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CEIBALITAS Y TABLETAS, por Ricardo Garzón
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Ceibalitas y tabletas |
Mucho se ha dicho y escrito sobre la decisión de la autoridades de la Educación, a instancias de la Presidencia de la República, de entregar a los escolares una computadora por alumno. Loable iniciativa que nació mal, debido a la pésima calidad del producto, que paulatinamente va siendo desechado por escolares y docentes.
Las máquinas, de origen chino, se rompen por el uso, sin perjuicio de que también se estropean por maltrato. Se apagan y no vuelven a prender.
Las teclas dejan de funcionar y, tal como está dispuesto, las máquinas van al LATU para su reparación. Puede pasar un año y más para que las arreglen, o simplemente para que los usuarios se enteren de que no tienen solución.
Hoy, en lugar de ceibalitas entregan tabletas, circunstancia que alienta que estos rudimentarios ordenadores se utilicen para jugar e insertarse en las redes sociales. Los maestros y profesores desesperan, dado que ya no pueden enseñar las aplicaciones que exigen los programas de informática (scratch, calc, writer, etcétera)
Recientemente, el Banco Mundial calificó el Plan Ceibal como "totalmente ineficaz para mejorar los aprendizajes de los niños en las áreas de matemática y lectura, en base a un estudio de los autores De Melo, Gioia, Alina Machado y Alfonso Miranda publicado en el año 2014".
Un par de semanas después, el Banco Mundial eliminó el párrafo anterior, y declaró que reconoce que el Plan Ceibal "es uno de los ejemplos a nivel mundial de cómo un programa puede llevar la tecnología a las aulas y ser un vehículo para acercar los maestros y profesores a soluciones innovadoras, con el objetivo de influir sobre aprendizajes para potenciarlos".
Como puede advertirse, mejor que opinen entonces los docentes que luchan a brazo partido para sacarle jugo a las ceibalitas, o bien los escolares que todavía las tienen en funcionamiento.
Ricardo Garzón |
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