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TURBINAS ARGENTINAS - ENFOQUES COMPARTIDOS
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Enrique Guillermo Avogadro |
Truco fallido |
- “La mistificación es un fenómeno frágil”.
Laurence Debray
Cuando el viernes a la noche escribí mi columna habitual, obviamente no imaginaba que nuestra prestidigitadora egipcia lanzaría a la mañana siguiente el anuncio de su decisión de designar a Alberto “Camaleón” Fernández como candidato a Presidente de la Nación por Unión Ciudadana, reservándose el segundo puesto. Los integrantes del sello del PJ que encabeza José Luis Gioja y se apelotonaron para la foto con ella, agotaron los stocks de hilo quirúrgico para suturarse el … y se sumaron alegremente a la movida.
A mi modo de ver, se trata de una confesa muestra de clarísima debilidad. Todas las recientes encuestas que tanto nos han alegrado o preocupado –dependiendo del lado de la grieta en que nos encontremos- anunciando su triunfo son falsas, a punto tal que ni siquiera Cristina cree en ellas. ¿Alguien puede ser tan ingenuo, después de haberla soportado durante doce años, que renunciaría al más alto cargo si hubiera creído en una ventaja de ocho puntos sobre Mauricio Macri en un ballotage?
Su ego es tal que ni siquiera permitió que fuera su Instituto Patria quien hiciera el anuncio de la fórmula que competiría y, por primera vez en la trayectoria mundial de la democracia, un precandidato a vice designó a quien encabeza la fórmula. La lectura no puede ser más clara: soy yo quien decide.
Es decir, está convencida de que, como están las cosas, perderá otra elección –en 2017, esta genial mujer lo hizo contra dos “cuatro de copas” políticos, Esteban Bullrich y Gladys González- e intenta ahora evitar ser nuevamente la cara oficial de la derrota y ensayar alguna apertura en pos de votos ajenos. Pero su neo y fiel amigo no podrá de arrimarle nada.
Aún cuando tuviera éxito en la misión de atraer a Sergio Massa al redil abandonado, en modo alguno significaría que los escasos votos que éste conserva pudieran trasvasarse al binomio pretendiente; las sociedades ya no son aquéllas sobre las cuales podía usar el dedo elector. Pregúnteselo nada menos que a Luiz Inácio Lula da Silva, que no pudo hacerlo a favor de Fernando Haddad y permitió así el triunfo de Jair Bolsonaro.
Es cierto que Alberto Fernández tiene buenas relaciones con casi todo el espectro económico y político del país y del extranjero, puesto que ha usado todas las camisetas (cavallismo, menemismo, duhaldismo, nestorismo, massismo y, ahora, cristinismo) con buenos modales, pero nadie come vidrio.
No basta para convencer al círculo rojo que se haya desmarcado de la gestión de Cristina a punto de criticarla, hasta hace muy poco, agriamente; nadie cree en su capacidad de influir sobre el temperamento natural de ella. Si la fórmula tuviera éxito, el comando estaría en manos de la viuda y volveríamos al “socialismo del siglo XXI”; los mercados lo saben y los precios de todos los activos argentinos –moneda, bonos, acciones, campos, industrias, inmuebles, etc.- se depreciarían a la velocidad del rayo y todos esos eventuales amigos perderían en consecuencia.
Tampoco olvidan que, como todos los jefes de Gabinete kirchneristas, padeció de una ceguera localizada que le impidió ver el trasiego de bolsos en el despacho presidencial y, en una muestra clara de su nueva conducta enumeró él mismo, en un reciente sincericidio, quiénes son los jueces que deberán cuidar sus espaldas para no ser convertidos inmediatamente en nuevos Alberto Nisman. ¿Se asustarán tanto los nombrados como para paralizar los juicios?
Además, conviene pensar que, a contramano de la historia del kirchnerismo, esto se produce a un mes largo de la fecha de cierre de las candidaturas; entonces, hasta que éstas se oficialicen, no es más que un amague exploratorio y la fórmula podrá cambiar, o invertirse, sin que a nadie asombre.
Ante la declinación de Felipe Solá y Agustín Rossi a sus respectivas postulaciones a la precandidatura y dado que ambos tenían parecida intención de voto que yo en los Estados Unidos, para no ser menos también desisto irrevocablemente de competir contra Donald Trump. En cambio, Daniel Scioli informó que sostendrá la suya, para legitimar una PASO de ese espacio político; no era cosa de dejar solo al binomio inversamente ungido.
Se especuló que el anuncio pretende preparar el terreno para un indulto. Me parece un disparate adjudicar el “patriótico renunciamiento” que Cristina escenificó el sábado a esta causa: de triunfar, siempre podría confiar en la generalizada cobardía o complicidad de los jueces para obtener la impunidad. Por otra parte, los juicios por los zafarranchos del kirchnerismo aún no han comenzado y el trámite de la etapa oral de cada uno se extenderá, como mínimo, más de dos años. Luego la Cámara Federal de Casación revisará cada fallo y, finalmente, éste irá a la Corte Suprema, que no tiene plazos para expedirse. En resumen, estamos a años de una sentencia definitiva que habilitara, en caso de resultar condenatoria, un perdón presidencial.
