro regresistas inculcaron en la población la conciencia de que nada había que cuidar de la vía publica, de los jardines, de las plazas, de los paseos públicos, bancos, luminarias; alentaron la existencia de los hurgadores y sus carritos. Y bueno, aquello que ellos alentaron se les salió de control y hoy se quejan amargamente y un dia le echan la culpa a los hurgadores, otro a los habitantes, otro a la prensa o a la crisis del 2002, pero nada pueden hacer pues atenta contra sus convicciones o directamente porque son ineptos. Hoy se  salió de cauce cuan río crecido e inundó todo Montevideo. Hoy Montevideo es una ciudad gris oscura y sucia. Creo que nadie en su sano juicio puede enorgullecerse del estado de la ciudad.
Olvidadas en el tiempo quedaron las viejas promesas, a saber, la barraca de materiales, las  viviendas para los más necesitados, los cisnes de cuello negro nadando por el Arroyo Miguelete y Pantanoso, la panadería y carnicería municipal. En su lugar se pusieron a los Bengoa y a los Areán… y los Casinos municipales, por primera vez en al historia desde su creación y únicos en el mundo, dieron pérdida. 1) Ni que hablar del sistema de transporte colectivo urbano, aquel para el cual prometieron mejoras de todo tipo y rebajas efectivas del precio, lo cual fue solo un espejismo.
La vieja Amdet fue desmantelada y sus activos repartidos entre varias cooperativas, y bueno, terminaron dos de ellas cerrando y con ellas frustraciones acumulándose. La ciudad carece de un sistema lumínico eficiente, pues no funciona cuando debe hacerlo y cuando lo hace por la falta de reposición de las luminarias, lo hace mal y la ciudad se transformó en una boca de lobo, aumentando así la inseguridad. La vialidad, creo que Sarajevo o Beirut luego de la guerra,  tenían mejor sus calles. El tránsito vehicular es  un caos por falta de adecuada y moderna infraestructura y señalización. Por suerte, la tecnología nos ha permitido acceder al GPS, que nos permite llegar a calles cuyos nombres nunca pudimos ver ni conocer. Solo hemos enumerado al azar algunos elementos, hay muchísimos más que por espacio o escasa memoria no podemos incluir.
En lo que sí han sido innegablemente eficientes, es en aumentar y cobrar impuestos. No tenemos datos de la morosidad pero no creemos que sea baja. Los impuestos han crecido exponencialmente desde el año 1990 a la fecha, pero a cambio de ello poco o nada ven los que habitan en esta ciudad. Los dineros de los contribuyentes se pierden dentro del laberinto del edificio de 18 y Ejido.
Esto es el saldo de estos largos años de populismo, tal deterioro que hasta han venido a filmar escenas  que supuestamente serían en La Habana, acá a Montevideo. Qué vergüenza.
Montevideo precisa ya que se cambien los administradores. La tarea por venir será larga y durísima, para  lograr recomponer lo destruido.
Montevideo  no necesita ni gobierno de izquierda, ni de derecha ni  de centro. Necesita gente con pensamiento moderno, con vocación de servicio  dispuesta a trabajar. Lograr para todos un lugar más amigable donde convivir, donde realmente Montevideo sea mi casa, la casa de todos.

Los ciudadanos patriotas de todo el URUGUAY, en los rincones más alejados de los centros urbanos y aquellos que residen en el exterior y concurren a votar deberán redoblar el esfuerzo para participar, controlar y transparentar cada instante del próximo acto eleccionario de octubre de 2014.
Quãdo vieres la barba de tu vezino pelar, echa la tuya a remojar dice un antiguo refrán. Los acontecimientos del domingo próximo pasado en el petrolero país caribeño nos dan la razón. Es improbable que la diferencia con que ha asumido el nuevo presidente le de respaldo político tanto doméstico como internacional a su gestión de gobierno. El no haber permitido una auditoría y recuento de votos no le da la legitimidad suficiente para el cargo.
Las consecuencias de la conducta del gobierno bolivariano heredado del difunto Hugo Chávez no garantizan que el resultado alcanzado sea el verdadero. Han circulado muchas fotografías de quema de papeletas electorales al otro día de la elección que aseguran que la verdad nunca se sabrá y dejará abierta una ventana en la historia de ese país de al menos un probable gobierno ilegítimo y un país claramente divido en dos.
Particularmente no le tengo ninguna confianza a las facciones y partidos políticos de izquierda que hoy integran la coalición de gobierno en el Uruguay. Sus origines marxistas-leninistas y totalitarios consideran que las mayorías se equivocan, que ellos son los iluminados de la verdad y  los caminos que los ciudadanos deben seguir son los mejores para mantenerse eternamente en el poder prendidos de la teta estatal.
Para muestra basta un botón. El soberano en dos sendos referéndums ratificó la ley de caducidad. Ello no fue suficiente argumento para los dirigentes de izquierda, que desconociendo al soberano por dos veces, aprobaron con sus mayorías de yeso una ley que derogaba la de caducidad y finalmente tuvo que ser la Suprema Corte de Justicia quien la declarara inconstitucional.