Para no abusar más de usted, terminaré recomendando al Gobierno convencerse de que se trata de una buena noticia, y que debe abstenerse de reaccionar con precipitación o realizar cambios en sus propias fórmulas electorales. Cristina Elisabet Fernández está buscando precisamente esto, y sería una inigualable torpeza permitirle que marque el paso del proceso.

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Traicioneros y corruptos |
Las redes sociales han desnudado el sistema político uruguayo. Ponen diariamente sobre el tapete informativo los diferentes actos de corrupción que se han sucedido a través de los tiempos, y descubren minuto a minuto que el andamiaje político todo ha traicionado el voto ciudadano.
Alta traición que se le debe encajar con fuertes razones al Frente Amplio, partido que llegó a la Presidencia de la República en ancas de una promesa ladina y malevolente de subsanar los desastres generacionales en que habían incurrido en reiteración y corrupción, por décadas, los partidos tradicionales.
Fue más de lo mismo. Se sucedieron los impuestos a todo trapo y los tarifazos de las empresas públicas; se gravaron escandalosamente los sueldos, pensiones y jubilaciones, y se llenó de funcionarios el Estado, nada menos que 60 mil personas más en un solo período de gobierno.
La deuda externa trepó a cifras impagables (70 mil millones de dólares).
Un millón de ciudadanos vive en condiciones deplorables. Las escuelas, pastores y curas villeros hacen maravillas para dar de comer a los niños, en tanto se denuncia el despilfarro persistente de los dineros públicos en la gestión de la presidencia de la república, legislativa, entes autónomos, banca oficial, ministerios e intendencias departamentales de todo el país.
Alta traición del Frente Amplio con la ciudadanía, que ha contado con la complicidad aviesa y silenciosa de los otros conglomerados políticos del país.
Todas las promesas fueron incumplidas. Fue, todo, más de lo mismo.
Resalta en la oposición más favorecida por las encuestas la bobada reiterada que califica en estos tiempos al Partido Nacional. Cual si fuese una gracia, se pelean los candidatos, -reminiscencia burlona a un pasado de gloria-, "y se van a las cuchillas", (¡qué gracioso!… ¿no?), exhibiendo ante la ciudadanía una bolsa de gatos de albañal, lastimados, que dejan hecho girones la bolsa y el partido político.
Blancos y Colorados en su tiempo, gastando a troche y moche, aplicaron fuertes gravámenes a los sueldos miserables que se pagan en el país, encerrona para hacerse de plata fácil y en bandeja. Nos refrerimos al IRPF y al IASS inconstitucional que insólitamente grava las jubilaciones.
Es oportuno recordar, igualmente, que en olvidadas épocas, segunda mitad del siglo XX, las jubilaciones y sueldos del Estado se pagaban a diez, quince y veinte días de vencido el mes.
El saludo entre los funcionarios públicos, sobre todo entre administrativos y docentes, era, textual: ¿sabés cuándo pagan?
Así pasaron los años. Siempre, de Herodes a Pilatos, y de Pilatos a Caifás.
Un teléfono fijo se conseguía solamente si tenías un político amigo, influyente. Para el común de los mortales, nunca había borne…
Los actos de corrupción existieron desde el despertar político del país. Es mafia de toda la vida. La prensa grande, diarios y televisión, subordinada siempre a los avisos oficiales y campañas publicitarias de los organismos estatales, -principalísima fuente de ingresos-, mantuvo a través de las décadas una política de autocensura sostenida y ominoso silencio.
Empalmaron la baraja, se repartieron el botín, y siguen repartiéndose el botín. Millones de dólares compraron ese silencio, y siguen comprando ese silencio. Las noticias ineludibles salían disfrazadas, y siguen saliendo disfrazadas.
Se amortigua imperceptiblemente el impacto contra la población con unos pocos cientos de pesos de aumento anual en jubilaciones, pensiones y salarios, en tanto los estipendios de los legisladores fueron trepando de legislatura en legislatura (la que se va fija los sueldos de la que viene) 360 mil pesos por mes actuales para los señores diputados, y 450 mil los sueldos de los señores senadores.
Durante ininterrumpidas décadas, que abarcan más de una centuria, el Estado estaba destinado a mantener todos los antojos de la clase política gobernante. El despilfarro de los dineros públicos ha ido destruyendo el país, comprometiendo pagos a los que deberán hacer frente las generaciones venideras. Han reventado el Uruguay con este cáncer continental del populismo que ha invadido el continente en las últimas décadas.
Las redes sociales desnudaron pues esa impunidad, al punto que la población está enterada perfectamente de la mala administración y derroche de los dineros del pueblo. El mismísimo “rey” está desnudo, travestido que creyó podía cubrirse internacionalmente de gloria con desvirtuados honores de galeno, y taparse con la piel del oso que todavía no cazó.
Ricardo Garzón |
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