Luego de las elecciones internas de junio del próximo año donde cada partido elegirá a su candidato presidencial, lo que está en juego en octubre es sumamente importe. No sólo se trata de votar para elegir un nuevo presidente, senadores y diputados, sino que habrá sendos referéndums como nunca en la historia de este país había antes ocurrido.  
La lista es amplia: referéndum a favor de bajar la edad de imputabilidad de los menores delincuentes (seguridad); referéndum para derogar la ley de aborto; referéndum para derogar la ley de matrimonio igualitario y tratarla sólo como unión concubinaria; referéndum para eliminar las futuras leyes de libre consumo de marihuana y la ley de minería de cielo abierto. Y quizás haya alguno más como la probable modificación del voto en el exterior.
Este desastroso panorama de ejercicio de la democracia directa en temas controversiales y no consensuados parlamentariamente, ni siquiera con mayorías que alcancen los 5/7 de los votos, habla de que también nuestro país está divido en dos y salvo escasas excepciones de la favorable oposición a estas leyes con un matiz de izquierda criolla, será finalmente el soberano quien deba dirimir. Arbitrar y correr el riesgo de que una nueva ley sustituya la derogada como el caso del IASS que reemplazó del pago del IRPF a los pensionistas y jubilados.
He oído al presidente quejarse que la oposición no lo apoya, lo critica permanentemente. Muy fácil, el gobierno tupamaro-comunista que dirige no debe imponer sus ideas solamente sino intentar negociar con la oposición los mejores caminos para los uruguayos, discutir mediante debates con mucho contenido las opciones y votar a consciencia de acuerdo al mandato de sus representados.
Por ello, es muy importante para el futuro del Uruguay  las decisiones que el soberano tomará en 2014. Es responsabilidad de los partidos políticos de oposición comenzar hoy a organizar la forma de contralor y transparencia que deberá alcanzar dicha elección para que no suceda lo mismo que al país caribeño. A redoblar!!!

No es la primera vez que hemos titulado así una columna. Ya hace tiempo la ineptocracia que nos gobierna trata de acostumbrarnos a justamente eso, un país al revés, una sociedad al revés.
La última y palmaria demostración de esto fueron los disturbios del martes 16 de los corrientes en la puerta del juzgado de Las Piedras, en el departamento de Canelones pero plenamente inserta esta ciudad canaria en el área metropolitana de la capital.
Muchos lectores sabrán, otros tantos no, que el pichaje (no merecen otro nombre) habla de ir a trabajar cuando sale a rapiñar, a rastrillar, dice, que no es exactamente lo mismo, pero que implica obviamente robarle cosas a los demás; trabajo que le dicen.
Resulta que, volviendo al tema original, en la puerta del juzgado se trenzaron familiares y amigos de un rapiñero muerto en legítima defensa propia por un almacenero al cual aquél quiso rapiñar, encañonando a la madre del comerciante que se encontraba en el comercio en el momento de la rapiña. No contento con eso el piche  descerrajó un tiro adentro del local a la vista de cuatro clientes que ahí se encontraban.
Es insólito. Es el mundo al revés cuando desvergonzadamente una manga de desubicados, probablemente chorros ellos mismos, vayan a increpar a un trabajador quien estaba solamente tratando de defenderse.
Estamos todos locos. A esta gente se le debería caer la cara de vergüenza que un hijo o un sobrino ande en esas fechorías. Y, si paga el precio, a llorar al cuartito.
Esto representa todo el descalabro social que el Frente Amplio ha hecho tanto para facilitar; cualquier cristiano en la situación haría lo mismo.
En otras épocas, más disciplinadas, estas cosas no sucedían. Existía un mínimo de respeto al orden y a las reglas de una sociedad que le faltaba mucho para llegar a su pauperización actual.
El Frente Amplio y sus ineptócratas no están mentalmente preparados para poner un poco de orden en este relajo, porque ellos, en general, no conocen otra cosa.
De ahí el presidente que tiene el país; de ahí los verdaderos mamarrachos legislativos que hace esta gente; de ahí la calamitosa no-marcha del estado a pesar de tener recursos como nunca en su historia. Paros todos los días por cualquier imbecilidad, la salud pública que se cae a pedazos, la educación pública que da pena. De ahí a tener ministros que no se hablan entre ellos, de ahí a cultivar relaciones con las naciones más perdedoras de nuestro continente por una mal entendida supuesta afinidad ideológica, que sólo algún trasnochado con los folletines bien atrasados cultiva y 'respeta'.
Lo peor es que el país deberá pegar un viraje brusco en su rumbo político para volver a algún grado de sensatez.
No parece demasiado probable con el Frente Amplio al timón que nuestro país cambie de rumbo; entonces no cabe más que apretar los dientes y esperar que el mundo se enderece como inevitablemente lo hará tarde o temprano y pese a quien le pese.
Mientras tanto seguiremos viviendo en el mundo del revés donde robar es 'trabajar' y donde los pichis hacen y deshacen.
Mis disculpas a los lectores, pero, el léxico utilizado en la columna no hace más que tratar de crear un tono de 'pichez' de acuerdo con el momento que vivimos.
A no desesperar que a cada chancho le llega su San Martín, siempre.
Esperemos que más antes que después.